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Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | La frase que no está: Diego Rivera, el Mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda

En el corazón del centro histórico de la Ciudad de México se encuentra uno de los murales más emblemáticos del arte mexicano: Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, obra del muralista Diego Rivera. Terminada en 1947, esta pieza monumental condensa siglos de historia, ideología y crítica social, pero también guarda un vacío significativo: una frase ausente que aún genera incomodidad. Se trata de las palabras “Dios no existe”, escritas originalmente en un cartel sostenido por el propio Rivera niño, autorretratado dentro del mural.

La frase no era una invención del artista; pertenecía al intelectual liberal Ignacio Ramírez, “El Nigromante”. Rivera, firme en su pensamiento comunista y ateo, la incluyó como parte de su postura ideológica. No obstante, el impacto fue inmediato. Poco antes de la inauguración del Hotel del Prado en 1948, donde se encontraba originalmente el mural, el arzobispo Luis María Martínez se negó a bendecir el lugar por la presencia de la “frase atea”. La controversia creció hasta que un grupo de estudiantes irrumpió para intentar borrarla por la fuerza, dañando incluso el retrato del pintor de niño.

Ante la presión de sectores conservadores y religiosos, Rivera accedió a borrar la frase, aunque dejó claro que lo hacía bajo protesta. En una carta dirigida a su amigo Carlos Pellicer, explicó que se trataba de una imposición ajena a su voluntad artística. Finalmente, el 15 de abril de 1956, subió él mismo a un andamio y reemplazó el texto, cumpliendo con lo acordado, pero no sin dejar una huella profunda.

Lo paradójico es que la ausencia de esa frase ha terminado por amplificar su poder simbólico. El espacio vacío señala las tensiones persistentes entre arte, ideología y religión.

Actualmente, el mural se exhibe en el Museo Mural Diego Rivera, donde miles de visitantes contemplan no solo su riqueza estética, sino también los silencios impuestos en nombre del orden social. “Dios no existe”, al no estar, sigue diciendo más de lo que el silencio obligo en ese tiempo.

Diego Rivera creía que el arte debía desafiar el status quo y servir a los ideales de justicia social y no se tiene conocimiento de que el pintor haya borrado algún motivo más de una de sus obras. «Todo verdadero artista debe ser revolucionario.» Diego Rivera.

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