Economia

Tensión en el Gabinete porque Nahle no quiere sumar a un consorcio que bajaría 50% el costo de la refinería

  • Proponen una planta con tecnología ITER. Podría ahorrar hasta US$ 6,000 millones en su construcción. Es el “futuro”, según las calificadoras energéticas. La resistencia de Nahle y la preocupación de Romo.

México, 11 de abril del 2019.- “En esta decisión se juega gran parte del Gobierno de AMLO”, resume preocupado un hombre que conversa seguido con varios integrantes del Gabinete e intenta por estas horas cerrar la profunda grieta que se abrió en el corazón de la 4T. ¿El motivo? Otra vez, para sorpresa de nadie, la disputa gira en torno a la refinería de Dos Bocas, uno de los proyectos más importantes y también controvertidos del sexenio.

Como se sabe, Rocío Nahle acaba de invitar a cuatro consorcios internacionales para la construcción de la nueva refinería. Lo que no se supo es que -en las últimas semanas- se negó a incluir a otro grupo internacional que le proponía instalar una planta con tecnología ITER, quizás la más novedosa del mercado, que le garantizaría la refinación del crudo pesado que extrae México.

Para los analistas es muy difícil analizar el proyecto de Dos Bocas por la falta absoluta de información técnica, pero en el Gabinete saben que López Obrador siempre se opuso a las refinerías modulares porque quiere una planta que logre producir 350 mil barriles de gasolinas al día. Nahle le prometió que en tres años lograría finalizar esa obra, y que además no costaría más de 6,000 millones de dólares.

Es una estimación que el mercado petrolero no toma en serio, ni siquiera con tecnología convencional. Los cálculos más optimistas hablan de unos 12,000 millones de dólares. Expertos de Pemex ya le avisaron a Octavio Romero que ese monto podría incluso elevarse hasta los 14,000 millones de dólares. Pero el director de Petróleos Mexicanos no quiere fogonear los roces que ya tuvo con la titular de la Secretaría de Energía.

LPO puso saber en exclusiva que un grupo empresario se acercó a asesores de la 4T para presentar una nueva opción, ya no de refinación convencional, sino de tecnología ITER, con la novedad de que garantizaba la producción diaria que pide AMLO: los 350 mil barriles diarios.

El consorcio estaría encabezado por Thyssenkrupp y se hacía responsable de la entrega llave en mano. Aceptaban el desafío de construir la planta en los mismos tres años que prometieron los otros consorcios, pero garantizando además que se podrían procesar crudos pesados y ultra-pesados desde 8 grados API.

Las tecnologías convencionales -como las que maneja México en sus refinerías- son capaces de trabajar sobre crudos desde unos 22 grados API. México ya tiene un promedio de 15 grados API en los crudos que extrae. Es decir, mucho más pesados. Por eso la necesidad de reconvertirlas. Entonces, la pregunta que sobrevuela es evidente: ¿habrá crudo capaz de ser refinado en esta nueva planta de Dos Bocas? La expectativa es que Pemex vuelva a extraer mayor cantidad de crudo liviano, por estos días acaso más un wishful thinking que una realidad.

Los intermediarios de la 4T llevaron entonces a los representantes de Thyssenkrupp a conversar con José Alberto Celestinos, asesor muy cercano de Nahle y hoy comisionado en la CRE. Se trata quizás del perfil más capacitado de esas ternas enviadas al Senado, con una larga trayectoria en Pemex. Un hombre, además, que goza de la absoluta confianza de AMLO.

Celestinos escuchó los detalles de este consorcio. Los beneficios eran innegables: al procesar crudos pesados y ultra pesados, se aumentaría las reservas de Pemex, ya que convertirían en financieramente viables algunas reservas que hoy no lo son. Esto le daría mayor solidez a la situación financiera de la empresa productiva del Estado, una preocupación que se instaló en las calificadoras.

Los empresarios invitaron a Nahle o a enviados de sus equipos a recorrer alguna de las 7 refinerías que actualmente ya operan con esta tecnología en Europa, Asia y África. Todas procesan entre 200 y 350 mil barriles por día. Incluso alguna de ellas trabaja el crudo ultra-pesado venezolano.

Alemania y Polonia, por mencionar dos casos, ya tienen refinerías de este tipo. Solomon Benchmarking -la calificadora energética más respetada del mercado- ubicó a la planta polaca Lotos como una de las más eficientes del mundo, esto respetando las normas de cuidado ambiental.

Un último dato: Thyssenkrupp asegura que la tecnología ITER arroja una producción de más de 9 barriles de combustible por cada 10 barriles de crudo. Los procesos tradicionales sólo rinden de 5 a 6 barriles: el resto son productos de mucho menor valor, como combustóleo, coque o asfalto. Por ese motivo se considera un proceso más rentable que las refinerías convencionales.

Celestinos dijo que efectivamente estaba al tanto de esta nueva tecnología y que seguramente podría ser utilizada para un “próxima” refinería. La respuesta descolocó a empresarios y personajes cercanos a la 4T. ¿Por qué no invitar a este consorcio a la licitación restringida?

Esta reunión se volvió a repetir en las oficinas de Alfonso Romo apenas unos días. El Jefe de la Oficina en Palacio Nacional no comprendía la negativa de Nahle. Romo se comprometió a conversar de este tema directamente con López Obrador, para poder detallarle todos los beneficios de incluir a estos players en la licitación.

“Va a ser una licitación restringida porque vamos a invitar a las empresas especialistas y serias. Estamos evitando empresas internacionales que tengan antecedentes de corrupción, esa es una de las primicias que ha mandado el Presidente”, dijo en su momento Nahle.

Lo llamativo del argumento es que una de las invitadas es Techint, que va en consorcio con la estadounidense Bechtel. La empresa de Paolo Rocca está multi-denunciada por pagar sobornos para obtener obras en varios países de la región. También quedó vinculada al mega-escándalo de Odebrecht, empresa que fue su socia en la construcción del gasoducto Los Ramones en México.

Por Andrés Wainstein

Texto y Fotos: La Política Online

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