Enfermera, escritora, feminista, Elena Arizmendi es un claro ejemplo del humanismo mexicano: SEP
• Durante la sección “Mujeres en la Historia” en “la mañanera del pueblo”, la subsecretaria de Educación Básica, Noemí Juárez Pérez, presentó la semblanza de la mujer mexicana que se distinguió por su apoyo a los heridos de la revolución y la defensa de las mujeres
• El 5 de mayo de 1911, Elena Arizmendi fundó la organización humanitaria la Cruz Blanca Neutral, bajo el lema «Por la humanidad», comentó
Ciudad de México, 28 de noviembre de 2025. Durante la sección “Mujeres en la Historia” de la conferencia de prensa “La mañanera del pueblo”, encabezada por la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la subsecretaria de Educación Básica, Angélica Noemí Juárez Pérez, presentó la semblanza de Elena Arizmendi, a quien destacó como un ejemplo del humanismo mexicano por su apoyo a los heridos de la Revolución y la defensa de los derechos de las mujeres.
Expuso que Elena Arizmendi nació el 18 de enero de 1884 en la Ciudad de México, en el seno de una familia acomodada. En 1901, después de un matrimonio fallido, buscó su independencia económica e intelectual, optando por la enfermería, un oficio socialmente aceptado para las mujeres.
En 1909 ingresó a la Escuela de Formación de Enfermeras en San Antonio, Texas, donde posteriormente coincidió con Francisco I. Madero y su esposa, Sara Pérez, con quienes forjó una profunda amistad y compartió posturas políticas antirreeleccionistas que la llevaron a unirse al movimiento maderista.
A través de una cápsula informativa, la subsecretaria relató que Elena Arizmendi suspendió sus estudios para regresar a México a finales de abril de 1911 e incorporarse, en plena Revolución, a la atención humanitaria. Advirtió la limitada atención que la Cruz Roja ofrecía a los revolucionarios heridos durante los enfrentamientos entre maderistas y federales en Ciudad Juárez, por lo que el 5 de mayo de 1911 fundó una organización humanitaria denominada Cruz Blanca Neutral, bajo el lema “Por la humanidad”.
Tras el triunfo de la Revolución Maderista, Arizmendi colaboró con la Sociedad de la Cruz Blanca Mexicana, encabezada por Sara Pérez como presidenta honoraria, hasta el golpe de Estado de Victoriano Huerta. En 1916 se trasladó a Estados Unidos en búsqueda de independencia personal. Ahí dirigió una casa de huéspedes, impartió clases de música e incursionó en el periodismo, lo que la llevó a sumarse a la primera ola del feminismo en la región con la fundación, en 1923, de la Liga de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas, destinada a defender el derecho al voto y la autonomía de las mujeres.
La subsecretaria agregó que la Liga contaba con una revista mensual llamada Feminismo Internacional, distribuida en librerías hispánicas de Nueva York, desde donde se difundían reflexiones feministas de América Latina. Arizmendi también incursionó en la literatura y escribió una novela con tintes autobiográficos titulada Vida incompleta. Apuntes sobre mujeres de la vida real.
En 1928, el gobierno de Plutarco Elías Calles impulsó una reforma al Código Civil para otorgar a las mujeres igualdad jurídica. Elena Arizmendi manifestó públicamente su respaldo a esta reforma y escribió en defensa de las mujeres: “No es justo que los revolucionarios mexicanos, después de gritar en un mitin o por la prensa ‘mueran los tiranos’, al llegar a su casa den una paliza a su mujer”.
Dos años después regresó a México y, aunque se alejó de la vida pública y de las organizaciones feministas, se empeñó en mantener vivo el proyecto de la Cruz Blanca Neutral mediante acciones de asistencia a la niñez.
Finalmente, Elena Arizmendi falleció a los 65 años en la Ciudad de México. Fue una mujer que transgredió los espacios sociales y políticos de su época, desde la atención directa a los heridos en batalla hasta la defensa de los derechos de las mujeres latinoamericanas a través de las letras y la creación de redes feministas.
Juárez Pérez señaló que la labor de Arizmendi inspiró incluso un corrido —el de la “noble jefa de la Cruz Blanca”— compuesto en 1911, con versos como: “La señorita Arizmendi oyó de la revolución. Y a sus amigas les dijo: soy mujer de corazón, me duele el alma pensando que ha de morir mucha gente y ha de haber muchos heridos, lanzando queja doliente. Voy a ofrecer mis servicios en bien de mis mexicanos y de todos los que sufran a causa de los tiranos”.
