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Fidel: con las botas y el corazón en la tierra

Ciudad de México, 06 de agosto de 2025.- Cuando en su alegato de autodefensa La historia me absolverá, Fidel expone con total objetividad, entre otros, el acuciante problema de la tierra, ya tenía claro que el asunto no se resolvería solo eliminando el latifundio y entregándoles la tierra «a los quinientos mil obreros del campo que habitan en los bohíos miserables, que trabajan cuatro meses al año y pasan hambre el resto…» o «a los cien mil agricultores pequeños, que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya…».

Por ello, la proclamación de la Reforma Agraria, el 17 de mayo del propio año 1959, no solo cerró un penoso capítulo, sino que abrió paso a un colosal empeño.

La infancia de Fidel en el entorno agrícola o productivo familiar de Birán; sus lecturas de José Martí acerca del tema, y su irrevocable determinación de liberar a Cuba de todas sus ataduras, en todos los terrenos, le habían demostrado desde hacía mucho tiempo, la imperiosa necesidad de sacarle a la tierra el mayor fruto posible en función de la alimentación del pueblo y de la economía nacional, sobre la base de nuevas técnicas. A ese propósito dedicaría, desde entonces, toda su inteligencia, energía, pasión, días, noches y madrugadas.

Camino al centenario de su nacimiento, lo que muchas personas (de Cuba y del mundo) siguen preguntándose es cómo, habiendo tenido una formación profesional centrada en el Derecho, Fidel pudo incursionar con tanta amplitud, profundidad y rigor en el complejo universo agrícola.

Tampoco se formó en el campo de la ciencia médica, el deporte, la cultura, la biotecnología, las relaciones internacionales o la educación… y expertos en esas ramas terminaban inclinándose, en respetuosa reverencia, ante su amplísimo conocimiento.

HATUEY… UN HITO

Aunque desde el mismo triunfo revolucionario Fidel mantuvo un vínculo permanente con la agricultura cubana, conocida es su interacción con la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, de Matanzas, cuyos orígenes se remontan a 1962.

Apasionado, como para todo, por ese tiempo ya el Comandante realizaba sus propios ensayos y experimentos en parcelas cercanas a La Habana, experiencia que lo llevó a sugerir la creación de la mencionada entidad, para estudiar sobre bases científicas todo lo relacionado con la alimentación del ganado, a partir del empleo de pastos y forrajes propios.

Tal y como rememoró la Mesa Redonda dedicada a esos asuntos el 15 de agosto de 2017, no fue casual que, a la altura de 1963, durante una plenaria de ganadería, Fidel afirmara; «El día que hayamos resuelto el problema del pienso y no tengamos que importarlo, y a base de pastos y de cosas que sembremos en las granjas podamos alimentar el ganado, nos habremos quitado un gran problema, habremos dado un gran paso de avance y tendremos posibilidades ilimitadas de desarrollo».

Los pilares con que Fidel fue cimentando el desarrollo de la agricultura y de la ganadería no se limitarían únicamente a Indio Hatuey. La creación, en 1965, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), dedicado básicamente al desarrollo de las ciencias médicas y de las ciencias agropecuarias, fue desbrozando un terreno que también contaría con la especializada visión de institutos como los de Ciencia Animal (ICA) y el de Ciencias Agrícolas (inca), nacidos ese año también.

Obviamente, esas instituciones serían determinantes para impulsar el desarrollo agrícola y ganadero en un país que, no por obra y gracia del azar, llegó a registrar en 1967 un rebaño superior a los siete millones de cabezas de ganado vacuno, y una producción que saltó los 900 millones de litros de leche.

A menudo, se habla del protagónico rol del Comandante en la introducción de la inseminación artificial, la formación de técnicos en esa actividad, y la creación de condiciones para generalizarla en todo el archipiélago.

Habría que ver cuántos o qué estadistas del mundo podían, por ese tiempo (e incluso hasta nuestros días) disertar, como lo hizo él en 1969, al visitar el Plan Experimental Genético «Niña Bonita», en torno a ciencia pura en la ganadería, mecanización del ordeño, medidas sanitarias, manejo integral, e incluso acerca de Rosafé: un saludable toro que el país importó por 27 000 dólares y que era capaz de producir 22 000 dosis de semen para inseminación artificial.

