Bad Bunny celebra identidad latina en su primera noche en el GNP
- El artista inauguró una serie de ocho conciertos con un espectáculo centrado en ritmos caribeños, narrativa cultural y agradecimiento al público mexicano
Ciudad de México, 11 de diciembre del 2025.- El Estadio GNP Seguros estalló anoche cuando la voz del sonido local anunció: “Benito, hijo de Benito, le decían Tito”. Con esa frase inició la primera de ocho presentaciones de Bad Bunny en la Ciudad de México, donde el artista puertorriqueño interpretó por primera vez en el país su álbum Debí tirar más fotos, un manifiesto de identidad latina que marcó el tono del espectáculo.
Desde el arranque, el boricua declaró su afecto por México. “Ustedes son la última ciudad que voy a visitar este año y eso no fue casualidad… ¡hay que cerrar el año en México!”, expresó ante un público que respondió con un rugido al escuchar los primeros acordes de Callaita.
Un concierto concebido como puente cultural
El intérprete abrió con La Mudanza, acompañado por el cuatro puertorriqueño, y presentó un repertorio que, en el primer tramo, privilegió la salsa, el danzón, el paso doble y los ritmos afroantillanos. La audiencia bailó en pareja y disfrutó una puesta en escena que enfatizó la conexión histórica entre Puerto Rico y México.
“Este show se trata de ustedes, de nosotros, de la unión de Puerto Rico con México y de América Latina”, afirmó. Con Nadie sabe, apoyado por trompetas del grupo Chuwi, reforzó el mensaje de orgullo caribeño que atraviesa su nuevo álbum.
Entre el público destacaron gadgets con forma de cámaras análogas —una referencia al concepto visual del disco— que iluminaban con distintos colores, sustituyendo las tradicionales pulseras luminosas.
La “Casita” y el giro hacia el perreo
Tras un primer segmento caribeño, apareció en pantalla “Concho”, la rana que acompaña al artista en esta gira. Desde allí, el cantante se dirigió a su “Casita”, la estructura central del escenario que generó polémica por obstruir parcialmente la vista de quienes estaban al frente.
Con Tití me preguntó, comenzó la transición hacia su catálogo más urbano. La pista se abrió y miles de asistentes pudieron acercarse a la Casita, donde el boricua interpretó Neverita, Me porto bonito y temas de su álbum YHLQMDLG, incluido Yo perreo sola. Ataviado ya con shorts, gorra y sudadera, inició el bloque de perreo y dembow.
Durante Efecto, el artista sufrió una caída desde la parte superior de la Casita, pero regresó de inmediato al ritmo sin mayores consecuencias.
Trap, plena y agradecimiento al público mexicano
El show avanzó hacia el trap con Diles, Mónaco y Chambea, y dio paso a Los Pleneros de la Cresta, agrupación puertorriqueña que colaboró en Debí tirar más fotos. Bad Bunny dedicó un mensaje de gratitud al público mexicano: “Gracias por aceptar nuestra música… los represento a ustedes también, a todo latino”.
El cierre incluyó El Apagón y la canción que da título a su más reciente producción, con una mezcla de merengue y salsa que combinó nostalgia y energía festiva.
Bad Bunny: del nicho del trap al fenómeno global
El puertorriqueño debutó en México en 2017 en el Pepsi Center, cuando el trap era un género de nicho. En pocos años pasó del Auditorio Nacional a llenar la Arena Ciudad de México en 2019 con el impulso de su primer álbum X100PRE.
La pandemia consolidó su influencia: su música conectó con una generación marcada por la incertidumbre y la soledad, mientras sus videos y discursos desafiaban estereotipos machistas. En 2022, con Un Verano Sin Ti, reforzó un mensaje de orgullo latino y llenó dos veces el Estadio Azteca.
Hoy, Bad Bunny regresa como uno de los artistas más influyentes del mundo y el primer hispanohablante nominado al premio mayor de los Grammy. Su álbum DTMF aborda temas como gentrificación, colonialismo y apropiación cultural, consolidando su evolución del trap al pop latino y de la imagen de nicho al fenómeno global.
