Charlas de taberna | Nieves, refrescante escudo mexicano contra el calor | Por: Marcos H. Valerio
En cada rincón de México, desde las áridas tierras de Baja California hasta las cálidas costas de Campeche, las nieves son más que un postre: son un ritual, una tradición que une generaciones bajo el sol abrasador. Con sabores que capturan la esencia de cada región, este manjar helado no solo refresca, sino que forma parte del alma cultural del país.
En los últimos días el sol no da tregua, las nieves se alzan como las grandes aliadas contra las olas de calor. El Centro Nacional de Prevención y Control de Enfermedades (CENAPRECE) advierte que el 82.4% de los casos relacionados con el calor se registran entre abril y septiembre, y el 2024 ya se coronó como el año más cálido en 175 años, con temperaturas 1.29 °C por encima del promedio del siglo XX. En este escenario ardiente, las nieves no son solo un placer, sino una necesidad vital.
“¡Esto es una bendición!”, exclama Juan Pech, un taxista que circula por el Centro Histótico de Campeche, mientras saborea una nieve de mango frente al malecón.
“Con este calor, no hay nada mejor para refrescarse”. Y no es para menos: el Sistema Meteorológico Nacional pronostica entre tres y cuatro olas de calor para el 2025, con temperaturas que podrían alcanzar los 45 °C en la costa del Golfo y hasta un 50% de probabilidad de un verano más cálido en la capital. Frente a estas cifras, las nieves ofrecen más que alivio: combaten la deshidratación, un problema señalado por la Secretaría de Salud como el principal riesgo de esta temporada.
Aunque no sustituyen el agua, su contenido líquido ayuda a mantener el cuerpo hidratado, mientras que el azúcar proporciona un impulso de energía instantáneo para enfrentar el agotamiento del calor.
En las calles polvorientas de Hermosillo, en los mercados vibrantes de Oaxaca o en las plazas de Campeche, los neveros son guardianes de una tradición que trasciende el tiempo.
Sabores como mandarina, guanábana, zapote o el exótico Fromby (frambuesa, cereza y lavanda) reflejan la riqueza regional de México. “Nuestras nieves son un pedacito de la cultura mexicana, hechas con ingredientes naturales que nutren y revitalizan”, explica Beatriz Rodríguez, otra comerciante de nieves. “Además, aportan pequeñas dosis de calcio y vitaminas, especialmente las de leche y frutas”, añade.
Mientras el sol castiga, la Secretaría de Salud recomienda evitar el sol entre las 11:00 y las 15:00, usar ropa ligera y protegerse con sombreros. Pero, sobre todo, insiste en ingerir más líquidos. Ahí es donde las nieves brillan: un cono o un vaso lleno de sabor no solo refresca, sino que une a las familias mexicanas en una tradición que desafía al calor.
En las neverías o en los carritos que llevan carritos con garrafas, los clientes hacen fila bajo el sol, ansiosos por un respiro helado. “Es como un abrazo fresco de México”, dice Ana Puch, una madre que comparte una nieve de selva negra con su hija.
Con el pronóstico de un 2025 cálido, las nieves seguirán siendo ese refugio cultural y refrescante. Como dice Rodríguez: “No se trata solo de sobrevivir al calor, sino de disfrutarlo con sabor”. Así, en cada rincón del país, las nieves no solo combaten las olas de calor, sino que celebran la identidad mexicana, una cucharada a la vez.