Cultura

Se expanden ferias artísticas en la CDMX.

Ciudad de México, 26 de enero de 2020.- En las entrañas del Frontón México, joya del art decó, se levanta el andamiaje para Material Art Fair, a cuya séptima edición acuden por vez primera las galerías Kurimanzutto y OMR. ¿Representa una desbandada de Zona Maco, la feria madre y motor inicial de la Semana del Arte en la Ciudad de México?

Por el contrario.

Kurimanzutto apuesta por asistir a las dos ferias como una manera de mantener «saludable y vibrante» el ecosistema del arte, con espacio para todos. Y a Material llevan el trabajo de un solo artista, con obra ex-profeso: Gabriel Orozco, mientras que mantiene en Zona Maco su stand con varios de sus creadores.

OMR, a su vez, aprovecha las distintas escalas de las ferias durante la Semana del Arte, que se despliega entre el 3 y el 9 de febrero, y lograr así mayor visibilidad. Algo que garantiza la feria madre, la de mayor tiempo y sus más de 62 mil visitantes que registró en 2019.

Material le resulta apropiada para promover a sus creadores más jóvenes, y allí llevará la obra del francés Yann Gerstberger, quien despegó en la primera edición de esta feria.

Y acudirán también como proyecto invitado con Diego Borrell a la octava edición de otro elemento importante de la semana, Salón ACME, una plataforma ferial de artistas para artistas.

«(Las ferias) tienen un enfoque diferente, pero al final es para vender», responde Jacob Flood a cargo de la comunicación de OMR.

Y, una vez cubierto el circuito en la CDMX, la galería enfilará una semana después hacia Frieze LA, como ya hizo en 2019, en su primera edición.

Ante este nuevo jugador angelino, que prácticamente empalma sus fechas con la Semana del Arte mexicana, tanto Zona Maco como Salón ACME y Material decidieron formar un frente común para fortalecer la oferta capitalina en estos días, que ha devenido en un gran escaparate donde convergen los profesionales y el público interesado en el arte contemporáneo.

«Hemos tenido, por primera vez, muchos diálogos, muchas juntas en cuanto a cómo fortalecer la Semana del Arte para todos», dice Rodrigo Feliz, co-director de Material y promotor del acercamiento.

La competencia no se libra entre las ferias locales con sus perfiles y públicos distintos, sino con el nuevo jugador en escena, desde Los Ángeles.

«La realidad es (que) la Semana del Arte de México estaba en competencia con la Semana del Arte de Los Ángeles, así que no queda más que solidificar y juntar esfuerzos para que sea exitosa», añade Feliz.

Aunque Zélika García, fundadora de Zonas Maco en 2002, elude hablar de la competencia al evaluar el impacto de Frieze LA, en 2019 grandes nombres como Gagosian, David Zwirner, Marian Goodman y Gladstone apostaron por la naciente feria y dejaron de acudir a la mexicana, lo cual vuelve a suceder en 2020.

Pero García sí destaca, en cambio, el retorno a sus pasillos de Lisson, Pace y Kasmin.

«Considero que Frieze LA nos ayuda para seguir atrayendo coleccionistas y profesionales del arte extranjeros a la Ciudad de México durante la Semana del Arte Zona Maco. Las ferias forman circuitos artísticos y es así como lo vemos; los coleccionistas viajan primero a CDMX para visitar Zona Maco y después se van a Los Ángeles», responde su directora vía correo electrónico.

Y más que un frente común ante Frieze LA, ataja, habla de «hacer equipo» para mantener el circuito artístico internacional en México.

Ni OMR ni Kurimanzutto son las únicas en repartir su presencia durante la Semana en las tres ferias más visibles. Tanto Patricia Conde como Enrique Guerrero, Licenciado, GAM y Archivo Colectivo asisten, por ejemplo, con proyectos invitados al Salón ACME al tiempo que estarán presentes en Zona Maco.

Mientras que Labor, también presente en la feria madre, colaboró en el comité de selección de Material, donde presenta, además, una instalación de Erick Beltrán referente al actual contexto socio-político.

Refrescan propuestas

Zona Maco reclama para sí el título de la mayor plataforma ferial de América Latina, y en esta edición concentrará por primera vez en el Centro Citibanamex, su sede, sus cuatro ferias: Arte Contemporáneo, Foto, Salón del Anticuario y Diseño.

Estrenará la sección Foro para impulsar a las galerías de media carrera, curada por Anna Goetz bajo el título Relaciones abiertas, que alude a las nuevas ideas de presentación y formas de trabajo conjuntas entre expositores y artistas.

