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Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Un día son policías… al otro, mamá; no cambiarían sus oficios, dicen

“Soy de sangre azul, mi padre y mis hermanos son policías. Ellos me inspiraron a convertirme en mujer policía. Cuando me gradué, mi papá me dijo: te saliste con la tuya… y te ves muy bien”, dice Adalid Medina Ríos, quien actualmente pertenece a la Unidad Púrpura de Xochimilco.

Mientras enciende su patrulla para realizar un rondín comenta: “Soy mamá de dos niñas de nueve y cuatro años. Mi turno es de 24 horas por 24 horas de descanso. Es decir, un día soy policía…al otro día mamá. Es difícil pero ambos trabajos me encantan”, enfatiza.

Explica que pertenecer a la Unidad Púrpura la hace sensible, ya que entre sus tareas prioritarias está la atención a víctimas de violencia de género contra mujeres en el ámbito familiar, así como a menores de edad.

“Mis hijas están orgullosas y la de cuatro años dice que de grande será policía. Claro que en el momento que ella decida que es su camino, mi apoyo será incondicional”, expone Adalid.

Por su parte, la policía de Seguridad Ciudadana (SCC), Arisbeth Gabriela Caraveo Rojas, comisionada a Base Plata, recuerda que se ha perdido de muchos cumpleaños, festividades escolares y familiares por cumplir con sus obligaciones como elemento policial. “Sin embargo, no cambiaría mi oficio y ser mamá”, señala tajante.

Madre de dos hijos de tres y ocho años, asegura que en su descanso divide su tiempo para realizar actividades con sus niños. “Me involucro en sus tareas y también jugamos. Aunque son pequeños les comento que deben tener precaución porque en la calles hay muchos riesgos”.

“Mi hijo de ocho años, me dice que me cuide. Le he platicado los peligros que corres como policía. Sin embargo, hasta ahorita asegura que será policía”, finaliza Arisbeth Gabriela Caraveo, ya que tiene que atender una emergencia vía radio.

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