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El mundo enloquece por los ‘Labubus’: ¿por qué todos están obsesionados?

Ciudad de México, 13 de junio de 2025.- ¿El mundo perdió la cabeza? La pregunta no es exagerada. Este martes, en una subasta en Pekín, se vendió por unos 170 mil dólares un muñeco de metro y medio, color verde menta, con sonrisa bobalicona y aspecto de gremlin-bebé.

Se trataba, por supuesto, de un Labubu, la última moda que, por razones aún incomprensibles, parece estar enloqueciendo a medio planeta.

Para quienes no estén al tanto: los Labubu son, en esencia, pequeñas figuras de monstruos con dientes afilados, comercializadas principalmente por la empresa juguetera china Pop Mart.

Aunque fueron lanzados como muñecos de peluche en 2023, el año pasado se convirtieron en el centro de un auténtico frenesí global. Hoy, estas pequeñas criaturas de aspecto siniestro cuelgan de bolsos de diseñador en todo el mundo.

Figuras como Rihanna, Dua Lipa, Lisa de Blackpink y David Beckham contribuyeron a impulsar la tendencia.

Como resultado, los ingresos de Pop Mart se duplicaron en 2024 y alcanzaron los 1 mil 810 millones de dólares. Las ventas de juguetes de peluche aumentaron más de un 1 mil 200 por ciento y representaron casi el 22 por ciento del total, gracias al éxito de los Labubus.

En una subasta realizada el martes, dedicada exclusivamente a objetos de colección de Labubu, los 48 lotes disponibles se vendieron por un total de $520 mil dólares. La casa organizadora, Yongle Auction, anunció que llevará a cabo subastas similares de forma regular.

Aunque en Estados Unidos se venden al por menor por un precio relativamente accesible, entre $20 y $30 dólares, hoy en día resulta difícil conseguir muñecos auténticos debido a su enorme popularidad. Como señaló un coleccionista de Labubu: “Para conseguir una legítima, hay que arriesgarse en la página de Pop Mart y competir con millones de personas como yo cuando salgan a la venta”.

La otra opción es enfrentarse a otros clientes desesperados en una tienda física, que aún son escasas y poco frecuentes en Estados Unidos.

Parte del atractivo radica en que los juguetes se venden en “cajas sorpresa”, por lo que el comprador no sabe cuál figura le tocó hasta abrirla. La experiencia recuerda a la compra de sobres de tarjetas de béisbol, con una diferencia clave: cada caja cuesta entre $20 y $30 dólares.

Con información de: La Jornada

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