- La actriz y activista murió a los 91 años tras una vida marcada por la fama mundial, la polémica y la defensa de los animales
Ciudad de México, 28 de diciembre del 2025.- La actriz francesa Brigitte Bardot falleció este domingo a los 91 años de edad, dejando un legado que trascendió ampliamente el ámbito cinematográfico para convertirse en un símbolo cultural de libertad, sensualidad y ruptura de convenciones en la segunda mitad del siglo XX.
Reconocida a escala mundial por su carisma y espíritu indomable, Bardot participó en cerca de medio centenar de películas y marcó una época al imponer un estilo de vestir sencillo y provocador que influyó en generaciones. Su imagen quedó asociada de manera indeleble a Saint-Tropez, en Francia, y a Buzios, en Brasil, destinos que adquirieron proyección internacional gracias a su presencia.
El presidente de Francia lamentó su fallecimiento a través de redes sociales, donde destacó que “sus películas, su voz, su fama deslumbrante, su rostro convertido en Marianne y su pasión por los animales hicieron de Brigitte Bardot una encarnación de la libertad”. Añadió que el país despide a “una leyenda del siglo con un resplandor universal”.
Bardot irrumpió de forma contundente en el cine en 1956, a los 22 años, con Y Dios creó a la mujer, filme dirigido por su entonces esposo, Roger Vadim. La célebre escena en la que baila descalza sobre una mesa escandalizó a la sociedad francesa de la época, aunque la consagró internacionalmente, especialmente en Estados Unidos. Su imagen contribuyó a la liberación sexual de una sociedad aún marcada por fuertes rigideces morales.
Intelectuales como Simone de Beauvoir subrayaron el impacto cultural de la actriz, al considerarla una figura que desafiaba deliberadamente los artificios tradicionales de la feminidad y actuaba conforme a su voluntad. Para la periodista y biógrafa Marie-Dominique Lelièvre, Bardot fue “el ídolo de toda una generación de mujeres y una referencia fundamental”.
La notoriedad, sin embargo, tuvo un alto costo personal. Perseguida de manera constante por fotógrafos, la actriz perdió toda privacidad, incluso durante el nacimiento de su único hijo en 1960, experiencia que más tarde describió como traumática. A lo largo de su vida contrajo matrimonio en cuatro ocasiones y mantuvo una relación compleja con la fama que ella misma ayudó a construir.
En 1973, con apenas 38 años, Bardot decidió retirarse abruptamente del cine, cansada del desgaste de la celebridad. A partir de entonces inició una segunda etapa centrada en la defensa de los animales, causa que impulsó de manera pionera y que institucionalizó en 1986 con la creación de su propia fundación. Su activismo, particularmente contra la tauromaquia, le otorgó una nueva visibilidad pública.
Con el paso del tiempo, su figura también quedó envuelta en controversia por declaraciones políticas y sociales que derivaron en múltiples condenas judiciales por incitación al odio racial. En la última etapa de su vida expresó simpatías por la extrema derecha francesa y emitió opiniones que generaron amplio rechazo.
Brigitte Bardot deja una herencia compleja y contradictoria: la de una mujer que redefinió los códigos de la feminidad, transformó el cine europeo, impulsó causas ambientales antes marginales y protagonizó debates que reflejan las tensiones culturales de su tiempo.
