Ecologia

Protege México a un mamífero inofensivo de aguas cálidas en peligro de extinción

En el Día Nacional del Manatí se recuerda su estatus de riesgo y se promueve su conservación

Animal tímido e inofensivo al que se observa solo o en pequeños grupos, de cuerpo robusto, cilíndrico y fusiforme, piel gruesa color grisáceo, dos aletas pectorales y una caudal en forma redonda y aplanada, el manatí (Trichechus manatus manatus) es uno de los mamíferos acuáticos más curiosos por su aspecto de torpedo, que llega a pesar casi dos toneladas y a medir más de 3.6 metros de longitud, dimensiones corporales que solo pueden ser sostenidas en un ambiente acuático.

Este singular herbívoro que se alimenta de plantas acuáticas sumergidas, emergentes y flotantes de aguas cálidas poco profundas de lagunas costeras, bahías, ríos y estuarios, al arribo de los españoles a costas de América fue confundido por los navegantes europeos con las míticas sirenas que, según las leyendas, cantaban para atraer a los hombres, además de que los oriundos las llamaban manatíes, que en lengua indígena caribeña quiere decir “con tetas”.

En aquellos tiempos las poblaciones de manatíes eran abundantes, pero durante siglos fueron depredados sin tregua hasta quedar hoy solo mil ejemplares, según los estudiosos y conservacionistas.

Pero no solo la caza para aprovechamiento de su carne, sino también la captura incidental y colisión con embarcaciones, así como enfermedades infecciosas y parasitarias, varamientos por desecación de lagunas, pérdida, degradación y fragmentación del su hábitat, han colocado a esta criatura de piel rugosa en peligro de extinción, listada en la Norma Oficial Mexicana Nom-059-Semarnat-2010, “en peligro” en la lista roja de la UICN y en el Apéndice I de la CITES.

La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, en colaboración con el grupo de trabajo para la conservación del manatí, elaboró en 2010 el Programa de Acción para la Conservación de la Especie: manatí. Además, trabaja en la expedición de protocolos estandarizados para la atención de crías abandonadas, la rehabilitación de individuos varados y en necropsias de manatíes. En estas acciones se invirtieron entre 2011 y 2015, 1.9 millones de pesos.

Desde hace 15 años, el 7 de septiembre México celebra el Día Nacional del Manatí para recordar la labor que autoridades, grupos académicos y conservacionistas desplegaron para rescatar 19 ejemplares varados a consecuencia del descenso del agua causado por un intenso calor en la laguna de San Juan, Chiapas. En todo el sureste del país, este día se realiza un festival ambiental que involucra un nutrido número de comunidades.

La distribución del manatí es amplia, fragmentada y agregada a los ríos, sistemas lagunares y bahías desde Veracruz hasta Quintana Roo, incluidos cenotes y caletas, pero también se encuentra en lagunas de Tamaulipas y Chiapas. Habita en las áreas naturales protegidas: Reserva de la Biósfera Pantanos de Centla, Ría Celestún y Sian Ka’an; el Área de Protección de Flora y Fauna Laguna de Términos, y en la Isla Holbox en el área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam.

Su conservación y manejo, así como de los ecosistemas costeros en los que viven es una actividad compleja que durante tres décadas ha requerido la acción sumada de grupos académicos, de los gobiernos federal y estatales, y de la sociedad civil organizada, para obtener conocimiento biológico sobre la especie, mayor participación social, aplicación de la ley, implementación de acciones de conservación y planteamiento de nuevas estrategias de conservación.

En México lo protege la siguiente normatividad:

·         1921 – Decreto de veda permanente contra la caza y explotación del manatí en México

·         1995- Decreto de la Laguna de Catazajá como Reserva Municipal “Santuario Del Manatí”.

·         1996 – Decreto Estatal de La Bahía de Chetumal como Reserva Estatal “Santuario Del Manatí”.

·         2006 – Decreto como Área Natural Protegida Estatal del Sistema Lagunar Catazajá, Chiapas.

 

Con información de: https://www.gob.mx/semarnat/

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