Descubre la exposición “Colibríes de México, joyas voladoras” en el Centro de Conservación de la Vida Silvestre de Chapultepec
- La exposición “Colibríes de México, joyas voladoras” estará abierta al público desde diciembre a marzo, en un horario de 10:00 a 15:00 horas.
- Existen alrededor de 335 especies de colibríes, de las cuales 59 se distribuyen en México y 19 de ellas en nuestra ciudad.
Ciudad de México 13 de diciembre de 2025.-La Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México, a través de la Dirección General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre (DGZCFS), inauguró de la exposición “Colibríes de México, joyas voladoras”, una compilación fotográfica de la obra homónima del Biól. Daniel Garza Tobón, una de las investigaciones más completas e inéditas realizadas sobre estas emblemáticas aves nacionales.
La Biol. Adriana Fernández Ortega, directora general de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre, junto con el autor de la obra, acompañados del MVZ Alberto Olascoaga Elizazrraráz, director del Centro de Conservación de la Vida Silvestre (CCVS) de Chapultepec, y del Biol. Humberto Berlanga García, Coordinador de la Iniciativa para la Conservación de las Aves de América del Norte (ICAAN o NABCI por sus siglas en inglés, North American Bird Conservation Initiative), realizaron la presentación del libro en el auditorio educativo del CCVS Chapultepec, además de la inauguración de la exposición fotográfica.
La directora Fernández remarcó que “México es uno de los países con mayor riqueza de colibríes en el mundo, con cerca de 59 especies documentadas, de las cuales entre 15 son endémicas. Este patrimonio natural, sin embargo, se encuentra bajo presión: amenazas como la pérdida y fragmentación del hábitat, el cambio climático, la disminución de flores nativas y el uso de pesticidas han colocado a varias especies en riesgo”, entre ellas la coqueta de atoyac, endémica de Guerrero y considerada críticamente amenazada.
La exposición, alojada en el Museo Interactivo de la antigua estación del trenecito del CCVS Chapultepec, invita al público a conocer la ecología y la belleza de los colibríes. La pueden visitar en los siguientes meses, de diciembre a marzo, en un horario de 10:00 a 15:00 horas. Además, este centro de conservación, antes conocido como zoológico, también funciona como un hábitat urbano que provee alimento y refugio para diversos colibríes visitantes, convirtiéndose en un sitio donde la educación y la conservación se entrelazan.
“Colibríes de México, joyas voladoras” reúne más de 300 fotografías nunca antes publicadas y presenta por primera vez el registro conjunto de las 59 especies de colibríes del país, más una propuesta por el propio autor. Resultado de más de tres décadas de recorrido, observación científica y documentación, el libro ofrece una aproximación única: no sólo describe morfología y rangos de distribución, muestra hábitats, nidos, dimorfismos, flores visitadas, comportamientos, mapas actualizados con miles de registros y elementos culturales asociados a estas aves. La obra refleja la vocación de Garza Tobón, quien desde su formación como biólogo ha dedicado su vida a la comprensión de los colibríes, convirtiéndose en uno de los mayores especialistas y divulgadores de su conservación.
Esta exposición es una oportunidad para recordar que los colibríes, además de ser polinizadores esenciales, han sido símbolos profundamente arraigados en la identidad cultural mesoamericana. Considerados guerreros, mensajeros y portadores de buenos deseos, se creía que las almas de los difuntos regresaban en forma de colibrí para visitar a quienes amaron. Hoy, esa dimensión espiritual se une al conocimiento científico para impulsar respeto y acciones de conservación.
Con acciones como esta, el Gobierno de la Ciudad de México, encabezado por Clara Brugada Molina, a través de los Centros de Conservación de la Vida Silvestre, continúa promoviendo jardines polinizadores, espacios libres de pesticidas y programas educativos que acercan a la ciudadanía al cuidado de estas especies, permitiendo verlas de cerca, aprender sobre ellas y participar activamente en su protección mediante prácticas responsables que pueden replicarse en hogares, escuelas y comunidades.
