Colaboraciones

Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | Guadalupe Posada, artista del pueblo

Vivió pobre y murió en solitario.

A su entierro, en el panteón de Dolores,  solo acudieron tres amigos.

Aparte de ellos muy pocos mencionaron su nombre el día de su partida.

Guadalupe Posada murió como vivió, pobre y acompañado de sus dibujos; las catrinas y cientos de carácter político.

El maestro grabador, Guadalupe Posada, ha pasado a la inmortalidad gracias a que con su arte retrató a toda una época. No hubo noticia que sucediera en la urbe mexicana que Posada no registrara.

Hijo de don José, de oficio panadero, José Guadalupe Posada nació el 2 de febrero de 1852, tuvo cinco hermanos, y ayudó a uno de ellos, José Cirilo, que trabajaba en una escuela primaria en su natal Aguascalientes.

En la escaza orientación biográfica conocida, se dice que acudía José Guadalupe, al taller de alfarería de su tío Manuel, con el barro en sus manos, Guadalupe Posada comenzó a realizar figuras iniciando su labor expresiva y plástica además de que  estudio en la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes.

En 1871, Guadalupe Posadas, contando con 17 años de edad, trabajó en Aguascalientes, con el editor político Trinidad Pedroza. Fueron esos los primeros pasos y trabajos del poderoso artista.

Posada se convirtió en el ilustrador del periódico El Jicote, El Gil Blas, El Diablito Rojo y La Guacamaya con los que entró al arte, en el periodismo crítico.

Por la censura del poder  Pedroza y Posada salieron de Aguascalientes rumbo a León, Guanajuato.

Pedroza regresó a Aguascalientes y Posada se quedó en León, y ahí recibió la oportunidad de un trabajo en una escuela secundaria impartiendo la clase de litografía.

En 1888, Posada renunció a su empleo y se marchó a la Ciudad de México.

En la hoy, calle de Moneda, Diego Rivera pasaba frente al taller de Posada y lo miraba trabajar, y en alguna ocasión Guadalupe hizo un grabado con la figura del pintor.

Posteriormente, ya con Antonio Vanegas Arroyo,  editor de gacetas, Posada acompañó con sus ilustraciones los contenidos, y ahí apareció, La Catrina.

Al finalizar un siglo y en el nacimiento de otro, Guadalupe Posada ilustro la comedia humana. Captó las historias de la vida diaria del pueblo; el silencio, la pobreza, la tragedia, el dolor, la risa, la ironía, la vida y la muerte, los polos opuestos; lo mexicano.

En los albores del siglo XX realizó sus grabados manteniendo su compromiso social a favor de los trabajadores.

Posada ha trascendido el tiempo y el espacio, un artista mexicano que se convirtió en; universal.

Murió el 20 de enero de 1913.

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