Zacualpan y su Mezcal: un legado que trasciende generaciones
Ciudad de México, 26 de noviembre de 2025.-El mezcal de Zacualpan, en el sur del Estado de México, constituye uno de los patrimonios culturales más representativos de la región. Su historia, forjada a través de generaciones de trabajo artesanal, se enaltece con la reciente obtención de la Denominación de Origen (DO) otorgada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Este reconocimiento no solo certifica la calidad del destilado, sino que también dignifica el esfuerzo de las comunidades que han preservado esta tradición durante siglos.
La declaratoria, alcanzada tras casi nueve años de gestiones, estudios técnicos y revisiones especializadas encabezadas por instituciones académicas como el Instituto Politécnico Nacional (IPN), confirma que el territorio mexiquense reúne las condiciones ambientales, biológicas y socioculturales necesarias para sostener una producción mezcalera auténtica, estrechamente vinculada con su entorno natural y la identidad de sus habitantes.
Para Zacualpan, el mezcal trasciende la categoría de producto agrícola: es un símbolo que refleja la historia de su gente, la relación íntima con la tierra y la permanencia de técnicas artesanales que han resistido el paso del tiempo. Hornos de tierra, molienda manual del agave, fermentación natural y doble destilación son prácticas que representan la sabiduría heredada de generaciones, asegurando que la esencia del mezcal permanezca intacta. Cada botella contiene no solo un destilado, sino también memoria, esfuerzo y orgullo comunitario.
La Denominación de Origen actúa como un escudo que protege estos saberes y brinda seguridad jurídica a los productores locales, evitando el uso indebido del nombre “mezcal de Zacualpan” por terceros ajenos a esta tradición. Además, abre la puerta a nuevas oportunidades: mejores condiciones de comercialización, acceso a mercados más amplios, fortalecimiento del turismo rural y mayor valor agregado para los productos regionales. Estos beneficios trascienden lo económico, pues también fomentan el arraigo comunitario, fortalecen la identidad local y promueven el reconocimiento nacional e internacional del mezcal mexiquense.
En Zacualpan, donde la montaña respira y el viento huele a maguey maduro, nace un mezcal que no solo se bebe: se escucha, se siente, se recuerda. Es el eco de los antiguos, el fuego de la tierra y la paciencia sostenida en manos que conocen el tiempo como nadie. Cada agave que crece bajo el sol guarda en su corazón los pasos de quienes lo cuidan, y cuando llega a la vinata, se transforma en historia líquida, en espíritu que honra la raíz de un pueblo.

La Denominación de Origen llega como un abrazo largamente esperado, como la voz que finalmente reconoce lo que siempre fue verdad: que el mezcal de Zacualpan no es igual a ningún otro. Que su tierra, su clima y su gente tejen una identidad única, imposible de imitar, nacida de la naturaleza y perfeccionada por los hombres y mujeres que han convertido este oficio en destino.
Porque el mezcal de Zacualpan no se fabrica: se cultiva, se escucha, se honra. Y a quienes lo hacen posible, queda esta frase que nació del corazón de su propia tierra: “Que cada gota de mezcal sea un poema que ustedes escriben con sus manos, para que el mundo nunca olvide la grandeza de Zacualpan.”