LA SOBERANÍA QUE HOY ENARBOLAMOS

Parecieran de reciente aparición términos o conceptos como los de soberanía alimentaria, autoabastecimiento municipal o local, autonomía… Basta echar un vistazo a la obra del Comandante en el ámbito de la agricultura para constatar cómo forman parte esencial de su visión.

Por cierto, a la par de sus numerosos discursos e intervenciones en congresos, eventos científicos, aniversarios de organizaciones e instituciones, el lector puede contar con una magnífica selección temática enmarcada entre 1959 y 1996, publicada por la Editora Política, con el título Fidel Castro, la agricultura en Cuba, estructurada en tres tomos dedicados a agronomía, el primero; a agropecuaria y ganadería, el segundo, y a política agraria, el tercero.

Aunque resulta imposible resumir su vasto quehacer en ese terreno, llama la atención el vínculo que mantuvo con tres importantes centros científicos villaclareños: Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales (Inivit), Centro de Bioactivos Químicos (CBQ), y el Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP).

El fallecido Doctor Sergio Rodríguez Morales, director del INIVIT y Héroe del Trabajo de la República de Cuba, evocaría varias veces la insistencia de Fidel para poder «diversificar los estudios de las plantas, buscar las mejores semillas, establecer patrones de mejoramiento genético, informatizar el centro, hacer multidisciplinarias nuestras investigaciones…».

No menos trascendencia le concedió siempre al Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical Alejandro de Humboldt, reconocido oficialmente en 1976, aunque con una trayectoria que lo ubica como el más antiguo en la América de habla hispana.

Con su impronta nace también el Instituto de Investigaciones Hortícolas Liliana Dimitrova, del mismo modo que es imposible desconocer su nexo con el Instituto de Sanidad Vegetal, base para que el país llegara a disponer de una red que superó los 200 centros de producción de entomófagos y entomopatógenos, con tres plantas de producción de bio-plaguicidas.

En opinión de Theodor Friedrich, representante de la FAO en Cuba, la intervención del Comandante en Jefe en la Cumbre mundial de la alimentación en Roma, 1996, marcó pauta acerca de la solución para enfrentar y resolver el problema del hambre.

MORINGA, MORERA Y UN PITIRRE SOBRE ALAMBRE

Conocido es el empeño del líder histórico de la Revolución en la búsqueda de nuevas fuentes (plantas) proteicas para la alimentación del ganado, sobre todo en medio de prolongadas sequías y otras adversidades naturales. Acuden a la memoria variedades como la moringa y la morera.

Bien lo sabe el matancero Omar González Santamaría, nombre que la doctora Concepción Campa le dio a Fidel al hablar con él acerca de la moringa.

Muy pronto Fidel lo contactó, y estuvo largo rato haciéndole preguntas. «Días después me llamó de nuevo –recuerda Omar– y me dijo: ahora pregúnteme a mí todo lo que quiera saber de la moringa».

Por ello, bien avanzada ya su edad, Fidel no le perdía pie ni pisada, desde la capital cubana, a la finca El Pitirre, en la geografía pinareña, escenario de una experiencia que integraría a otras cuatro unidades de La Habana y Mayabeque, considerado uno de los últimos emprendimientos científicos del Comandante.

Tal y como consta en el trabajo Las últimas tierras que Fidel sembró, publicado por nuestro diario (4 de mayo de 2021), el proyecto preveía una línea para cultivo de plantas proteicas como la moringa, la morera, la tithonia y la cratylia, a fin de reducir gastos del país en la compra de productos como maíz y soya.

MAESTRO

No debe haber una sola actividad, labor, arista o esfera asociada a la agricultura (cultivos varios, viandas, granos, frutas, hortalizas, vegetales…) y a la ganadería (vacuna, equina, ovino caprina, avicultura, cunicultura…) en la que no esté el sello, la sabiduría de Fidel.

En 1992, al clausurar un evento científico por los 30 años de la Academia de Ciencias, comentó: «usted siembra arroz en Pinar del Río en el mes de julio y recoge la tercera parte del arroz que habría recogido sembrando en enero, en febrero, en marzo. Y allá en la provincia Granma usted obtiene un buen rendimiento sembrando en agosto. Se queda uno asombrado de esos fenómenos».

No, Comandante… quien se queda asombrado es un pueblo entero mientras se pregunta de dónde sacó tiempo para extraerle a la tierra el zumo, en forma de esos frutos que tanta falta nos siguen haciendo hoy, en esta complejísima coyuntura económica.

Con información de: Granma

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