69 % de los mexicanos busca alimentos que mejoren su digestión y 67 % su función cognitiva
Ciudad de México, 14 de julio del 2025.- Lo que antes se decía como metáfora hoy se confirma con datos: la comida puede ser medicina. Una nueva generación de consumidores mexicanos está tomando decisiones alimenticias no solo por sabor o conveniencia, sino por su impacto directo en la salud física y mental. La tendencia global conocida como «food as medicine» se ha instalado en el país, y cada vez más personas compran frutas, verduras y alimentos frescos con la intención de mejorar su digestión, su concentración o su sistema inmune.
Según el más reciente reporte de Veggies From Mexico, el 67 % de los consumidores busca alimentos que beneficien su función cognitiva, mientras que el 69 % elige productos que apoyen la salud intestinal. Estas cifras se alinean con una mayor conciencia nutricional, pero también con una necesidad concreta: prevenir enfermedades que, en muchos casos, están directamente relacionadas con una dieta deficiente.
La salud intestinal y mental empieza en el mercado
En México, la situación es crítica. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Salud Pública, casi 2 millones de personas fueron diagnosticadas con enfermedades infecciosas intestinales en el último año. Al mismo tiempo, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) muestra que las compras de frutas, legumbres y cereales integrales han aumentado en más de un 12 % en hogares urbanos, una cifra que refleja cómo el consumidor mexicano está dando un giro hacia lo saludable.
A esto se suma la influencia de estudios internacionales que refuerzan el vínculo entre microbiota intestinal y salud mental. Investigaciones publicadas por la Universidad de Chicago y Mount Sinai en Nueva York revelan que las dietas bajas en fibra y ricas en procesados no solo deterioran el sistema digestivo, sino que reducen la diversidad bacteriana necesaria para funciones cerebrales óptimas. En contraste, alimentos frescos ricos en fibra, probióticos naturales como el yogurt sin azúcar o el kéfir, así como frutas ricas en polifenoles —como las moras, el aguacate o el plátano—, pueden mejorar el estado de ánimo, la memoria y la capacidad de concentración.
Oportunidad para chefs, marcas y políticas públicas
En este contexto, chefs, restaurantes y supermercados comienzan a reaccionar. Algunos menús ya destacan platos que «benefician la digestión» o «mejoran la energía cerebral». Supermercados de nicho incluyen etiquetas que indican los beneficios funcionales de frutas y verduras. Y los expertos aseguran que estamos apenas al inicio de esta transformación.
“Es una oportunidad para todo el ecosistema alimentario: productores, cocineros, comerciantes. Pero también es una responsabilidad. No basta con decir que algo es saludable; hay que demostrarlo con ingredientes frescos y reales”, comenta el nutriólogo Gerardo Rodríguez, especialista en salud intestinal.
El reto para el sector es traducir esta conciencia en productos accesibles, bien informados y disponibles para más personas. Si bien el consumidor urbano con poder adquisitivo ha sido el primero en adoptar esta filosofía, organizaciones como la FAO y el IMSS han comenzado a promover políticas públicas que vinculan el acceso a productos frescos con la prevención de enfermedades crónicas.
La frase «que tu medicina sea tu alimento» nunca había tenido tanto sentido. En un país donde los costos de salud pública por enfermedades digestivas y metabólicas se disparan, y donde millones padecen malnutrición o sobrepeso, comer mejor ya no es una recomendación: es una urgencia.
Con información de: https://www.eleconomista.com.mx/