Se trata de una invitación a proponer formatos alternativos al presentar sus propuestas artísticas, más ambiciosas y no convencionales, de acuerdo con la curadora. Y anticipa que, al ser el debut de esta sección, ya se verá qué tan arriesgadas y creativas fueron las galerías.

«Además quería darle a las galerías la oportunidad de colaborar con otras y trabajar en una presentación conjunta. De esa manera, la participación puede ser más factible también para galerías económicamente menos fuertes», expone Goetz.

Zona Maco presentará también este año la Plaza de la Informalidad, una instalación colectiva de espacios independientes de México, Estados Unidos y Canadá, entre ellos Biquini Wax, The Chimney, Cassandra Cassandra, Guadalajara902010, Parallel Oaxaca y Taller Los Guayabos, a manera de homenaje a las «economías ocultas». Curada por Marco Rountree y Alma Saladín, el espacio sucede a SAMPLE, exposición que antes se concentró en la exhibición de arte joven.

Esta instalación colectiva obedece, según García, a uno de los objetivos más importantes de la feria: crear nuevos modelos de colaboración entre institución, galerías y espacios independientes.

Asimismo, en esta edición, la feria incorporó al español Juan Canela como curador de Zona Maco Sur.

«En los últimos 20 años, los cánones artísticos han sido cada vez más revisados y expandidos para abarcar prácticas que habían sido sistemáticamente pasadas por alto por el contexto artístico por distintas razones, como la ubicación geográfica, raza o género de las artistas, así como sus formas de hacer temáticas o alianzas diversas que se desvían y desafían el status quo.

«Esta edición de Zona Maco Sur se centra entonces en mostrar el trabajo de artistas que han ampliado y amplían los marcos de actuación del arte, reuniendo a profesionales históricos y contemporáneos del sur global y poniendo especial atencion al contexto de las Américas», expone Canela.

La gran feria reunirá a más de 210 expositores de 26 países de América, Asia y Europa, y espera igualar la cifra de asistencia del año pasado.

Salón ACME, por su parte, llega consolidado a su octava edición y ajusta su propuesta en su sede habitual, Proyecto Público Prim.

Concurren 56 artistas seleccionados entre más de mil 300 aplicaciones, elegidos por un comité.

Por su parte, La Bodega de ACME, donde antes se presentaba sin ningún criterio curatorial obra de creadores participantes en anteriores ediciones, ahora acogerá la exposición Welcome to Fear City, Una guía de supervivencia para los visitantes de la Ciudad de México con obra creada ex-profeso por 20 artistas a partir de un panfleto que se distribuía en los aeropuertos de Nueva York en 1975, ahora adaptado a la CDMX.

Aquel folleto, con un lenguaje exagerado y de tono paranoico, era una invitación a abandonar pronto la urbe.

Si hasta 2019 el Salón ACME organizó una pequeña muestra editorial a manera de feria, ahora esta sección contará con la curaduría de Óscar Benassini bajo el título de Perros Románticos y funcionará como una librería temporal con rarezas y primeras ediciones de literatura, además de lecturas programadas, como sucederá con el poeta y novelista Luis Felipe Fabre.

En el patio central de la Casa 1 de Proyecto Público Prim se inaugurará un patio escultórico con obra de Pablo Dávila.

Zazil Barba, co-fundadora de ACME, explica que la idea es cada año invitar a un artista con un proyecto de grandes dimensiones.

En el techo de la Casa 2, se habilitó un espacio con techos de cristal para presentar performances e instalaciones con galerías invitadas.

Con Yucatán como Estado invitado, Daniela Pérez curará también la exposición colectiva Más allá de los artefactos, con obra de artistas locales.

«En esta octava edición está llegando el Salón a un punto más consolidado, más maduro. ¿De dónde viene? De muchísimo trabajo», asegura Barba.

Material, por su parte, sorprende con el fichaje de las londinenses Serpentine Galleries, fundada en 1970, y Whitechapel Gallery, con más de un siglo de historia, donde Picasso exhibió por única vez el famoso Guernica en Gran Bretaña.

Ambas organizaciones no lucrativas, con una larga historia de más de 20 años de ediciones de artistas, arquitectos y diseñadores que han expuesto en cada galería, presentarán una selección curada para la feria en diferentes medios: gráfica, obra en papel, cerámica y escultura.

