Gabilondo Soler enseñó a soñar a generaciones.
Recordamos a Gabilondo Soler, Cri-cri.
Hablar de la música infantil en México es, inevitablemente, hablar de Francisco Gabilondo Soler, mejor conocido como Cri-Cri, el Grillito Cantor. Nació el 6 de octubre de 1907 en Orizaba, Veracruz, y partió de este mundo el 14 de diciembre de 1990 en Texcoco de Mora, dejando una herencia musical que sigue viva en la memoria colectiva.
Gabilondo Soler fue poeta, narrador y creador de universos. A través de sus canciones, pobladas por grillos cantores, ratones vaqueros, patitas de perro y otros personajes, logró algo extraordinario: hablarle a la infancia con inteligencia, sensibilidad y respeto. Sus historias musicales despertaron la imaginación de niñas y niños, pero también ofrecieron mensajes profundos sobre la amistad, la justicia, el trabajo, la ternura y la condición humana.
Cri-Cri surgió en la radio en la década de 1930, un medio que entonces comenzaba a unir hogares y voces. Desde ahí, Gabilondo Soler convirtió cada emisión en un pequeño teatro sonoro, donde la música y la palabra caminaban juntas. Su estilo, influido por la música clásica, el jazz y los ritmos populares, dio como resultado composiciones sencillas en apariencia, pero ricas en estructura y emoción.
A lo largo de su vida escribió más de doscientas canciones, muchas de las cuales siguen cantándose hoy, varias generaciones después. Esto confirma que su obra no pertenece a una sola época: es un patrimonio cultural que trasciende el tiempo.
Recordar a Gabilondo Soler es recordar una forma de educar con música, de contar historias sin prisa y de creer en la imaginación como una fuerza transformadora. A más de un siglo de su nacimiento, Cri-Cri continúa cantando, como los grillos: cuando cae la noche, cuando hay silencio… y cuando alguien está dispuesto a escuchar.
Y nos comentan; mientras haya infancia, Cri-Cri seguirá vivo.
