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Charlas de taberna | Sayra Peralta: pitcher que desafía el silencio y límites | Por: Marcos H. Valerio

En el pequeño pueblo pesquero de El Rosario, donde el mar dicta el ritmo de la vida, Sayra Peralta Valladolid aprendió a escuchar el mundo de una manera distinta. Sorda desde nacimiento, a los ocho años encontró en el béisbol no solo un deporte, sino un lenguaje universal que le permitió gritarle al mundo quién es.

Hoy, a sus 22 años, la pitcher de los Osos Naranja no solo ha desafiado los prejuicios de género y discapacidad, sino que ha llevado su talento hasta Taiwán, donde dejó boquiabiertos a los asiáticos, ya que este deporte tiene décadas practicándose en este continente. Ahora, sueña con brillar en Tokio el próximo año.

“El béisbol me dio voz”, parece decir Sayra con cada lanzamiento, aunque no pronuncie palabra alguna. Hija de pescadores, creció entre redes y el olor a sal, en un entorno donde el esfuerzo diario era la norma.

Desde niña, su brazo derecho se convirtió en su carta de presentación. En los diamantes polvorientos de su natal Baja California Sur, Sayra se enfrentaba a niños y hombres que, al principio, la miraban con incredulidad.

“¿Una niña sorda como pitcher?”, pensaban. Pero bastaba un lanzamiento suyo, rápido y preciso, para que la admiración reemplazara las dudas.

Su talento la llevó a los Osos Naranja, un equipo que la ha visto crecer y que le abrió las puertas al escenario internacional.

En 2024, Sayra representó a México en Taiwán, donde su presencia en el montículo dejó boquiabiertos a los espectadores.

“En el cuadro hay mujeres, pero como pitcher, soy una rareza”, cuenta con una sonrisa, según relata Andrea Vélez, directora Olmeca, fundación encargada de promover el béisbol entre grupos vulnerables de manera gratuita. Además, una de las encargadas de difundir su historia. Donde nació el equipo de sordos béisbol México.

En Taiwán, los aficionados no podían apartar la mirada de esta joven que, con cada strike, desafiaba las expectativas y demostraba que el talento no conoce barreras.

Asimismo, en México, su impacto es igual de poderoso. Durante un curso de verano en Oaxaca, los Guerreros detuvieron las actividades para que los niños vieran a Sayra lanzar.

“Es una inspiración”, dice Andrea, quien destaca cómo la joven ha roto estereotipos en un deporte dominado por hombres.

“Los niños la veían con ojos de asombro, como si estuvieran frente a una superheroína”. Y no es para menos: Sayra no solo juega contra hombres, sino que los supera, demostrando que la fuerza, técnica y precisión no tienen género.

Además, del equipo de sordos Sayra ha representado a Baja California en torneos de béisbol femenino a nivel nacional con equipos oyentes.

El camino hacia el Mundial de Tokio 2026 no es sencillo. Sayra y sus compañeros de los Osos Naranja, junto a otros 25 jugadores de toda la República, se preparan intensamente en juegos de exhibición en Oaxaca, Tlaxcala, Zumpango y Veracruz.

En la Ciudad de México, los entrenamientos se realizan en la Liga Olmeca, que ha cedido un espacio para la oficina del equipo y, por primera vez, incluyó a los jugadores en el torneo de la temporada 2024-2025.

Los jugadores foráneos, como Sayra, entrenan en sus ciudades natales, llevando su pasión a cada rincón del país.

Pero detrás de cada lanzamiento hay una lucha silenciosa. Andrea Vélez explica que los recursos para financiar los viajes, entrenamientos y operaciones del equipo provienen principalmente de patrocinadores de la sociedad civil.

“No tenemos apoyo de grandes empresas ni del gobierno. Todo es a pulso”, asegura.

En 2023, los Diablos Rojos invitaron al equipo a un entrenamiento en el emblemático estadio Alfredo Harp Helú y donaron jerseys y pelotas para una rifa que ayudó a recaudar fondos. Cada peso cuenta, y cada esfuerzo refleja la determinación de estos jugadores por poner el nombre de México en alto.

En su paso por Taiwán en 2024, Sayra no solo dejó huella en el diamante, sino que captó la atención de directivos coreanos que, impresionados por su talento, quisieron ficharla para un equipo internacional. Sin embargo, el único obstáculo fue la barrera del idioma: Sayra utiliza la lengua de señas mexicana, distinta a la internacional, que varía como cualquier idioma hablado, con sus propias estructuras y matices, similar al inglés o al francés.

“La lengua de señas no es universal, es como un idioma más, y eso fue lo que impidió que se concretara la oferta”, explica Andrea Vélez, encargada de difundir su historia. Pese a esta limitación, el interés de los coreanos subraya el impacto global de Sayra, cuya destreza como pitcher trasciende fronteras y desafía cualquier expectativa.

Sayra, con su mirada firme y su brazo incansable, no solo lanza pelotas; lanza un mensaje al mundo. En cada juego, en cada strike, demuestra que las limitaciones son solo un eco lejano cuando se tiene el corazón en el diamante.

Mientras se prepara para Tokio, esta joven de El Rosario sigue siendo un faro de inspiración, recordándonos que el verdadero talento no se mide por lo que se escucha, sino por lo que se logra. En el béisbol, como en la vida, Sayra Peralta es una jugadora sin límites.

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