Así es el mapa mundial de la computación cuántica
Ciudad de México 26 de diciembre de 2025.- A punto de concluir el Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuánticas, proclamado por la UNESCO y la Asamblea General de la ONU para 2025, la iniciativa ha cumplido el objetivo de situar la cuántica en la agenda global. Impulsado tras la petición de más de 300 expertos y organizaciones, como BBVA, con motivo del centenario de la mecánica cuántica, este año conmemorativo ha desplegado actividades y eventos en todo el mundo para reforzar la concienciación pública sobre la relevancia científica y las aplicaciones emergentes de esta tecnología.
La computación cuántica, aún en desarrollo, promete transformar la forma de procesar información mediante un enfoque radicalmente distinto al de la computación clásica. Su potencial podría acelerar avances en sectores como las finanzas, la ciberseguridad, la logística, la criptografía o la inteligencia artificial. «El candidato más sólido a una aplicación real de la cuántica es la simulación química y los materiales. En finanzas, podría ayudar en valoración de derivados complejos, cálculo de riesgos y construcción de carteras bajo incertidumbre», indica Sonia Contera, catedrática de Física en la Universidad de Oxford (Reino Unido) y autora del libro ‘Seis problemas que la ciencia no puede resolver’ (Arpa, 2025). Si bien, la catedrática muestra un optimismo moderado: «El camino hacia máquinas realmente útiles es hoy más concreto, aunque también más largo y costoso de lo que sugieren algunos».
La carrera por liderar la computación cuántica que protagonizan desde grandes tecnológicas como IBM, Google, Microsoft, Intel a empresas de nicho como D-Wave y Xanadu, se ha convertido también en una cuestión geopolítica en la que los estados impulsan iniciativas público-privadas para no quedarse atrás. Mediante iniciativas como la National Quantum Initiative (Estados Unidos), las investigaciones de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China (USTC) o la plataforma EuroHPC de la Comisión Europea, los estados compiten por liderar esta carrera que será decisiva en materia de competitividad económica y seguridad global.
La carrera por el liderazgo cuántico
Estados Unidos lidera la carrera cuántica tanto en inversión como en hitos logrados. La potencia mundial representa el 78% del capital invertido en ‘startups’ de computación cuántica, con 1.559 millones de dólares, de acuerdo con el informe ‘Quantum Technology Monitor’ de junio de 2025 de McKinsey & Company. Además, tecnológicas como IBM, Google o Microsoft están sentando las bases de esta nueva tecnología cuyo potencial, aunque aún en desarrollo, podría tener un impacto disruptivo en sectores como la salud, la inteligencia artificial, ciberseguridad o finanzas.
En Europa, la colaboración público-privada ha cobrado relevancia en el impulso de la computación cuántica.
En 2023, IBM presentó Osprey, el primer procesador cuántico con más de 400 qubits (bits cuánticos), que superaba la barrera de los 100 qubits de Eagle, que había lanzado dos años antes. Para entender la magnitud del avance: representar el estado completo de Osprey requeriría más bits clásicos que el número total de átomos en el universo conocido. En paralelo, su procesador Heron permitió a la compañía construir el primer ordenador cuántico modular: el Quantum System Two, clave para construir sistemas tolerantes a fallos, el gran reto de la computación cuántica. Además de en Estados Unidos, estos sistemas ya están presentes también en España y Japón.
En realidad, el verdadero récord de potencia lo ostenta Condor, un procesador de 1.121 qubits que supuso el primer chip cuántico de IBM en superar la barrera de los 1.000 qubits. Pero la compañía ha decidido cambiar de estrategia: más que seguir incrementando el número de qubits, ahora prioriza la calidad, la reducción de errores y la modularidad, lo que explica que su foco se haya desplazado desde el gigantesco Condor hacia procesadores más pequeños pero más precisos como Heron.
En 2024, Google presentaba su chip Willow, capaz de realizar en menos de cinco minutos un cálculo que a uno de los superordenadores más rápidos de entonces le hubiese llevado 10.000 trillones de años, y en 2025 ha presentado Quantum Echoes, un algoritmo 13.000 veces más rápido que las supercomputadoras más potentes, según un paper publicado en la revista Nature. En febrero de este mismo año, la competencia directa de Google, Microsoft, planteaba una nueva arquitectura cuántica y daba un salto significativo en la materia con Majorana 1, un chip cuántico que se puede sostener en la palma de la mano.
Estados Unidos mantiene una ventaja competitiva al ser el epicentro de las grandes tecnológicas que lideran los avances en computación cuántica, como Google e IBM. Cada una busca diferenciarse avanzando en verticales distintas, tal y como explica la catedrática Sonia Contera: «Google investiga cómo reducir el error total agrupando muchos qubits imperfectos en códigos de corrección de errores. Mientras que IBM busca obtener resultados útiles con trucos de mitigación y con un hardware mejor organizado». A esta fortaleza privada se suman iniciativas públicas estratégicas, entre ellas la National Quantum Initiative, un programa federal que impulsa la colaboración entre gobierno, industria y academia para acelerar el desarrollo de esta tecnología.
En Canadá destacan D-Wave, que en 2025 vendió al instituto de investigación alemán Jülich uno de sus Quantum Annealers, y Xanadu, que en 2025 ha sorprendido con Aurora, el primer ordenador cuántico modular capaz de operar a temperatura ambiente, abriendo una nueva vía para la escalabilidad masiva.
Con una inversión de 103 millones de dólares, la Unión Europea (UE) se posiciona como la cuarta región con más inversión en computación cuántica de acuerdo con el informe ‘Quantum Technology Monitor’ de McKinsey & Company, detrás de Estados Unidos, Australia y Reino Unido.
En Europa, la colaboración público-privada ha cobrado relevancia en el impulso de la computación cuántica, si bien, la catedrática Contera afirma que «nuestras élites políticas, financieras y académicas no terminan de priorizar la independencia tecnológica europea», por eso, continúa, «hasta que no se resuelva ese componente político-cultural, Europa seguirá produciendo ciencia excelente que otros convierten en industria». La Comisión Europea, a través de la iniciativa European High Performance Computing (EuroHPC), busca consolidar los recursos de los países miembros para liderar la carrera por la supercomputación. Gracias a este esfuerzo, se han instalado seis ordenadores cuánticos y se han cofinanciado dos más, ubicados en España, Italia, Polonia, Francia, Alemania y República Checa. Estos equipos permiten que universidades y centros de investigación en cada país avancen en el desarrollo de esta tecnología.
Además de los países seleccionados por la Comisión, los principales fabricantes europeos de tecnología cuántica se concentran en Reino Unido, Alemania, Suiza, Francia y Países Bajos. Entre ellos destacan Oxford Quantum Circuits (OQC) y Cambridge Quantum (CQ), que han fijado ambiciosos objetivos: alcanzar los 200 qubits en 2028 y llegar a 50.000 en 2034.
En Alemania, empresas como Bosch colaboran con IBM en el centro de datos de Ehningen para desarrollar algoritmos escalables que transformen el diseño de productos. Además, la misma empresa ha dado un paso al frente en el país instalando su primera computadora cuántica fuera de Estados Unidos (Quantum System One) en el Instituto Fraunhofer-Gesellschaft, en Ehningen, cerca de Stuttgart (Alemania). España ha sido el segundo país europeo en albergar una computadora cuántica de IBM.
