Política

Por la reconstrucción del magisterio mexicano

Ciudad de México, 11 de mayo de 2025. Durante mucho tiempo, el magisterio democrático mexicano no se había encontrado frente a una coyuntura política tan favorable para su fortalecimiento y expansión como ahora. El sistema educativo nacional es escenario de una triple crisis que se desarrolla simultáneamente: el desgaste del corporativismo en el sindicato docente, la insostenibilidad social de las políticas laborales neoliberales y las contradicciones internas del proyecto educativo obradorista. Es un escenario en el cual se disputan, de forma integral, el porvenir del sindicalismo mexicano, de la organización de la clase trabajadora y del proyecto educativo que regirá la educación nacional de las próximas generaciones.

Después de años de neoliberalismo punitivo en el sector durante los gobiernos de PRI y PAN, y tras siete años de contención progresista, la voluntad de cambio y democratización docente se ha cristalizado en el llamado de la CNTE a la huelga nacional, programada para estallar el 15 de mayo. Si bien en la discusión pública se ha dado prioridad a las exigencias relativas al sistema pensionario, de fondo, la nueva primavera magisterial conlleva implicaciones en tres niveles.

1) El charrismo sindical se encuentra, abiertamente, en un momento de desgaste. A lo largo de todo el país, tanto la CNTE como distintos colectivos docentes y profesores a título individual han planteado críticas profundas no sólo al liderazgo personalista de Alfonso Cepeda en el SNTE, sino a la propia función política y social del sindicalismo corporativo. El sindicalismo oficialista ofrece muy poco a las y los trabajadores de la educación en términos de defensa de los derechos laborales y mejora de sus condiciones de vida. Por ello, pese a los intentos del liderazgo del SNTE por desestimar públicamente la voluntad de cambio magisterial, la exigencia histórica de democratizar las instancias de organización del trabajo resuena cada vez más fuerte, desde cada vez más lugares.

2) La ley del Issste de 2007, producto de la gestión neoliberal del mundo del trabajo, ha sido criticada y combatida por el magisterio democrático a lo largo de casi dos décadas, debido a sus efectos negativos para las y los trabajadores del Estado. La contundente exigencia actual de su abrogación no es una novedad, sino producto de mucho tiempo de organización. Con el fin de mejorar las condiciones de vida del magisterio, la Coordinadora ha propuesto volver al régimen solidario de pensiones, quitar la tabla de edad ascendente para jubilación y tasar y definir las jubilaciones con base en salarios mínimos y no en la UMA. Una exigencia que ha sido compartida y ha movilizado a otros colectivos y organizaciones de trabajadores en todo el país.

3) El proyecto educativo de la 4T se encuentra empantanado debido a una compleja pugna entre dos tendencias al interior de la SEP: a) la liderada por la Dirección de Materiales Educativos y el grupo de funcionarios que impulsaron tanto el nuevo marco curricular como la nueva generación de libros de texto gratuitos, quienes han promovido con docentes una narrativa de cambio radical en educación y b) la apuesta por la plena restauración neoliberal en la educación, llevada a cabo por Mario Delgado, quien ha incorporado a la gobernanza del sector educativo a representantes del mundo del filantrocapitalismo, la ciudadanía corporativa y empresas, así como discursos gerenciales y solucionistas que provienen de distintos lugares de la industria educativa global.

En este escenario, la convocatoria de la CNTE a la huelga nacional resulta fundamental porque abre la posibilidad de articular la diversidad de fuerzas y expresiones del magisterio indignado y movilizado a lo largo y ancho del país, con el fin de construir mejores condiciones de vida y trabajo.

La potencialidad de la nueva primavera magisterial permite llevar a cabo un doble movimiento al interior del sistema educativo nacional: desbordar y reconstruir. Desbordar los límites impuestos por el corporativismo sindical, las redes de control de los gobiernos estatales, y también las coordenadas políticas del progresismo, que paulatinamente ha “comprado”, en distintas áreas, el marco ideológico del neoliberalismo e incluso de la extrema derecha. Esto puede permitir ampliar el horizonte de hacia dónde caminar para lograr un mejor sistema educativo que beneficie a estudiantes, docentes y comunidades, y en este aspecto la reconstrucción del magisterio nacional resulta un punto fundamental.

La tarea de reconstrucción debe desarrollarse ya no a partir de estructuras políticas de control corporativo, sino desde las bases, y en esto el magisterio democrático, que se ha nutrido de una gran experiencia al trabajar en condiciones adversas, conformar acuerdos, organizar movimientos, construir proyectos pedagógicos alternativos y consolidado redes de colaboración, es el actor fundamental. El sistema educativo nacional requiere un profesorado que goce de libertad sindical, de condiciones de vida y salariales dignas y con un nuevo protagonismo respecto a la conformación de la política educativa y su práctica.

La convocatoria a huelga nacional por la CNTE resulta fundamental en este punto, porque no interpela únicamente a sus contingentes, sino también a la diversidad de colectivos del mundo del trabajo que tienen claro que lo que no se logra mediante elecciones, debe alcanzarse en las calles.

Dada la importancia de la coyuntura actual, es necesario recordar que ante las tendencias de control, desprestigio y contención, es momento de avanzar colectivamente. Tal como ha planteado el profesor Lev Velázquez: es ahora o nunca.

Con información de: La Jornada

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