La paz mundial es frágil: Dag Nylander
Ciudad de México, 15 de septiembre de 2025.- Conflictos pequeños en este mundo globalizado pueden expandirse y crear enfrentamientos grandes que pueden tocar a todo el planeta, alertó el embajador de Noruega en México, Dag Nylander.
Es importante que el orbe esté en armonía, que disminuya el tráfico de drogas, se reduzca la migración incontrolable, que haya menos enfermedades y tráfico de armas, puntualizó al ofrecer una conferencia magistral en el foro universitario Primera Semana Nacional de Cultura de Paz. Sembramos diálogo, cosechamos paz, organizado por la UNAM.
Hoy es fundamental pensar en ello, pues en Europa tenemos una guerra con el ataque de Rusia a Ucrania, una afronta a todo lo que hemos trabajado en el multilateralismo, el respeto a otras naciones, el derecho internacional, etcétera. Más que nunca es esencial la labor que México y Noruega realizan en la búsqueda de nuevas maneras de asegurar que el sistema multilateral funcione.
De hecho, prosiguió, México ha tenido un liderazgo significativo en esta línea junto con Noruega y otros países para que Naciones Unidas y el sistema multilateral puedan reformarse, ser más eficaz y responder mejor a los desafíos que tenemos en el orbe y, lamentablemente, con guerras peligrosas en diversas partes.
La situación es difícil, la paz mundial es frágil, hay más conflictos, muertos y heridos, y mayor sufrimiento. Eso es delicado por sí mismo, pero con el agravante de que el sistema internacional está bajo presión y existen riesgos; veremos guerras más graves, con consecuencias complicadas, por eso es trascendental que sigamos trabajando, México y Noruega junto con Naciones Unidas y los demás países para crear paz y mantenerla, expresó.
Si bien un acuerdo de paz es algo escrito en un papel, su implementación requiere hacerlo realidad. Sabemos que ese es un desafío en todos los ámbitos, apuntó el diplomático.
El especialista en resolución de conflictos, en particular en las negociaciones que condujeron al pacto de paz en Colombia entre el Estado y la guerrilla, resaltó la dificultad de iniciar un proceso de paz “y llevar a la gente, de dos o más partes en conflicto, a una mesa garantizando su seguridad física y jurídica, y convencerla para que tomen la decisión de optar por el diálogo en lugar de una lucha armada”.
Abundó que la implementación de un acuerdo –el cual muchas veces está hecho entre las élites con el apoyo del gobierno y del pueblo, entre otros actores– depende del nivel de soporte que tenga el proceso. Cuando se busca materializar estos compromisos plasmados en papel, “las partes enfrentan una realidad política complicada”.
Rara vez se ve a las mujeres en las mesas de negociación, en varias ocasiones estos actos son presididos por hombres, lo que constituye una muestra de la sociedad y de los altos niveles del gobierno donde todavía, en la mayoría de los países, sus integrantes son varones, al igual que en las fuerzas armadas y en las guerrillas.
Sin embargo, “nosotros, desde el punto de vista de mediador o facilitador, tratamos de escuchar a las mujeres que lleguen a las mesas de diálogo”.
Destacó que el trabajo de un negociador de paz debe ser imparcial, pero no neutral. En Colombia, durante las negociaciones entre el Estado colombiano y las FARC, en 2016, la labor fue mostrar al grupo guerrillero -por medio de hechos y de nuestra actuación- que podían confiar en nuestro manejo imparcial y estricto entre las partes en conflicto, “y con ello obtener simpatías o antipatías”.
Cuando en Colombia surgió el tema de secuestros, agregó, “tuvimos públicamente una voz clara en la mesa de negociaciones sobre esa inaceptable práctica. Entonces, nuestra participación es imparcial, no neutral en temas importantes”.
Son muchas las lecciones que pueden aprenderse de un proceso de negociación de paz exitoso, como el de esa nación latinoamericana en 2016; sin embargo, ello no depende de nosotros sino de las partes, del pueblo de ese país.
En estos procesos de pacificación, puntualizó, se debe entrar con humildad y evitar que las partes esperen que la solución provenga de fuera, pues emana del interior del país, por eso es que llevan su tiempo. “En Colombia, con mucha paciencia, trabajamos por más de cinco años, con pasos pequeños y grandes retrasos, y así continuamos hasta alcanzar el acuerdo”.
Recordó que el inicio de los trabajos de Noruega en tiempos modernos fue en Centroamérica, en particular en Guatemala, donde estuvimos apoyando la pacificación. Reconoció el papel de México en asuntos de paz, multilateralismo, apoyo a Naciones Unidades, etcétera, en particular en esta región.
Más adelante, señaló que es de resaltar esta iniciativa de la Universidad Nacional, en la que participan sus diferentes programas universitarios, estudiantes e investigadores, y la manera de tratar y sistematizar las áreas que intervienen en este este tema. “Felicito a la UNAM y a sus estudiantes interesados en estos asuntos de cultura de paz”.
Son los jóvenes quienes deben contribuir y tomar su espacio en el ámbito de la cultura de paz, ser activos en la sociedad, pero también en partidos políticos, en las universidades, etcétera, “deben estar presentes por todos lados y alzar su voz para crear una sociedad pacífica y con participación real”, finalizó.
Con información de: unam