“El rol del arquitecto es darle alma y sentido a los espacios”, asegura el mexicano Santiago Cuaik
Ciudad de México 23 de mayo de 2025.- Al vivir en un mundo saturado de estímulos digitales generados a gran velocidad, el diseño puede funcionar como un sistema de estímulos armónicos que nos invitan a detenernos, a habitar el momento.
Así lo afirma el mexicano Santiago Cuaik, quien recientemente presentó el libro El arte de la vida contemporánea, editado por Rizzoli, en el que muestra diez años de trabajo dedicados a la creación de espacios residenciales y comerciales ubicados en México, España y Estados Unidos.
“Fue durante la creación del libro The Table is Set, con motivo de los 30 años de Grupo Hunan, que empecé a explorar con más claridad cómo podría ser un libro sobre Cuaik. Ese ejercicio me abrió la puerta para pensar en cómo traducir visual y conceptualmente lo que llevamos haciendo en el estudio durante más de una década”, dice.
De acuerdo con el creativo, el título de dicho volumen resume en unas palabras la importancia de entablar un diálogo con nuestro presente, el cual nos lleva a desconectarnos por unos instantes de la tecnología para entender de mejor manera la forma en que vivimos cada momento de nuestras vidas y el entorno en el que habitamos.
A partir de esta reflexión, Cuaik da a conocer la forma con la que crea estancias que van más allá de los detalles estéticos, o decorativos, ya que transmiten emociones que logren cambiar la percepción del usuario.
“Cada material, cada textura, la forma en que entra la luz o se distribuye el sonido… Todo tiene el poder de influir en cómo nos sentimos. No se trata sólo de que un lugar ‘se vea bonito’, sino de cómo nos afecta emocionalmente. El objetivo es generar atmósferas que aporten calma, claridad o energía, según sea el caso, y que nos ayuden a reconectar con nosotros mismos en medio del caos externo.
“En ese sentido, el diseño no es sólo estético, sino terapéutico. Bien pensado, un espacio puede ser un refugio, un detonador creativo, o un lugar de pausa en medio de tanto ruido”, afirma el arquitecto.
Cuenta que al conversar con Rizzoli sobre la planeación del libro, le fue dando forma a la idea y poniendo en palabras la esencia de su trabajo: “Una curaduría integral de espacios que va mucho más allá del interiorismo tradicional. Nos dimos cuenta de que nuestro enfoque se parece más al de un curador de arte: diseñamos cada rincón con intención, desde el despiece del piso y la selección del mobiliario, hasta decisiones más sensoriales como qué aroma va a envolver el ambiente o qué música se va a escuchar.
“Lo más gratificante fue redescubrir, al mirar hacia atrás, que incluso en nuestros primeros proyectos ya se percibía esa sensibilidad artística. El libro se convirtió así en una celebración de esa visión y en una forma de compartir cómo entendemos el arte traducido en espacios”.
Sobre el papel que juega el diseño arquitectónico en la sociedad actual, opina: “Creo que hoy más que nunca, el desarrollo de espacios juega un papel fundamental en cómo vivimos, cómo nos conectamos y cómo experimentamos el mundo. Al final del día, diseñar espacios es diseñar relaciones con nosotros mismos, con los demás y con el entorno.
“En el estudio entendemos que cada proyecto tiene el potencial de transformar la manera en que una persona habita su vida cotidiana. Ya no se trata sólo de crear lugares estéticamente agradables, sino de construir atmósferas que generen bienestar, que inspiren, que inviten a quedarse y a conectar”.
Para Cuaik, el desarrollo de espacios se ha vuelto más multidisciplinario que nunca, “confluyen la arquitectura, el diseño de interiores, la tecnología, el arte, e incluso la psicología. Eso nos exige pensar con una visión mucho más integral y sensible, donde cada decisión—desde la luz, hasta el aroma—forma parte de una narrativa espacial”.