Y en exclusiva lanzarán aquí las nuevas ediciones de artista de la estadounidense Dana Schutz y del mexicano Carlos Amorales, junto con trabajos recientes de Frida Escobedo, Anna Maria Maiolino, Albert Oehlen, Amalia Pica, Faith Ringgold y Luchita Hurtado, quien tendrá una exposición individual en el Museo Tamayo este año, cuando la artista venezolana cumple 100 años de edad, entre otros creadores que serán anunciados.

Una oferta a precios accesibles, de acuerdo con Serpentine, y una oportunidad para hacerse de una colección de arte contemporáneo y diseño. Los ingresos por venta se destinan a los programas de exhibición y educativos de las galerías.

Material consigue este año su edición más nutrida, con 78 galerías, de las cuales un 25 por ciento tiene sede en México. Predominan lo que ha sido signo de identidad de la feria: espacios con artistas más jóvenes y trayectoria media, pero donde también conviven creadores consagrados, como Gabriel Orozco en las propuestas de vanguardia en la sección de Proyectos.

«Las galerías entienden que Material es un lugar para la experimentación», insiste Feliz.

Material anticipa también una renovada planta baja y circulación distinta por su icónica estructura multinivel, diseñada por el estudio APRDELESP y la concepción interior de Fabien Cappello.

Con la curaduría de Eva Posas, regresará también a la feria Reading Material con editoriales, proyectos de libros de artista y obra en edición de literatura y arte contemporáneo, al tiempo que se mantendrá el programa de performance, Immaterial, comisariado a Michelangelo Miccolis, con obras encargadas a cuatro creadores para ser presentadas dentro y fuera del recinto ferial, ubicado frente en la Plaza de la República.

Y, además se lanzará la primera edición de Listening Material, una serie de acciones en vivo basadas en el sonido, curada por Eric Namour, del proyecto capitalino Elnicho.

A contracorriente

Durante la Semana del Arte, pero fuera de la lógica de una feria convencional, al menos en el sentido de no priorizar el retorno de inversión, se mantienen proyectos como QiPO, que alcanza su segunda edición fiel al mismo principio que animó su lanzamiento en 2019: promover los proyectos colaborativos.

Apócope de «equipo», QiPO es organizada por un colectivo curatorial en colaboración con Reurbano, que facilita el uso de dos pisos del deshabitado edificio Gaona, sobre la avenida Bucareli.

Si Material Art Fair y Zona Maco recurren a los servicios de despachos arquitectónicos, aquí las paredes y pisos desgastados forman parte de la ecuación, como en ACME.

Sus fundadores, Laura Reséndiz e Ichiro Irie, participaron alguna vez en Zona Maco, ella como galerista y él como artista, y saben que hay que estar presentes durante la Semana del Arte para alcanzar visibilidad con las propuestas arriesgadas y de artistas que están fuera del mercado.

«Tenemos que estar en la Semana del Arte porque es cuando están las miradas nacionales e internacionales», asegura Reséndiz, directora ejecutiva. «El recorrido que planteamos es que vengan a ver una curaduría de proyectos de altísima calidad, pero que no te queremos vender ‘algo’ sino que vengas a conocer estas otras propuestas».

QiPO ocupará mil metros cuadrados en el Gaona, casi el triple de espacio de la primera edición, cuando se instalaron en dos locales a nivel de calle; tuvieron que encargarse de rehabilitar el sistema eléctrico y remozar paredes y muros.

Ningún artista paga por presentarse allí, siempre que su propuesta haya sido elegida por el equipo curatorial, y es libre de vender al precio que desee.

«Al eliminar la renta del espacio, en realidad, la conversación se centra en el arte: todo el mundo está más relajado», insiste Reséndiz.

Una bocanada de aire fresco, dice Irie, director artístico. «Es más divertido aquí. Antes en las ferias grandes era divertido también, pero (ahora) es muy estresante para las galerías chiquitas».

Su prioridad es dar acceso a los artistas sin posibilidad de estar en las grandes ferias a pesar de la calidad de su obra.

Concurren 20 propuestas mediante convocatoria, en su mayoría de Los Ángeles y el sur de California, así como de la Ciudad de México y urbes como Chihuahua y Tijuana, incluso de Alemania, con pintura, instalación in situ y acción.

Otra iniciativa que se mantiene este año, como un proyecto de «paracaidismo expositivo», es Modern Love, volumen 4.

Para ellos, cada edición implica un nuevo espacio, y esta vez la sede es un edificio semi-rehabilitado y vacío en la calzada San Antonio Abad.

A cargo del artista Juan Jo Soto, se define como una plataforma de experimentación y vanguardia.

