El INBAL rinde homenaje al bailarín y coreógrafo Federico Castro
- El evento reconoció la destacada trayectoria del maestro y pilar de la danza contemporánea mexicana
- Se realizó en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Danza, realizaron un homenaje póstumo al destacado bailarín, coreógrafo y maestro de la danza contemporánea Federico Castro (1933-2025), en el que personalidades del gremio, amigos y compañeros recordaron diversas experiencias, anécdotas y el legado de quien vivirá por siempre en las múltiples generaciones de bailarines y estudiantes que formó.
Durante el acto, realizado este martes 2 de diciembre en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la subdirectora general del INBAL, Haydeé Boetto Bárcena, aseguró que Federico Castro, con una trayectoria artística cercana a las siete décadas, fue una de las figuras clave del campo dancístico mexicano y uno de los creadores pioneros en integrar la técnica Graham como metodología y lenguaje corporal en el escenario.
Al reconocer que su legado perdurará en centenares de bailarines y estudiantes que se convirtieron en herederas y herederos de su patrimonio coreográfico —reconocido por la crítica de danza y la comunidad artística— pidió, con el mismo respeto y alegría con que Federico Castro vivió y amó la danza, un minuto de aplausos para celebrar su vida y trayectoria.
Originario de Acolman, Estado de México, Federico Castro inició sus estudios en 1951 en el Ballet Nacional de México, bajo la tutela de Guillermina Bravo. Su formación estuvo a cargo de los maestros Carlos Gaona, Josefina Lavalle, Evelia Beristáin, Waldeen, Rodolfo Arana y Xavier Francis, entre otros. Se graduó como maestro de enseñanza primaria en 1953 y complementó su formación con grupos de bailes populares y danza en la Escuela Normal para Maestros.
Debutó a los 21 años como bailarín del Ballet Nacional de México con la pieza Recuerdos de Zapata y fue creador de una amplia producción coreográfica. Recibió numerosos reconocimientos en vida por su trayectoria, entre ellos, el Reconocimiento Danza UNAM 2024 y el Premio Nacional de Danza José Limón.
Después de la proyección de un video que mostraba la semblanza de Federico Castro —realizado por el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza (CENIDI Danza) José Limón— y ante la urna y una fotografía del maestro, el coordinador nacional de Danza, Alonso Alarcón Múgica, externó su agradecimiento por el homenaje y la presencia de familiares, bailarines, amigos y público en general. “En este homenaje se trata de reconocer y encontrar algunos otros elementos, datos e historias del maestro, y desde ahí poder conectarnos con su gran aportación para la danza mexicana”, afirmó.
En su intervención, Luis Carlos Robledo, bailarín, fundador y codirector de la compañía Los Constructores Danza Contemporánea, de Puebla, reconoció que el maestro Federico Castro le dejó enseñanzas muy claras sobre la danza gracias a su profesionalismo, rigor, carácter y la excelencia que siempre lo caracterizaban.
“Gracias a él pude conocer a varios maestros del Ballet Nacional que me dieron clase, y algunos del extranjero. Quedaron muchos proyectos por hacer y muchas cosas personales. Realizó un fuerte trabajo, fue muy tenaz y pensaba que la danza se debía dignificar; algo que me dijo al morir y que tenía que hacer en Puebla”.
Visiblemente emocionado, Carlos Jesús Nieves Ixtla, bailarín y secretario académico de la Academia de la Danza Mexicana, aseguró que la influencia de la formación normalista del maestro Castro fue determinante en su labor docente. “Del grupo de danza de la Escuela Nacional de Maestros salieron personalidades de la danza mexicana como Nieves Paniagua, Xóchitl Medina, Yolanda Moreno y Federico Castro.
“Detrás de una figura de su calibre también existió una persona que, como muchos de nosotros, cometió errores de los cuales estaba muy consciente. En los últimos días, sus preocupaciones eran que sus escuelas tuvieran mejores condiciones para recibir a los estudiantes y que sus maestros y maestras fueran las mejores personas para formar artistas”.
Por su parte, la investigadora Margarita Tortajada aseguró que, a pesar de conocer desde hace muchos años al maestro Federico Castro y su trayectoria, la primera vez que tuvo oportunidad de entrevistarlo fue en 2014. “El producto de las sesiones que tuvimos fue un texto que retomaba el nombre de una de sus obras emblemáticas, Tronco de la danza, que realizó para su alma mater, el Ballet Nacional, y su directora, maestra y amiga, Guillermina Bravo.
“Tuvieron que pasar varios años para profundizar en su vida y obra en una biografía. Durante décadas se desempeñó como maestro normalista y como bailarín, y estuvo expuesto a múltiples influencias que lo formaron. Fue un creador de movimiento innato y además un asiduo consumidor de espectáculos callejeros, teatrales y de las bellas artes; así descubrió la gran coreografía social que se da diariamente en el mundo exterior, pero también en la danza escénica”.
