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Brasil: crece la reprobación de Lula

08 de junio del 2025.- La verdad es que los sondeos realizados por el equipo de comunicación del despacho presidencial ya señalaban un aumento en la reprobación de Lula, coincidiendo con los anteriores realizados entre diciembre de 2024 y febrero de 2025 por empresas especializadas en encuestas de eventuales candidatos a puestos elegibles en Brasil.

Pero el resultado divulgado por la Quaest el miércoles pasado sacudió los pilares del despacho presidencial. Primero, porque la Quaest es considerada la más seria y respetable de las empresas dedicadas a encuestas en Brasil. Segundo –y principalmente– por los datos.

Acorde con lo que se detectó, 57 por ciento reprueban el gobierno de Lula, peor marca desde que asumió por primera vez la presidencia el 1º de enero de 2003. Y de los que aprueban bajó de 54 por ciento en julio del año pasado a 40 por ciento en mayo de 2025.

Igualmente creció el número de electores que consideran el gobierno de Lula peor que el de su antecesor, el desequilibrado ultraderechista Jair Bolsonaro. Un crecimiento mínimo, es verdad, pero no por eso menos preocupante, según analistas eran 43 por ciento, ahora son 44 por ciento.

Por más que se recuerde que es una situación de “empate técnico”, como se dice en el lenguaje de las encuestas, conviene recordar que en febrero de 2024 esa marca era de 57 por ciento para Lula contra 38 por ciento de Bolsonaro. En julio del año pasado, 51 a 36 por ciento.

En menos de un año el panorama se invirtió y ahora pierde Lula.

Analistas indican que son varios los factores que llevaron a esa caída abrupta en la popularidad de Lula.

Curiosamente, el principal de éstos no tiene relación directa con el gobierno nacional, sino con los estatales, debido a la violencia. Pero todos los demás sí están relacionados con cuestiones sociales como el desempleo, la economía, la corrupción (que se extiende igualmente por municipios y estados), la salud y la educación.

Asesores cercanos a Lula dicen que en el fondo la razón se debe a una falla de comunicación del gobierno que no logra, ni de lejos, equipararse en las redes sociales y en Internet a la voracidad de la extrema derecha vinculada directa o indirectamente con Bolsonaro.

No obstante, para analistas independientes, que incluso respaldan al actual mandatario, lo cierto es que el mismo Lula no facilita un cambio en la imagen del gobierno. Repite viejos temas de sus mandatos anteriores, no lleva a cabo promesas de campaña…, en resumen, aparenta algún cansancio.

Atrapado por cierta inercia y alcanzado por un escándalo de corrupción en el sistema de jubilaciones –que empezó desde hace mucho y se expandió de manera drástica bajo Bolsonaro, pero sólo salió a la superficie recientemente–, nada indica, al menos por ahora, que la presente situación sufra un cambio significativo y que Lula vea crecer su popularidad de nueva cuenta.

Desde diciembre los sondeos dejaron de indicar una mayoría que aprobara las decisiones del gobierno.

No es posible saber cuándo cambiará Lula el escenario actual. Sí, la economía va bien, pero la inflación en alimentos se mantiene alta. Integrantes del gobierno, cercanos al despacho presidencial, reclaman la necesidad de mostrar a la población un proyecto de futuro.

Son muchos los puntos aislados que, sumados, provocan esa corrosión en la imagen del gobierno. ¿Hasta cuándo?

Con información de: Eric Nepomuceno

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