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Investigación apunta a materiales defectuosos en el incendio de Hong Kong que dejó más de 150 muertos

  • Las autoridades detectan fallas en mallas y paneles de poliestireno; arrestos y reformas buscan garantizar seguridad en edificios en renovación.

Hong Kong, 01 de diciembre del 2025.- Las primeras investigaciones sobre el incendio que la semana pasada devastó el complejo residencial Wang Fuk, en Hong Kong, indican que las láminas de malla y los paneles de poliestireno empleados en la fachada fueron factores determinantes en la rápida propagación del fuego, que dejó al menos 151 personas fallecidas y más de 40 desaparecidas.

El siniestro, considerado el más letal de la ciudad en décadas, arrasó con siete de las ocho torres del complejo Tai Po, hogar de casi 4 mil 800 residentes. Durante las renovaciones, las llamas se propagaron con velocidad inusualmente alta por los andamios y la fachada, lo que ha motivado un análisis exhaustivo de los materiales utilizados en la construcción.

Los investigadores enviaron unas 20 muestras de malla a laboratorio, y siete de ellas, provenientes de cuatro torres, no cumplieron con los estándares ignífugos, lo que plantea la posibilidad de que se hayan utilizado materiales de baja calidad como resistentes al fuego, poniendo en riesgo a miles de habitantes.

En respuesta, el gobierno inició inspecciones en edificios de gran altura en renovación en toda la ciudad, reforzando la supervisión de los proyectos mediante certificaciones más estrictas, controles obligatorios en sitio y sanciones severas por incumplimiento de seguridad. Las autoridades enfatizaron que estas medidas buscan prevenir “cualquier repetición de un fracaso tan catastrófico”.

Hasta el momento, se han arrestado a 13 personas, entre empleados de empresas de construcción, bajo sospecha de homicidio. Las investigaciones continúan mientras los sobrevivientes son reubicados en hoteles, viviendas de transición y refugios de emergencia. La comunidad ha respondido con donaciones que superan los 900 millones de dólares de Hong Kong, complementando los 300 millones aportados por el gobierno para asistencia a largo plazo.

El incidente ha desatado también protestas y cuestionamientos sobre la aplicación de las normas de seguridad. Residentes habían expresado preocupación durante casi un año por la malla que cubría los andamios de bambú, y el Departamento de Trabajo confirmó haber realizado 16 inspecciones y advertencias a contratistas desde julio de 2024.

El escrutinio público se ha intensificado ante la postura gubernamental frente a las críticas. La Oficina para la Salvaguardia de la Seguridad Nacional calificó de “planes malignos” los intentos de utilizar el desastre para generar disturbios, mientras la policía arrestó a personas relacionadas con la organización de peticiones públicas bajo sospecha de sedición.

Expertos internacionales han señalado que la tragedia evidencia la necesidad de mayor transparencia y responsabilidad en la gestión de seguridad de los edificios. “La gente está enojada y piensa que el gobierno de Hong Kong debería rendir cuentas”, señaló Jean-Pierre Cabestan, investigador principal del Asia Centre en París.

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