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¿Por qué Magdalena, Jalisco enamoró a Guillermo del Toro? Lo que no te puedes perder

Ciudad de México 18 de mayo de 2025.- En el corazón de Jalisco, más allá de los paisajes agaveros y no muy lejos de la ciudad de Guadalajara, se esconde un tesoro que ha cautivado a uno de los cineastas más visionarios de nuestro tiempo: Magdalena, Jalisco. Este encantador pueblito con su atmósfera tranquila y rica historia, ha dejado una huella imborrable en el imaginario de Guillermo del Toro, y con justa razón. Aquí te contamos más sobre este rinconcito jalisciense.

Un viaje en el tiempo entre ópalos y leyendas
Las raíces de Magdalena se hunden profundo en la historia prehispánica, un pasado donde era un centro vital de encuentro y hogar para culturas ancestrales. Su nombre actual, un eco de la colonia, nos cuenta solo una parte de su larga trayectoria. Caminar por sus calles es como viajar en el tiempo, con sus casas de fachadas coloridas y su imponente templo que domina el paisaje.

Pero si algo distingue a Magdalena, además de su calidez y hospitalidad, es su estrecha relación con el fascinante mundo de los ópalos. Las minas cercanas han sido durante siglos una fuente de estas gemas iridiscentes, atrayendo a artesanos y comerciantes. No te pierdas la oportunidad de visitar algún taller local, donde podrás admirar la belleza de los ópalos en bruto y transformados en auténticas joyas. ¡Quizás encuentres un recuerdo único de tu visita!

Qué vio Guillermo del Toro en Magdalena Jalisco
La conexión de Guillermo del Toro con Jalisco es profunda. Es fácil imaginar cómo la atmósfera mágica y la rica tradición oral de este pueblo pudieron resonar con su sensibilidad artística. Sus películas a menudo exploran mundos fantásticos imbuidos de una belleza oscura y melancólica, elementos que se pueden percibir en la quietud de Magdalena y en las historias que sus habitantes comparten.

Quizás fueron las antiguas leyendas que aún se susurran en las noches estrelladas, o la belleza agreste de los paisajes circundantes lo que inspiró al creador de «El Laberinto del Fauno». Lo cierto es que su recomendación ha puesto a Magdalena en el mapa de los viajeros que buscan experiencias auténticas y lugares con un encanto especial.

Magdalena se encuentra aproximadamente a una hora y media en coche desde Guadalajara. Puedes rentar un auto o tomar un autobús desde la central camionera.

Dónde hospedarte
El pueblo cuenta con algunas opciones de hospedaje acogedoras, pero te recomendamos considerar opciones de hospedaje en el Pueblo Mágico de Tequila o en la ciudad de Guadalajara.

Qué hacer

  • Explorar el centro histórico: admira la arquitectura, visita el templo y relájate en la plaza principal. No olvides recorrer la Parroquia El Señor Milagroso donde se encuentra una de las grandes historias de la región. Y es que se dice que en 1671 la imagen de El Señor Milagroso sudó sangre en presencia de toda la comunidad, hecho que quedó escrito en los libros parroquiales y generó un parteaguas en la historia de Magdalena.
  • Descubrir los talleres de ópalos: aprende sobre el proceso de extracción y pulido, y quizás adquieras alguna pieza única.
  • Aventurarte en la naturaleza: los alrededores ofrecen paisajes ideales para caminatas y disfrutar del aire fresco.
  • Probar la gastronomía local: no te pierdas los platillos tradicionales jaliscienses en los restaurantes del pueblo. Aprovecha la oportunidad para probar un tesoro culinario que aún perdura en la región llamado «panile«, una bebida prehispánica a base de cacahuate, chile y semilla de calabaza, de consistencia ligera y sabor complejo, ideal para acompañar tubérculos cocidos.
  • Mejor época para visitar: la primavera y el otoño ofrecen un clima agradable. Evita la temporada de lluvias del verano si prefieres actividades al aire libre.
    La historia del pueblito de Magdalena en Jalisco
    Imagina una laguna serena, hogar de los tecuexes, grupo étnico de la cultura chichimeca que habitaban principalmente en la región de los Altos de Jalisco en la época precolombina. En su corazón, dos islas emergían como pilares de su mundo, siendo Atitic la mayor de ellas. Este era su epicentro, su lugar de arraigo.

Pero la historia dio un giro con la llegada de los españoles. Encontraron ya establecida una población con un nombre que evocaba la belleza natural: Xochitepec, o «monte florido,» como se interpretaba de sus raíces Juchitepeco o Xochiteptque. Esta tierra pertenecía al señorío de Etzatlán, gobernado con astucia y valentía por Goaxicar, un líder indígena de notable talento e influencia.

Con información de: México Desconocido

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