Salud y Belleza

Tu botella de agua puede tener más bacterias que un baño si no la lavas en tres días, según estudios

  • Los especialistas coinciden en que una botella sin lavar puede convertirse en un laboratorio de bacterias en cuestión de horas.

Ciudad de México, 21 de octubre del 2025.- A simple vista, el agua parece el líquido más inocente del mundo. Pero su pureza depende, literalmente, del recipiente que la guarda. Organismos como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) insisten en un mismo principio: mantener el agua en envases limpios, tapados y alejados del calor.

El problema surge cuando esa botella se usa día tras día sin lavarse. Cada sorbo introduce bacterias de la boca y del ambiente, y con el paso de las horas pueden formarse biofilms, una delgada capa invisible donde los microorganismos se adhieren y prosperan.

Investigaciones recientes en Frontiers in Microbiology han comprobado que estos biofilms se desarrollan incluso en botellas de acero inoxidable o vidrio si no se lavan con regularidad. No se trata solo de estética o sabor: en casos extremos pueden provocar irritaciones gastrointestinales, infecciones leves o alterar el sabor y olor del agua.

Cuánto tiempo es realmente seguro

No hay una cifra única ni mágica. Los especialistas hablan de rangos que dependen del uso, la temperatura y el tipo de botella. Si el envase está perfectamente limpio, lleno con agua potable y cerrado, el contenido puede conservarse hasta 48 horas en un lugar fresco y sin sol directo.

Pero si se ha bebido directamente “a pico”, el reloj empieza a correr más rápido. En ese caso, los expertos recomiendan consumir el agua el mismo día y lavar la botella por la noche.

El simple contacto con la saliva convierte el interior en un ambiente propicio para bacterias, especialmente si la botella se deja en el coche, en la mochila o bajo el sol. La refrigeración ayuda, pero no elimina el riesgo: tras 24 o 48 horas, el agua pierde frescura y puede tener una carga microbiana elevada.

El calor agrava el problema. Diversos estudios sobre botellas plásticas tipo PET han demostrado que, al exponerse a temperaturas mayores de 40 °C —como ocurre dentro de un coche cerrado—, pueden liberar antimonio y microplásticos. Aunque las concentraciones suelen ser bajas y no necesariamente tóxicas a corto plazo, la exposición constante o el uso prolongado de botellas recalentadas no es recomendable.

Materiales: no todas las botellas son iguales

En materia de seguridad, el material marca la diferencia. Las botellas de acero inoxidable o vidrio ofrecen la mayor estabilidad: no reaccionan con el agua ni liberan compuestos, y su limpieza resulta más sencilla y profunda. Por el contrario, las botellas plásticas de un solo uso —las típicas de agua embotellada— fueron diseñadas para ser desechadas tras el primer uso. Reutilizarlas puede parecer ecológico, pero en la práctica es un riesgo sanitario. Las microfisuras que se forman con el tiempo atrapan bacterias y dificultan una desinfección completa.

Los especialistas recomiendan, para uso diario, invertir en un recipiente de buena calidad, lavarlo con agua caliente y jabón cada día, y permitir que seque completamente antes de volver a llenarlo. La humedad constante en la tapa o en las juntas de silicón favorece el crecimiento de moho, incluso si el agua parece limpia.

La importancia del lavado diario

Más allá del tipo de botella, la diferencia está en los hábitos. Los microbiólogos coinciden en que el lavado diario es la práctica más efectiva para mantener el agua segura. Las botellas reutilizables deben enjuagarse con agua caliente y jabón, utilizando un cepillo que alcance el fondo y las roscas. Las tapas, empaques y popotes —si los tienen— también deben desmontarse y lavarse por separado.

En experimentos realizados en ambientes de oficina, se ha detectado que las botellas que permanecen sin lavar durante tres días pueden albergar hasta diez veces más bacterias que un asiento de baño promedio. Aunque la mayoría son microorganismos no patógenos, el riesgo aumenta con el calor o el contacto con alimentos. De ahí la regla básica de los expertos: una botella limpia cada día equivale a agua segura cada día.

Calor, refrigeración y malos hábitos

El clima también influye. En países cálidos o durante el verano, el interior de un automóvil puede alcanzar más de 60 °C. A esa temperatura, tanto los plásticos como el agua misma sufren alteraciones. Además del riesgo químico, el calor acelera el crecimiento bacteriano. Por eso, los especialistas aconsejan evitar dejar la botella dentro del coche o bajo el sol, y preferir la refrigeración cuando no se consuma el agua de inmediato.

Compartir botella con otras personas, rellenar sin lavar o dejar el envase destapado son otros hábitos comunes que incrementan la probabilidad de contaminación. En contextos laborales o deportivos, lo más recomendable es utilizar envases personales y lavarlos al final de cada jornada.

Un trago de conciencia

Beber agua es indispensable, pero hacerlo de manera segura requiere pequeños gestos de higiene. En resumen, si la botella está limpia, en buen estado y en un lugar fresco, se puede beber de ella durante uno o dos días sin mayor problema. Sin embargo, si se ha usado varias veces, si ha estado al sol o si lleva días olvidada en el coche o la mochila, la respuesta es simple: mejor vaciar, lavar y volver a llenar.

Con información de: https://www.eleconomista.com.mx/

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