La izquierda, a consulta: el petrismo da el primer paso para construir una campaña sin Petro en el tarjetón
Ciudad de México, 11 de julio de 2025.- “En 2022 teníamos a una persona con un liderazgo absolutamente consolidado; ahora entramos en un periodo de transición”, dice la senadora María José Pizarro para definir el momento que vive el Pacto Histórico, la coalición de partidos de izquierda que sirvió de base para llevar a Gustavo Petro a la Presidencia. La consulta interna que ese movimiento ha anunciado para elegir en octubre a su aspirante presidencial será tan solo el primer paso de una campaña muy distinta a la que armaron hace cuatro años, cuando Petro fue la fórmula de principio a fin. Sin él en el tarjetón y conscientes de que la tracción será menor, ahora están abiertos a que la carta que al final se jueguen no sea necesariamente del Pacto ni petrista purasangre. Pero no quieren imposiciones.
El propósito del Pacto es hacer una consulta entre sus militantes el 26 de octubre para elegir a un candidato o candidata propia de la izquierda, que salga a medirse, a su vez, en otra consulta en marzo del año entrante, como parte de una coalición que denominan “frente amplio”. En esta última participarían aspirantes de partidos que no sean de izquierda, pero que compartan la idea de una continuidad general de las políticas del gobierno Petro. Si el aspirante del Pacto pierde, se compromete a hacerle campaña al ganador.
La idea de un solo partido
La primera medida que quiere implementar el petrismo para 2026 es arreglar su propia casa. Hoy el Pacto Histórico no es formalmente un partido, sino una coalición. Sus integrantes acordaron fusionarse y volverse una sola fuerza en la que todos los militantes se rijan por los mismos estatutos y el mismo ideario progresista y de izquierda. Hasta ahora está previsto que esa fusión la hagan los partidos Polo Democrático, la Colombia Humana, la Unión Patriótica y el Comunista, que perderían su personería jurídica (es decir, legalmente desaparecerían) en aras de darle vida al Pacto único partido.
La primera decisión jurídica que esperan es que el Consejo Nacional Electoral (CNE) les apruebe la solicitud de fusión que hicieron hace unas semanas, para así comenzar una campaña de afiliación masiva que esperan que “sobrepase las 500 mil personas”, dice Carlos Alberto Benavides, presidente del Polo.
La consolidación de un partido también es clave tanto si siguen siendo gobierno como si pasan a la oposición después de las elecciones del 2026, pues evita dispersiones a la hora de actuar en el Congreso, donde apuestan por una bancada que supere sus actuales 20 senadores. Es allí donde se sentirá uno de los principales cambios frente a 2022, pues los candidatos que aparecerán en las listas de Senado y Cámara serán elegidos por votación en la consulta de octubre, y no por negociación interna. Eso es sustancial porque, al menos en el papel, la composición de esas listas, sobre todo la del Senado, ya no pasaría principalmente por Petro, en busca de una mayor democracia interna. Aunque la fuerza o debilidad del presidente en 2026 seguirá siendo determinante, ya que la lista será cerrada y por ende se votará más por el proyecto del petrismo al Congreso que por lo que proponga cada candidato o candidata de forma individual.
La fusión también tiene consecuencias para la consulta presidencial porque los candidatos que participen deberán ser militantes del nuevo partido. “Lo que estamos haciendo no es solo pensando en las elecciones de 2026. Ya hicimos en 2022 un trabajo con el presidente Petro y su figura, pero es hora de empezar a generar colectividad. Ya no somos pequeñas minorías de oposición, sino un partido que tiene la experiencia de la Presidencia. Los que vengan ahora tienen que ser Pacto y cumplir”, dice Susana Muhamad, exministra de Ambiente de Petro y precandidata presidencial.
Por eso, hasta ahora los únicos precandidatos que van fijos a la consulta provienen de esas filas. Además de Muhamad, están el exsenador y exdirector del Departamento de Prosperidad Social Gustavo Bolívar, la senadora María José Pizarro y la exministra de Salud Carolina Corcho. Pero están abiertos a otros jugadores. En el Polo le vienen insistiendo al senador Iván Cepeda, quien por sus denuncias llevó al expresidente Álvaro Uribe al juicio que está por fallarse; y directivos del Pacto se han sentado a conversar con el exgobernador de Nariño Camilo Romero y el exalcalde de Medellín Daniel Quintero.
Ninguno parece una ficha fija. Romero, que quedó de tercero en la consulta con Petro en 2022, le ha dicho a este diario que tiene como horizonte la consulta del frente amplio en marzo por una razón práctica: le da más tiempo para armar una campaña, pues apenas volvió hace unos meses de Argentina, donde era embajador: “Llegué al país y me propusieron una consulta en octubre; no es el momento”.