Puede jactarse de salir de las estructuras rígidas del arte contemporáneo y guiarse por una curaduría colectiva a la que Soto prefiere llamar «cortejos curatoriales», en esta edición a cargo de la poeta Zyanya Mariana.

Una plataforma capaz de cohabitar con los circuitos de ferias y de galerías, cuyas inercias aprovecha pero que al mismo tiempo Modern Love resiste.

«Se repliega a la tentación de volverse feria u operar verticalmente», dice Soto, convencido de que la oferta actual resulta insuficiente para ciertos públicos y para el propio campo de la creación artística.

Hasta Zona Maco, refiere el artista, apuesta este año por los espacios independientes con la Plaza de la Informalidad. Sin atreverse a criticar antes de ver la instalación, le parece una anomalía dentro de la gran feria.

«Me parece (que es) espectacularizar un fenómeno que tiene que ser abordado desde un ámbito mucho más honesto, sensible y menos pretencioso, y, sobre todo, menos comercial», añade.

En esta edición, reúne artistas experimentados como Guillermo Santamarina y Perla Krauze, así como el autodidacta Carlos Vargas Lazcano y el emergente Javier Ocampo.

«Hay una necesidad de encontrar otras narrativas frente al arte contemporáneo», asegura Soto.

 

Los nuevos jugadores

Después de funcionar como galería en movimiento con artistas emergentes en espacios deshabitados, Maroma se constituye como feria y debuta este año en la Semana del Arte. Una iniciativa de Samantha Calderón y Alejandro Pérez encaminada a presentar montajes más propositivos y no conformarse con la presentación del típico stand.

Ocupará el Foro Frontera, una nave para la creación multidisciplinaria en la Colonia Roma.

Participarán 24 artistas, 8 de manera individual y el resto en colectiva, en distintos soportes. Además de la creación de obras in situ.

Cada artista propone el montaje de su obra. «Incluso nos gusta pensar en esta feria como una obra en sí misma», ha asegurado Pérez.

Otro nuevo jugador es la nueva Feria de la Acción, una plataforma experimental dirigida por artistas que prioriza el proceso creativo sobre la obra terminada al mostrar piezas en desarrollo que serán terminadas hacia el final de la Semana del Arte.

«Veíamos una necesidad de visibilizar a los artistas y sus procesos. En la Semana del Arte se ve mucho arte, una oferta impresionante, pero también estamos interesados en mostrar el proceso creativo al público», expone Roberto Flores, artista visual y uno de los impulsores de la feria en la que participan más de 32 artistas.

Su sede será la Ex Fábrica de Harina, un foro cultural en los límites de las alcaldías Miguel Hidalgo y Azcapotzalco, donde los artistas instalarán sus piezas en desarrollo el 4 de febrero para inaugurarlas finalmente hacia el 8 o 9 de febrero.

Ahí, en El Espacio, con Víctor Palacios como curador en jefe, se invita a curadores jóvenes, emergentes y establecidos a presentar propuestas para exhibición, además de otorgar un presupuesto para su exposición.

Palacios dirigió una convocatoria para elegir a siete comisarios con el fin de generar una propuesta conceptual e invitar a 14 creadores a realizar su obra.

En El Escenario, por su parte, se invita a artistas de distintas disciplinas a trabajar en obras efímeras, algo rara vez presente en las ferias de arte, de manera que esta nueva iniciativa ferial genere un diálogo entre las propuestas curatoriales y performáticas.

Y, también, desplegará una plataforma de exhibición y venta de productos relacionados con el diseño editorial y la ilustración en El Mostrador.

La iniciativa argentina BADA (Buenos Aires Directo de Artista), surgida hace ocho años, llegará también a la Semana del Arte con su versión mexicana al Campo Marte, con cien artistas que ofrecerán su obra al público, sin intermediarios ni comisiones.

El esquema es que cada artista contrata el espacio de exhibición donde monta su obra con libertad total para fijar el precio de venta, pero además debe ofertar 10 piezas con un precio tope de 2 mil pesos, según explica Ana Spinetto, directora general y fundadora de la feria.

Para esta primera edición, se registraron tres mil propuestas de México, Argentina, Chile, Panamá, Colombia y Estados Unidos, con pintura, escultura, instalación, nuevos medios, video, fotografía y dibujo.

Una feria que, según sus organizadoras, pretende demostrar que el arte y los artistas no son inaccesibles.

La oferta de la Semana del Arte ya está servida.

Con información de: https://www.reforma.com/

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