Colaboraciones

Rescatando documentos antiguos

Con gran preocupación los estudiosos de textos antiguos habían observado que los libros, bocetos artísticos y documentos medievales o del Renacimiento se deterioraban de modo inexorable, sin que se encontrara un método efectivo para impedirlo.

Allí donde se encontraba la tinta de trazos o escritura aparecían agujeros y el papel se tornaba amarillento y quebradizo.

Unos científicos especializados en restauración de antigüedades pudieron determinar la composición química de las tintas empleadas en esas épocas, luego de analizar los rayos X que emiten al recibir un bombardeo de protones.

Los especialistas hallaron que esas tinturas contenían gran cantidad de hierro, cobre, cromo y manganeso.

Al reaccionar con el oxígeno del aire, estos metales forman radicales libres de oxígeno, que son muy reactivos y destruyen la celulosa del papel.

Para combatirlos es necesario aplicar sustancias alcalinas y antioxidantes, pero éstas sólo se podían emplear disueltas en agua, y la solución acuosa daña aún más al papel que la tinta misma.

Los investigadores encontraron la forma de disolver estas sustancias en una mezcla de dos químicos orgánicos, que son el heptano y el etanol. Cuando los documentos o libros reciben un baño con estos disolventes no se daña al papel, ya que son muy volátiles, se evaporan con facilidad y los antioxidantes y otras sales protectoras quedan impregnados en la tinta, lo cual impide su acción corrosiva.

Esta nueva técnica de restauración les dará nueva vida a muchos documentos, que seguirán siendo objeto de estudio de historiadores, filósofos y literatos.

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