Con información de: EL TIEMPO / 15 de mayo 2015.
* Desde el pasado jueves se pueden ver 226 reproducciones del creador holandés en Bogotá.
Vincent van Gogh se suicidó a los 37 años. Estaba loco. Pasó varios periodos de su vida internado en clínicas mentales. Sufría. Vendió un solo cuadro en toda su carrera. Un cuadro. Vivió solo, las mujeres le huían. Por loco.
Sin embargo, lo que pintó durante el largo periodo que vivió en el sur de Francia es un delicioso homenaje a la alegría de vivir.
Van Gogh era un dibujante rudo, un trabajador incansable y un colorista maravilloso. Pero si hay algo que lo hace único es su manera de pintar.
Usaba el óleo no solo para producir formas y colores, sino también para darles con pinceladas una estructura en relieve, de manera que sus cuadros son tridimensionales y esas pinceladas espesas moldean las formas haciendo que los objetos y los seres vibren y se muevan en remolinos de energía.
Pasear por un campo de trigo del color amarillo de un pan horneado, rayado con cálidos amarillos de yema de huevo, fríos amarillos verdosos, verdes oscuros de oliva y de pino, rojos de sangre y de tomate, sombras violetas y azules, movidos todos por el ritmo fuerte de una vegetación peinada por el viento, de unas nubes que giran infladas por presiones atmosféricas, nos arrastra a una danza que va más allá de la visión romántica de la naturaleza y es una poderosa afirmación de que hay que mirar las cosas con los ojos y la mente bien abiertos.
De cierta manera, ver un cuadro de Van Gogh es como sentarse ante un plato de buena comida. Eso pasa a veces con la pintura, pero en este caso hay que ponerse babero y comer con las manos, porque es un banquete campesino al natural, con la vida ofreciéndose espléndida, fresca y deliciosa sobre el plato.
El recorrido
‘Vincent van Gogh: el genio del color’ tiene 226 reproducciones de las obras más importantes de este artista en tamaño real y con los colores originales que utilizó.
La muestra tiene siete animaciones en 3D para explorar su obra en distintos momentos de su creación.
En el recorrido se conocen detalles de su vida a través de un video, en el que además hay citas de las muchas cartas que se cruzó con su hermano Theo, su familiar más cercano.
Durante la exposición se realizará un concurso de pintura y los participantes reinterpretarán la obra de Van Gogh. Los diez trabajos finalistas serán expuestos en un ala especial de Cafam Floresta y el ganador recibirá como premio un viaje a Holanda.
¿Dónde y cuándo?
Hasta el 15 de junio, 10 a. m. a 8 p. m., todos los días. Sala Cafam Floresta. Av. 68 calle 90, Bogotá. Informes: 404-2463 y www.primerafila.com.co. Boletas: 16.000 y 30.000 pesos.