Quintero, recién imputado por la Fiscalía en un caso de supuesta corrupción cuando fue alcalde, tiene congresistas amigos en el Pacto, pero está pendiente de una decisión jurídica que pueda revivir a su partido, Independientes, según una fuente de su círculo cercano. Eso le daría holgura para moverse hasta marzo a un político que desde hace años viene construyendo un proyecto propio y que nunca ha militado en la izquierda. Como Romero, en todo caso, corre el riesgo de quedarse por fuera del Pacto y sin un partido propio que lo avale, aunque Colombia es tierra fértil para cosechar un aval en cualquier momento.
El Pacto dará a conocer el 19 de julio, en una convención nacional, los requisitos para quienes quieran participar en las primarias de octubre. De quienes finalmente compitan dependerá, por ejemplo, la fuerza con la que salga el Pacto a pelear la Presidencia. Con Petro, la consulta en 2022 fue la más votada y rozó los seis millones de votos, un número que, sin él, es difícil de alcanzar en esta ocasión. La más reciente encuesta de intención de voto, de la firma Guarumo, muestra en todo caso que la del Pacto volvería a ser la más votada (25,8%), por encima de hipotéticas consultas de los candidatos de la derecha del Centro Democrático (18,9%) y de los del centro (14,6%), aunque todo indica que estos no las harán.
El ganador o ganadora de la consulta también marcará el rumbo. Guarumo ratifica lo que vienen concluyendo otras encuestadoras: que Gustavo Bolívar lleva la delantera (29,2%). Petro ya le dijo a Bolívar que no lo ve como un candidato que pueda hacerse viable atrayendo a sectores de centro. Y aunque eso no tumbó la posibilidad de hacer consulta, sí fortaleció la idea de que quien la gane debe ir a medirse en el frente amplio para armar una coalición que involucre a figuras de centro que den chance de disputar la Presidencia con una base social y partidista más amplia. Es ahí donde queda mucho más abierta la posibilidad de que Petro intervenga.
Un frente amplio sin mayores definiciones
El panorama del frente amplio es aún muy borroso, comenzando por el abanico de candidatos que competirían con el ganador de la consulta del Pacto. Podrían entrar Romero y Quintero, y en el petrismo esperan que lo hagan el exsenador Roy Barreras, dos exministros de Petro, Luis Gilberto Murillo y Juan Fernando Cristo, y el exalcalde de Santa Marta Carlos Caicedo (que perdió en una consulta ante Petro en 2018).
El papel que decida jugar Barreras es importante porque en la campaña de 2022, tras ser uribista y santista, se la jugó por Petro y fue clave en las alianzas que este hizo con sectores tradicionales para ganar la Presidencia, y luego como presidente del Congreso para aprobar reformas en el primer año de gobierno. Tiene partido propio y, aunque no respondió a las preguntas de EL PAÍS, ha dicho que de lanzarse lo haría como una opción de centro. Hoy, alejado del proceso que adelanta el Pacto y por fuera de la izquierda, tiene un discurso afín al Gobierno que habla de unidad y engrana con el interés de Petro de posicionar una candidatura con una capacidad amplia de convocatoria, que es lo que el presidente no ve en Bolívar.
No todos en el Pacto, sin embargo, toman el rechazo de Petro a Bolívar como un mensaje contra cualquier aspirante de izquierda. “El presidente no es reacio a que sea una persona del progresismo la que lidere”, dice la precandidata Pizarro. “Lo que ha dicho de forma reiterada es que la candidatura del Pacto debe ser dialogante. No puede dividir internamente”. El lío, al menos hoy, es que aparte de Bolívar, que marca el 10,5% en la competencia general, según Guarumo, no parece gestarse otra candidatura de izquierda a la que le vaya bien en las encuestas: Pizarro tiene el 3,2%; Corcho, el 2,7%; y Muhamad, el 1,7%.
Petro se ha mostrado leal a sus consignas, pero el pragmatismo lo ha llevado a rodearse este último año de un círculo lejano a la izquierda, que comienza por el ministro del Interior, Armando Benedetti (con una trayectoria similar a la de Roy Barreras), que genera resistencia en sectores del Pacto como el de Muhamad, quien concluye: “Yo diría, haciendo un llamado a la lógica política que le aprendí a Petro, que siempre hay que confiar en el pueblo. Estamos haciendo un proceso democrático. Es ingenuo decir que la opinión de Petro no tendrá un peso específico, pero va a jugar en un escenario democrático en el que jugamos todos”. Sin Petro en el tarjetón y con miras a armar un proyecto de largo plazo, en el Pacto hay quienes buscan que él no sea una voz impositiva, sino que también entre a escuchar.
Con información de: El País