Reflexionan sobre la transformación de los Museos ante la inteligencia artificial
Ciudad de México, 12 de noviembre de 2025.-Concluyó en el Museo Tamayo el Encuentro Internacional ¿Museo artificial? Explorando el futuro ético y creativo de los museos con IA
Con el beneplácito de una fructífera colaboración interinstitucional sobre temas urgentes de la contemporaneidad, concluyó en el Auditorio del Museo Tamayo el Encuentro Internacional ¿Museo artificial?, que reunió a especialistas para reflexionar sobre el futuro ético y creativo de los museos frente a la inteligencia artificial. El encuentro fue organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), en coordinación con la Cátedra Internacional Inés Amor en Gestión y Políticas Culturales, Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM, y con la colaboración del ICOM México y el ILM A.C.
Javier de la Riva, director del Laboratorio Arte Alameda (LAA) del INBAL, señaló que, en torno al uso de la inteligencia artificial en la producción artística, a nivel internacional existen dos polos: las apologías acríticas de artistas cooptados por las grandes corporaciones de la IA, y las posturas críticas de quienes cuestionan los impactos de esta herramienta.
Durante su participación en la conferencia Las nuevas tecnologías y la revolución digital en los museos, destacó que “en la tecnología siempre están los dos polos: los apologistas o utópicos, que creen que la tecnología nos va a liberar, y los críticos o escépticos. Debemos entender que aún no hay claridad sobre cuál será el impacto de la IA; por eso es necesario hacer un contrapeso a las grandes compañías que la usan”.
Añadió que para el LAA representa un reto pensar qué se puede hacer desde ahí como laboratorio de experimentación artística, más allá de ser un espacio expositivo. “Nuestro interés es acompañar procesos y comisionar proyectos artísticos en alianza con otras instituciones, como las universidades”.
Por su parte, María Emilia Beyer, directora de Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM, afirmó que a lo largo de la historia “tanto los artistas como los científicos hemos sido los early adopters: quienes empujamos la frontera, los inconformes, los que denunciamos y trabajamos a partir de preguntas sin evidente respuesta, quienes imaginamos soluciones y somos gremios profundamente creativos”.
Agregó que ante la IA, los artistas están dispuestos a pensarla, reflexionarla, desmenuzarla o incluso rechazarla, pero siempre de manera crítica. “No nos da miedo hacer preguntas ni admitir que no tenemos todas las respuestas. Ese es un enorme avance, y gracias a ese impulso hoy estamos aquí, analizando el museo artificial, sus retos y oportunidades”, apuntó.
La charla de cierre, titulada Inclusión cultural: IA como herramienta para democratizar el acceso al patrimonio, estuvo a cargo del coordinador nacional de Artes Visuales del INBAL, Gerardo Cedillo, en conversación con Andrea Torreblanca, directora del Museo Tamayo.
Torreblanca planteó cómo emplear una herramienta digital —la IA— que ha sido señalada por precarizar el trabajo humano y por concentrar capital, además de que, en ocasiones, “es más relevante lo que se dice de ella políticamente que lo que realmente se hace con ella”.
Cedillo señaló que el uso de la IA en los museos ha contribuido a democratizar el acceso al patrimonio cultural, al facilitar el encuentro entre el público y las obras mediante mediaciones y contenidos generados a partir de las propias piezas. No obstante, subrayó que su uso implica tanto oportunidades como desafíos, entre ellos “poner en cuestión el papel de esta herramienta como parte sustancial del trabajo de un museo o una institución cultural”.
Agregó que entre los principales retos se encuentran “la aceleración constante de la información, la saturación de contenidos, los tiempos de procesamiento de datos y el uso indebido de la información para fines ajenos al interés del museo”.
“El museo no tiene que estar forzosamente al mismo ritmo de la IA —consideró—, sino reafirmarse como un espacio de desaceleración crítica, donde se reflexione sobre las consecuencias de esa velocidad y la capacidad de reacción en el mundo contemporáneo. Eso es lo que debemos analizar responsablemente”.
Con información de: INBAL
