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Cómo sobrevivir en el país con más ciberataques de América Latina

Ciudad de México, 25 de octubre.– México enfrenta un entorno digital que combina crecimiento acelerado con una amenaza persistente: los ciberataques.

Durante 2024, se registraron más de 324 mil millones de intentos de ciberataques en el país, de acuerdo con Fortinet y esta cifra, además de colocar a México como el país más atacado de América Latina, nos obliga a repensar cómo deben actuar las organizaciones frente a esta realidad.
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No se trata de infundir miedo, sino de asumir que operar en este entorno exige nuevas capacidades, soluciones y estructuras. Y que el primer paso para sobrevivir es comprender la magnitud del reto.

Hoy los cibercriminales no operan solos, funcionan como redes con infraestructura propia, inteligencia artificial y modelos automatizados que pueden lanzar decenas de miles de escaneos por segundo en busca de vulnerabilidades.

Ante este escenario, las organizaciones requieren contar con una estrategia integral, respaldada por expertos y alineada con los riesgos reales de su operación.

Así debería ser el plan para sobrevivir en un México con ciberataques
La primera línea de defensa es la visibilidad. Saber qué datos tienes, dónde están, quién accede a ellos y cómo se comportan los sistemas es indispensable para anticipar amenazas; definitivamente no puedes proteger lo que no puedes ver.

Las empresas de tecnología ya estamos implementando arquitecturas con microsegmentación lógica, monitoreo permanente desde centros especializados de operación y seguridad (SOC/NOC), y análisis de comportamiento en tiempo real para detectar anomalías.

Estas capacidades permiten mapear el tránsito de la información, gestionar accesos de forma granular y contener cualquier intento de intrusión antes de que se propague.

Pero la tecnología no lo es todo. Gartner y otros analistas coinciden en que la brecha más grande sigue siendo la humana. Un 87 % de las organizaciones que sufrieron vulneraciones en años anteriores lo hicieron por errores internos, mala configuración o falta de capacitación. Por eso, una estrategia efectiva exige una inversión paralela en cultura: formar a los equipos, establecer protocolos claros y reforzar el sentido de corresponsabilidad.

Con información de: El Universal

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