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Díaz-Canel: La unidad que necesitamos es la de quienes discuten fuerte, pero marchan juntos

Así lo consideró este sábado, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al clausurar la jornada de trabajo del XI Pleno del órgano superior de dirección del Partido entre uno y otro congreso.
En el año del Centenario de Fidel —significó— «honremos su memoria con un ejercicio permanente de crítica y autocrítica, no para las actas, sino como acicate para la acción transformadora, cambiando todo lo que debe ser cambiado; revolucionando la Revolución, que es lo que se espera de nosotros los revolucionarios”.
Bajo esa máxima transcurrieron los debates de la sesión, catalogada por el Jefe de Estado como «intensa a pesar de su brevedad” debido a la situación del país,«urgida de transformaciones que no solo deben ser económicas y estructurales, también exigen un cambio de mentalidad en cuanto a las formas y métodos del trabajo partidista».
Del vínculo imprescindible con el pueblo, como fuente de las fuerzas que sostienen a la Revolución habló el mandatario, porque es ahí donde «brotan las soluciones a los problemas más acuciantes”, como «aprendimos en la escuela de Fidel».
Este, dijo, no es un Partido de élite; es un Partido de masas. «No podemos dirigir por informes; tenemos y debemos dirigir con el pueblo, mirando los problemas de frente y a fondo, y enfrentándolos con el mayor grado de participación popular posible».

TRABAJAR CON MAYOR COMPROMISO ANTE LAS DIFICULTADES
En sus reflexiones se refirió también a los «duros datos del comportamiento de la economía en los últimos meses, caracterizados por mayor persecución financiera, petrolera y de todo tipo contra Cuba», por parte de la primera potencia mundial.
De manera «directa y sin eufemismos» se refirió a los impactos de ese cerco en la economía cubana al terminar otro duro año, que al cierre de su tercer trimestre mostraba, entre otros elementos desfavorables, un decrecimiento en su Producto Interno Bruto de más de un 4%, con una inflación disparada y una economía parcialmente paralizada.
Ante esa situación indudablemente crítica, el Presidente Díaz-Canel insistió en la necesidad de una «intervención oportuna y sistemática de los dirigentes y cuadros para abordar ante la población los principales problemas, evaluando decisiones y perspectivas, hecho que, indudablemente, ratifica el reconocimiento a la autoridad de las instituciones y en particular a los representantes del Partido y el Gobierno a todos los niveles».
Esa certeza, sin embargo —subrayó el dignatario—, no puede «sustraernos de la inconformidad generalizada, por todo lo que funciona mal o no funciona, mientras por todas partes emerge la crítica al exceso de reuniones que «no resuelven nada», y a la creciente desigualdad entre pequeños grupos poblacionales que parecen tener todos los problemas resueltos, algunos incluso presumiendo de su poder económico, mientras la mayoría no logra solventar incluso necesidades básicas».
Es una situación, reconoció, que está provocada, en primer lugar por seis décadas de acoso económico externo, con un renovado empeño imperial por asfixiar a la Revolución cubana desde el cual se violan los más elementales derechos humanos del pueblo cubano, con una agresión sistemática, apoyada en una cobarde y calumniosa campaña de intoxicación mediática.
«La pelea es dura, larga y desigual; las reglas del enemigo es que no existen reglas», consideró el Primer Secretario del Partido Comunista, quien se refirió, además, a múltiples hechos que así lo confirman en los últimos tiempos, el más reciente de ellos, la Nueva Estrategia de Seguridad Nacional puesta en marcha por el Gobierno de los Estados Unidos, una «suma grosera de la Doctrina Monroe y el Corolario de Roosevelt, sin maquillajes».
Para hacer frente a ese contexto desafiante, valoró que lo revolucionario será siempre actuar y hacerlo movilizando fuerzas y talento con claridad en los objetivos, conectando intereses y demandas del país con el aprovechamiento máximo de los escasos recursos de que disponemos; levantamos cada día dispuestos a enfrentar, con energía, la desidia y la afrenta, la agresión externa y las complejas situaciones que asedian a las economías de países como el nuestro; seguir promoviendo y estimulando la participación y el control popular, destacando y extendiendo las experiencias enaltecedoras que protagonizan cubanas y cubanos, de forma individual o en colectivo, no uno sino todos los días, y sobre todo, llegar allí donde nuestros compatriotas viven, trabajan y estudian, e incluso donde no, para escuchar y aprender de quienes lidian cotidianamente con las mayores dificultades.

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