La IA en cada rincón
Las nuevas tecnologías evolucionan y transforman nuestros estilos de vida, facilitando nuestra existencia en lo laboral y, en ocasiones, en lo personal.
El rubro de la arquitectura está viviendo de cerca estos cambios, los cuales traen consigo nuevas técnicas para proyectar edificaciones, espacios y estructuras, desde la etapa de diseño hasta la construcción y la gestión de cada obra.
“Creo que la tecnología, especialmente en los últimos años, ha tenido un impacto transformador en nuestro trabajo como arquitectos y diseñadores. La irrupción de herramientas basadas en Inteligencia Artificial ha cambiado no sólo la manera en la que conceptualizamos un proyecto, sino también cómo lo gestionamos de principio a fin.
La irrupción de herramientas basadas en Inteligencia Artificial ha cambiado no sólo la manera en la que conceptualizamos un proyecto, sino también cómo lo gestionamos de principio a fin
“En la parte creativa, por ejemplo, hoy es posible generar imágenes hiperrealistas a partir de un simple prompt, reduciendo el tiempo de renderizado a una fracción de lo que solía tomar. Esto nos ha dado una libertad creativa enorme, permitiéndonos explorar más ideas en menos tiempo”.
Pero lo interesante, dice, es que no se limita a lo visual. “En el estudio hemos integrado estas herramientas también en la administración y coordinación de proyectos. Tenemos asistentes virtuales que generan minutas automáticas de las reuniones y sistemas capaces de analizar el avance de obra a través de imágenes, generando reportes en tiempo real”.
“Esta integración tecnológica nos ha hecho más ágiles, más precisos y, sobre todo, más enfocados en lo que realmente importa: diseñar experiencias que mejoren la vida de las personas”.
Su propuesta y el lenguaje que crea en cada estancia y espacio, tanto interior como exterior, los define como: “Más allá de lo tangible, nuestra propuesta tiene que ver con la creación de atmósferas. No buscamos imponer un estilo, sino generar experiencias únicas dentro de cada espacio. Para mí, se trata de diseñar ambientes distintos dentro del mismo lugar, jugando con factores como la luz, los materiales, la escala, la temperatura, los sonidos, etcétera.
“El lenguaje que construimos en cada proyecto no es algo rígido ni repetible: es una respuesta sensible al contexto, a la función y, sobre todo, a la emoción que queremos provocar. Nos interesa que un espacio te haga sentir algo, que tenga capas que se descubren con el tiempo. En ese sentido, lo exterior y lo interior se tratan con la misma intención narrativa: todo forma parte de una misma historia contada a través del diseño.
Más allá de lo tangible, nuestra propuesta tiene que ver con la creación de atmósferas… No buscamos imponer un estilo, sino generar experiencias únicas dentro de cada espacio
Al final, el espacio tiene que resonar con quien lo habita. Nuestro rol es darle alma, sentido y coherencia a esa experiencia”.
A plena vista, cada área que diseña Santiago remite a un contexto escenográfico, que parece previamente conceptualizado.
“No diría que es algo planeado en términos rígidos. Nuestro proceso no parte de una escenografía predefinida, sino de una serie de decisiones que se van tomando sobre la marcha, con sensibilidad y atención al contexto. Es cierto que, al ver el resultado final, puede percibirse cierta teatralidad o narrativa espacial, pero eso surge de manera orgánica, no como algo impuesto desde el inicio.
“Lo que sí es planeado —o más bien, intencionado— es lo que queremos provocar en quien habita o recorre el espacio. Buscamos generar sensaciones, atmósferas que cuenten algo, que se vivan con emoción. Esa intención es la que guía nuestras decisiones, pero siempre dejando espacio para que el proyecto evolucione, se adapte y cobre vida propia. Para nosotros, más que escenografía, se trata de construir experiencias que se sientan auténticas y memorables”.
Con información de: OEM