Bendito futbol: Irapuato y Jaiba Brava pintan de fiesta la Final de Ida
Ciudad de México, 01 de diciembre de 2025.- “Bendito el futbol, que no hay que tratar de entenderlo, hay que disfrutarlo”, nos compartió Humberto Hernández en una actividad previa al partio de Ida de la Final del Torneo Apertura 2025 de la Liga Expansiión MX.
Las palabras del “Gansito” nos movieron fibras y nos invitaron a DISFRUTAR de lo que estaba por venir. Y es que la frase venía de un histórico personaje que ha vivido de todo bajo los tres palos, pero con la emoción vibrante de un capitán que sabe que las noches grandes se sienten de una manera bien diferente.
Y vaya que la noche del sábado 29 de noviembre en el Estadio Sergio León Chávez estaba hecha para disfrutarse: olor a fiesta, pasión y un Irapuato distinto, renacido, que se presentaba ante su gente en su primer torneo en la Liga Expansión MX directamente en una Final.
Desde horas antes del silbatazo inicial, las cercanías al estadio mundialista se pintaron de rojo. Familias enteras, jóvenes, veteranos de mil batallas y niños que apenas empiezan a entender lo que pesa querer a un equipo.
El Sergio León Chávez, con sus cerca de 20 mil lugares, no tardó en lucir pletórico, un lleno absoluto. Una marea fresera se adueñó de cada rincón, sin dejar huecos, sin guardar emociones.
Pero entre ese mar rojo, un pequeño grupo celeste resistía orgulloso: seguidores de la Jaiba Brava, viajando kilómetros para alentar a un equipo que también ha peleado por volver a ser protagonista y recuperar ese lugar destinado a los grandes.
Porque eso es esta Final: dos plazas históricas, dos escudos con memoria, dos aficiones que se negaron a desaparecer en el olvido. Irapuato y la Jaiba Brava conocen de renacer. Dos clubes con nuevas administraciones, nuevos proyectos, nuevas ilusiones. Uno en su primer torneo; otro disputando su segunda Final consecutiva en apenas tres torneos.
Y esta vez, la caprichosa redonda los reunió no por el pasado, sino por el presente: competir, entregarse… Ganar. Sin excusas. Sin distracciones externas. Sin importar nada más que el orgullo deportivo, la historia que se juega en 180 minutos, que ese sueño que se corre, se barre y se grita.
Las gradas extasiadas. Cánticos que no se callaron un segundo, un ambiente sano, familiar, pero pasional hasta la médula… En la tribuna y en la cancha todo fluyó con esa precisión que solo se ve cuando todos entienden que una Final no es cualquier juego.
Y entonces volvió a sonar en nuestro interior la voz del capitán fresero, porque “Gansito”, figura y referente, nos dejó otra sentencia capaz de encender cualquier corazón futbolero: “Una Final es lo máximo que puede existir en el futbol. Siempre se lucha por quedar campeón, hasta en el llano”.
Eso fue lo que se vivió en la cancha y en las tribunas: una lucha sin reservas, un duelo lleno de entrega en el que ambos equipos mostraron por qué llegaron hasta aquí. La gente se paró, se abrazó, se mordió las uñas, se aferró a cada jugada como si fuera definitiva. Porque una Final no se ve: se vive.
En una categoría que exige pasión pura y esfuerzo absoluto, Irapuato y la Jaiba Brava demostraron que el amor por el futbol está más vivo que nunca. Que las ciudades futboleras laten fuerte incluso cuando el camino es largo. Y que cuando el balón se pone en medio y un título está en disputa, los escudos pesan, las voces se elevan y la fiesta se desborda.
El partido de Ida quedó atrás, pero la historia apenas toma temperatura. Porque en este Apertura 2025 no solo se juega un trofeo: se juega el orgullo de dos proyectos que volvieron para quedarse. Y como dijo el “Gansito”, no hace falta entenderlo. Solo hay que disfrutarlo.
