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Tragedia en CCH Sur marca un antes y un después en la UNAM

Ciudad de México, 07 de octubre del 2025.- La tragedia en el CCH Sur marca “un antes y un después” en la historia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es un hecho sin precedente, pero no significa que la institución esté fallando a sus alumnos ni que la autonomía sea “extraterritorialidad” o “un obstáculo para actuar ante hechos delictivos. No somos un Estado dentro de otro Estado, nos regimos por las leyes de la República”, asevera el rector, Leonardo Lomelí Vanegas.

En entrevista con La Jornada, exhorta a realizar una capacitación inmediata y permanente de su personal de vigilancia, así como robustecer los controles de acceso. El reto mayor, admite, es atender la salud mental de los estudiantes, pues los jóvenes de esta era digital “son más difíciles de entender”.

Expone que el presupuesto para corregir los desperfectos de los planteles es insuficiente, aunque tuvieron ahorros con el examen de admisión en línea al bachillerato, el cual, adelanta, podrían aplicarlo para el ingreso a licenciatura.

Tiene confianza en que el presupuesto 2026 no tendrá reducción y celebra la relación con el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, porque ella “tiene sensibilidad especial para la academia”, pues egresó y fue investigadora en la UNAM.

El rector condena las agresiones (del presidente Donald Trump) a las universidades de Estados Unidos y comparte la visión de defenderlas, porque representan una “regresión histórica impresionante”.

Luto en el campus

Hace dos semanas, un hecho trágico quebró a la máxima casa de estudios del país. El lunes 22 de septiembre, en plena jornada escolar, un estudiante atacó mortalmente y sin mediar motivo a un joven alumno que en ese momento compartía comida con su novia durante un receso en las instalaciones del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur.

Inexplicable, inconcebible, inaudito. El hecho suscitó desconcierto y pánico en la comunidad de uno de los centros de enseñanza media más próximos al campus central de la UNAM. Y desde entonces hay más preguntas que respuestas, pero también numerosas evidencias de irregularidades de todo orden en la vida universitaria.

Lomelí Vanegas asume la dimensión de esa desgracia (en la cual un trabajador de mantenimiento también resultó herido). La UNAM “está de luto”, fueron sus palabras al día siguiente del homicidio.

Acepta que dentro del personal administrativo “siempre hay resistencias”, pero también se tiene ya buena disposición de su sindicato para aprender a dar respuesta ante situaciones como la ocurrida en el CCH Sur.

Pero más allá de revisar los controles de acceso y mejorar la infraestructura de seguridad, hoy el reto mayor consiste en atender la salud mental del estudiantado. Después de la pandemia, afirma, muchos jóvenes, sobre todo de bachillerato, han presentado depresión, ansiedad e ideación suicida.

El rector Lomelí descarta que la institución esté defraudando a sus jóvenes, aunque sí es el momento de “escuchar, dialogar, para construir espacios seguros; atender sus razonables demandas”.

Como en muchos otros incidentes en el campus, la controversia ha tocado de nuevo a la autonomía universitaria. Y Lomelí ataja el punto: “la UNAM no es un espacio aislado. No somos un Estado dentro de otro Estado. Nos rigen las leyes de la República y de las entidades en las que nos ubicamos; y cuando se comete un delito tiene que actuar la autoridad competente”.

Comparte su reflexión como historiador y economista de formación: los estudiantes de esta era digital “son más difíciles de entender, pero hay que saber llegarles”. Cuando se logra empatía, ellos “se toman muy en serio su compromiso”. Es una generación distinta, a la que estamos obligados a escuchar e involucrar, para convertirlos en aliados.

Desde la semana pasada, facultades, planteles del CCH y de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) han emprendido reparaciones y otras obras para mejorar los espacios físicos. “No significa que se hayan desatendido”. El año pasado se destinaron alrededor de 380 millones de pesos “estrictamente” para los bachilleratos, pero ha sido insuficiente.

“Tenemos que atender también la infraestructura de los salones y en los cinco planteles del CCH se construyen nuevos edificios de laboratorios, lo cual era una antigua demanda”, detalla.

En una ocasión, el ex rector Pablo González Casanova, fundador de los CCH, le comentó que las instalaciones de éstos fueron pensadas “como temporales”. Al final se quedaron así, y eso explica sus limitados espacios deportivos y culturales.

–¿Cómo administrar un presupuesto siempre insuficiente?

–Los fondos deben racionalizarse en un contexto económico complicado para el país. Debo reconocer que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha mantenido su palabra de darnos lo mismo, más la inflación.

“Nos preocupa que, frente a la constante ampliación de la matrícula, muchas veces se restan recursos al mantenimiento o bien a la renovación de equipos. Y hemos optado por usar los recursos propios para reasignarlos, así como los ahorros generados al aplicar ahora el examen de admisión en línea para el bachillerato.”

–A propósito de este proceso sin precedente, ¿cuál es su balance?

–Había la idea de que hacerlo así, se prestaba para hacer trampa. Y, para sorpresa de todos, hay muchos candados que impiden eso con la inteligencia artificial. De hecho, estamos considerando aplicarlo para la admisión a licenciatura.

–A punto de cumplir dos años al frente de la UNAM, ¿puede hablar de tener ya compromisos cumplidos?

–Hemos logrado fortalecer la figura de los técnicos académicos. Y quienes están hoy en el nivel más alto pueden optar, mediante un concurso cerrado de oposición, en ser profesores o investigadores de tiempo completo.

“Hoy, el propósito es mejorar las condiciones de trabajo de los profesores de asignatura y otorgarles la definitividad a quienes la soliciten, y generar otro tipo de estímulos.”

–Hay quienes lamentan una suerte de pasmo de la UNAM frente a los retos nacionales. ¿Qué responde a ello el rector?

–Más allá de sus propios desafíos internos, la universidad debe contribuir a dar propuestas a temas como la desigualdad, las políticas redistributivas, salud, migración, etcétera, pero también aportar a la ampliación de la cobertura y calidad de todo el sistema educativo.

“Ha sido además un acierto que el Conacyt se haya convertido en la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, y que haya proyectos. Por ejemplo, menciona, el de los satélites y el sargazo, ambos importantes para tener mayor información sobre lo que ocurre en nuestro territorio y sus recursos.

Los vínculos con la Presidenta

–¿El compromiso de la universidad con una Presidenta de México tan apegada a la UNAM establece nuevos vínculos?

–Ayuda mucho que la Presidenta, la mayor parte de su vida profesional, la ha dedicado a la universidad como profesora e investigadora. Tiene una sensibilidad especial hacia la academia. Entonces refuerza la relación. Nos permite refrendar en muchas áreas en las que no habíamos participado últimamente y que hoy estamos siendo convocados por el propio gobierno de la República.

–¿Cómo analiza los ataques contra muchas universidades, incluidas aquellas de Estados Unidos con gran prestigio y antigüedad?

–Los debemos de condenar. Se amenaza no sólo a las instituciones. Debemos defenderlas porque se trata, además, de la libertad de cátedra y de investigación. Es muy grave que un gobierno pretenda autorizar las agendas y condicionar sus presupuestos.

“Hoy lo estamos viendo en Estados Unidos, donde jamás pensamos ocurriría algo así, pero también se ha dado en otros países, y tiene que ver con un cuestionamiento a la ciencia, como en la pandemia, en la que incluso se cuestionó la eficacia de las vacunas, lo cual es una regresión histórica impresionante”.

Con información de: https://www.jornada.com.mx/

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