La Virgen de Guadalupe en el Museo del Prado
Ciudad de México, 11 de septiembre del 2025.- Es bien sabido que la guerra no deja nada bueno, la devastación provoca en la población del territorio atacado una especie de orfandad espiritual. Si bien el pueblo mexicano, luego de la Conquista, conoció la sensación de primera mano, la Virgen de Guadalupe fue quién logró llenar y reconfortar el alma rota de los pobladores novohispanos. Más allá de eso, la Morenita, con su originalidad creó puentes entre mexicanos y españoles.
Para celebrar la riqueza cultural entre ambas naciones, el Museo del Prado monta la exposición “Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España”. En palabras del ministro de Cultura español, Ernest Urtasun Domènech “la devoción de la Virgen de Guadalupe trasciende lo religioso y condensa todas las capas y complejidades de un fenómeno cultural desbordante de lecturas, sensibilidades y complejas interpretaciones”.
Palabras nada desatinadas, pues autores como Sor Juan Inés de la Cruz ilustraron los fuertes vínculos entre ambos territorios. “La compuesta de flores maravilla,/divina protectora americana,/ que a ser se pasa rosa mexicana,/ apareciendo rosa de Castilla”. Además de la maestría y belleza de los versos, la escritora retoma las flores como un símbolo tan característico de las culturas mesoamericanas que conforman a la divina protectora. La segunda parte de los versos anuncia a las rosas de Castilla como flores que aparecen espontáneamente de esta Virgen de Guadalupe floreada.
La exposición del Museo del Prado teje el manto del mito guadalupano a partir de dos grandes tradiciones artísticas: la pintura y las letras.
Parte de la curaduría incluye el retrato de Sor Jerónima de la Asunción de la Fuente, una monja clarisa que relató durante su travesía las tres afirmaciones fundacionales del guadalupanismo, descritas por el investigador de la UNAM Jaime Cuadriello. “la Virgen se apareció en los tiempos de la Conquista, que se manifestó a un indígena [Juan Diego], con el deseo de ser venerado en aquel sitio [Cerro del Tepeyac] y, lo más trascendente que se pudo inferir, que dejó su retrato estampado en la capa del indio como constancia y legado para el culto y así dispensar milagros”.
Dentro de las representaciones visuales aparece una entalladura de la Biblioteca Nacional de México, testigo de “que algunos artistas indígenas se dedicaban casi con exclusividad a la creación de imágenes guadalupanas dada su amplia demanda”. Relatado por Paula Mues, profesora de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México y su colega Rocío Bruquetas.
Si bien el 12 de diciembre está lejano, en este mes patrio que se escuche más fuerte: ¡Viva México!, ¡VIVA! ¡Viva Nuestra Virgencita de Guadalupe!, ¡VIVA!
Con información de: https://www.jornada.com.mx/