Ecologia

Informe de la ONU señala que 2022 fue desastroso, costoso, caluroso y mortífero

Madrid, 24 de abril del 2023.- Tras meses de análisis del clima, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) concluyó que 2022 fue un año tan desastroso como percibió la gente que lo padeció.

Inundaciones, sequías y olas de calor mortíferas azotaron diversas partes del mundo y produjeron daños por miles de millones de dólares. El calor global y la acidez de los océanos ascendieron a niveles récord, en tanto que el hielo antártico y los glaciares alpinos cayeron de forma sin precedente, según el informe Estado del Clima Mundial en 2022 de esa agencia meteorológica de la Organización de Naciones Unidas (ONU), publicado ayer.

La temperatura media mundial en 2022 subió 1.15 grados centígrados (C) respecto del promedio del periodo preindustrial (1850-1900) entre 2015 y 2022, lo que significa que ya son ocho los años más cálidos en la Tierra desde que comenzaron los registros.

En el informe se analizaron indicadores climáticos fundamentales, como temperatura, gases de efecto invernadero, aumento del nivel del mar, acidificación y calor en los océanos, hielo marino y glaciares, y que destaca también los impactos del cambio climático y sus repercusiones en el planeta.

En concreto, el documento señala que 2022 fue el quinto o sexto año más cálido a escala global –fue el más caluroso de la historia en España y en Europa– incluso a pesar de un episodio triple de La Niña, algo que sólo ha ocurrido en tres ocasiones en los 50 años pasados.

El trabajo de la OMM explica de qué manera sequías, inundaciones u olas de calor afectan cada vez más zonas y cómo sus costos económicos y sociales son cada vez mayores.

La temperatura media mundial de los recientes ocho años ha sido la más alta jamás registrada; el nivel del mar y el calor oceánico se encuentran en números sin precedente, tendencia que se mantendrá durante “muchos siglos”; la extensión del hielo marino de la Antártida retrocede a mínimos históricos, el deshielo de los glaciares en Europa ha batido récords e inundaciones, sequías y olas de calor se multiplican al mismo tiempo en comunidades de casi todo el planeta.

En definitiva, asegura la OMM, “desde las cumbres de las montañas hasta las profundidades de los océanos, el cambio climático siguió avanzando en 2022” y hay pérdidas de “muchos miles de millones de dólares”.

El Estado del Clima Mundial en 2022 explica cómo los cambios a escala planetaria, en tierra, mar y atmósfera, son provocados por niveles récord de gases de efecto invernadero en un periodo 2015-2022, que ya supone los ocho años más cálidos de los que se tiene constancia.

Afectaciones sociales

El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, advirtió en rueda de prensa que las emisiones de gases de efecto invernadero “no dejan de aumentar y el clima sigue cambiando”, mientras las poblaciones del mundo son gravemente afectadas por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos.

Así, recordó la sequía persistente en África Oriental, las lluvias insólitas que azotaron Pakistán y las olas de calor que batieron récords en China y Europa, que afectaron a decenas de millones de personas, provocaron inseguridad alimentaria, impulsaron migraciones masivas y ocasionaron pérdidas y daños de miles de millones de dólares, todo en 2022.

No obstante, añadió que la colaboración entre los organismos de Naciones Unidas –como la OMM– ha demostrado ser “sumamente eficaz” al hacer frente a las consecuencias humanitarias de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, especialmente en lo que se refiere a la reducción de la mortalidad y las pérdidas económicas que conllevan.

Taalas elogió el objetivo de la iniciativa de Naciones Unidas Alertas Tempranas para Todos –lanzada en 2022 por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres–, que subsana las deficiencias actuales en materia de capacidad para garantizar que todos los habitantes de la Tierra estén protegidos por servicios de alerta temprana.

Precisó que cerca de 100 países carecen de servicios meteorológicos adecuados, por lo que ve “necesario” mejorar todas las redes de observación e invertir en capacidades de los servicios hidrológicos, climáticos y de alerta temprana.

A escala social, el documento reflexiona sobre cómo además de los indicadores climáticos, la creciente subalimentación se ha visto agravada por los efectos combinados de los peligros hidrometeorológicos y la pandemia de covid-19, así como por la violencia y conflictos prolongados.

La OMM estima en 95 millones de nuevas personas desplazadas en 2022 a consecuencia de fenómenos climáticos y meteorológicos peligrosos. También incide en cómo los ecosistemas y el medio ambiente sufren los efectos recurrentes del cambio climático, por ejemplo, en los tiempos de floración de los árboles o la migración de las aves.

El trabajo se da a conocer la víspera del Día Mundial de la Tierra, sobre el que Guterres subrayó que existen los “instrumentos, los conocimientos y las soluciones necesarios”, pero se requiere “actuar con mayor premura” y acelerar la acción climática con reducciones “más fuertes y rápidas” de las emisiones a fin de limitar a 1.5°C el aumento de la temperatura mundial.

Para Guterres, es preciso también “aumentar radicalmente” las inversiones en adaptación y resiliencia, en particular para los países y las comunidades más vulnerables, que son “los que menos han contribuido a la crisis”.

Más metano que nunca

En cuanto a las concentraciones de gases de efecto invernadero, los tres principales (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) llegaron a sus niveles más altos jamás observados en 2021, en particular, el aumento anual de la concentración de metano de 2020 a 2021 fue el más alto desde que existen registros.

Los glaciares de los que hay observaciones a largo plazo redujeron su espesor medio en más de 1.3 metros de octubre de 2021 a octubre de 2022; además, seis de los 10 años con el balance de masa más negativo de los que hay constancia, desde 1950, ocurrieron a partir de 2015.

El mismo patrón siguió en la Antártida, donde el hielo marino disminuyó hasta situarse en 1.92 millones de kilómetros cuadrados el 25 de febrero de 2022, el nivel más bajo del que hay constancia; el resto del año estuvo continuamente por debajo de la media.

Igualmente, el ritmo de calentamiento de los océanos ha sido especialmente elevado en los 20 años recientes, y el nivel medio del mar a escala mundial siguió aumentando en 2022 hasta un nuevo máximo sin precedente conocido.

En África Oriental la sequía causó estragos, con precipitaciones por debajo de la media en cinco estaciones de lluvias consecutivas, algo que jamás había ocurrido en los recientes 40 años, lo que llevó a una situación de hambruna severa.

Europa sufrió en verano olas de calor insólitas, con condiciones “excepcionalmente” secas que dejaron exceso de mortalidad de más de 15 mil personas entre España, Alemania, el Reino Unido, Francia y Portugal. China registró su ola de calor más extensa y duradera, de mediados de junio a finales de agosto.

El prolijo informe analiza también los daños sociales y económicos, los efectos sociales en términos de hambruna, escasez de alimentos, de desplazados –solo Somalia acogió a casi 35 mil refugiados y solicitantes de asilo de zonas afectadas por la sequía como Etiopía o Kenia.

Tampoco la naturaleza se libra de estos efectos. Por ejemplo en Japón, la floración de los cerezos, documentada desde el año 801 se adelanta desde finales del siglo XIX y en 2021 la fecha de plena floración fue el 26 de marzo, la más temprana registrada en más de mil 200 años; las aves migratorias en Europa reflejan desajustes en las pasadas cinco décadas durante la primavera.

Con información de: Europa Press y Ap

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