Cultura

Wim Vandekeybus regresa a México con VOID

Ciudad de México, 24 de septiembre de 2025.-El coreógrafo belga Wim Vandekeybus, una de las figuras más influyentes de la danza contemporánea europea, regresa a México con VOID, su más reciente creación, que se presentará en dos únicas funciones el 29 y 30 de septiembre en el Teatro Julio Castillo. La llegada de este montaje se da en el marco de una gira internacional que también abrirá el Festival Internacional de Danza Contemporánea “Lila López” en San Luis Potosí, un gran espacio histórico para la danza en México.

La presentación de VOID es posible gracias a la productora EYEBERG, fundada este año por Estefanía Amador Cabiedes y Eleno Gutiérrez, que se ha fijado como meta traer a México piezas de alto nivel artístico y acercarlas a nuevos públicos. A través de MOVES México, la iniciativa busca fomentar la educación estética entre niños y jóvenes, además de reducir la brecha que separa a las audiencias locales de las producciones internacionales más arriesgadas.

Con VOID, Vandekeybus y su compañía Ultima Vez profundizan en un universo donde la individualidad y la diferencia no son defectos, sino motores creativos. Seis bailarines de distintas partes del mundo —Italia, Bélgica, Hong Kong, Alemania, Suecia y Francia— encarnan personajes inspirados en los llamados misfits, figuras excéntricas o marginales que desafían las normas sociales. La obra, de 90 minutos de duración y apta para mayores de 12 años, se estructura como un recorrido físico y sonoro por sus mundos interiores, donde lo extraño revela su costado más humano.

“Cada personaje de VOID ve el mundo desde su perspectiva única, y a través de ella exploramos temas sociales más amplios. Se trata de ahondar en los intrincados mundos interiores de personajes marginados, empatizar con su soledad y comprender sus dificultades. La sociedad a menudo nos condiciona a seguir una delgada línea de normalidad, etiquetando cualquier cosa fuera de ella como anormal. Sin embargo, la inconsciencia, los aspectos impredecibles de nuestro trabajo, son vitales”, comentó Vandekeybus en entrevista con La Razón.

La puesta en escena, con una escenografía minimalista diseñada por el propio coreógrafo, resalta los contrastes entre movimiento y silencio, entre presencia y vacío. La música original de Arthur Brouns —con matices de jazz neoyorquino y composiciones de Lander Gyselinck— crea un paisaje sonoro donde el cuerpo se convierte en palabra. “Intentamos que el movimiento funcione como lenguaje, que no sea solo estética, sino un medio para expresar lo que realmente llevamos dentro”, explicó el director.

Con información de: La Razón

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