Cultura

La Casa Lamm, un faro cultural.

Orígenes y arquitectura

La Casa Lamm fue construida en 1911 en la avenida Álvaro Obregón núm. 99, en la emergente colonia Roma, que se desarrolló sobre terrenos de una vieja granja propiedad de Pedro Lascuráin.

Su diseño, influenciado por la estética europea —especialmente francesa— de finales del siglo XIX y principios del XX, reflejaba el impulso aristocrático de la burguesía de la época

Aunque fue proyectada como residencia de Lewis Lamm, quien encabezó el proyecto desde 1914, la familia nunca la habitó. En su lugar, fue arrendada a los Maristas y se convirtió en el Colegio Francés Jalisco para varones

Del colegio a patrimonio cultural

Durante la Guerra Cristera, Lamm recuperó el inmueble en malas condiciones. Tras su fallecimiento en 1939, su viuda lo vendió a la familia García Collantes, que lo conservó hasta 1990. Gracias a ello, la casa escapó de la demolición que afectó a muchas edificaciones de la colonia.

A partir de 1993, el arquitecto José Luis Espinosa lideró un proceso de restauración para devolverle parte de su esplendor original, pese a la pérdida de algunos elementos por el deterioro.

El proyecto de convertirla en un centro cultural privado y autónomo fue impulsado por un grupo de historiadoras del arte —Claudia, Elin, Cecilia y Germaine Gómez Haro, junto con Elena Lamm, nieta de Lewis.

Así, en 1994 fue inaugurado el Centro Cultural Casa Lamm, consolidando su nuevo papel en la difusión cultural.

Un espacio cultural vivo

Hoy, Casa Lamm es un centro académico y cultural de gran relevancia, ofreciendo diplomados, talleres, licenciaturas, maestrías y doctorados en arte, literatura e historia.

Cuenta con espacios como la galería de arte contemporáneo, la biblioteca de Arte de la Fundación Televisa con más de 15,000 volúmenes, la librería especializada Pegaso y el restaurante 99 Bistro, rodeado por un encantador patio-jardín.

Además, el centro ha albergado exposiciones de artistas como Francisco Toledo, Jacinto de Marín y parte de la colección fotográfica de Manuel Álvarez Bravo

Este recinto ha sido clave para transformar la colonia Roma en un polo artístico dentro de la Ciudad de México, aunque desafíos como la inseguridad y el mantenimiento urbano persisten.

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