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La OTAN celebra sus 70 años en un contexto de incertidumbre

Estados Unidos, 04 de abril del 2019.- La Organización del Tratado del Atlántico Norte celebra, este jueves 4 de abril, sus 70 años. Nacida inmediatamente en la época posguerra, con el fin de crear una alianza continental ante la amenaza soviética, la OTAN logró sobrevivir a la disolución de la URSS en 1991, y sigue siendo hoy en día la alianza militar más potente del planeta a pesar de la evolución del contexto estratégico global y de las críticas repetidas de Washington.

Al principio de la semana en Washington, Donald Trump se felicitó de los progresos de la OTAN: “Se realizaron progresos formidables y la OTAN es mucho más fuerte”, lanzó el presidente estadounidense desde la Casa Blanca. Asimismo, se dijo “muy contento” porque “la gente paga”, al recibir al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en el despacho Oval.

Aunque Trump se atribuye este éxito, durante meses el mandatario atacó abiertamente al organismo. Antes mismo de su llegada a la Casa Blanca, ya había pedido a sus aliados europeos dedicar más dinero a su defensa. Si bien los presupuestos militares aumentan en Europa, el compromiso que consiste en llegar al 2% del PIB es condicionado por los rendimientos económicos de los países a largo término, una real incertidumbre en caso de una nueva crisis financiera.

Otra incertidumbre existe: ¿cuál sería la actitud de Estados Unidos en caso de ataque contra un país miembro de la OTAN? Desde 1949, el principio es el mismo, según el artículo 5 del pacto: si un país miembro es atacado, los aliados responden. Sin embargo, Trump intentó cuestionar este artículo apenas llegado al poder. “Lo que pide la administración estadounidense, no es sólo que los europeos hagan más por su defensa, las declaraciones de Donald Trump ponen a veces en duda que Estados Unidos vendrá a defender a los europeos si no tiene intereses directos”, explica Manuel Lafont Rapnouil, director de la oficina parisina del grupo de reflexión Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR).

Estructura sólida y atractiva

En Bruselas, 70 años después de su creación, la OTAN inauguró una nueva sede. Según François Heisbourg, asesor especial del presidente de la Fundación por la Investigación Estratégica (FRS) en París, “la OTAN en tanto que organización tiene paradójicamente buena salud, aunque el entorno político no es necesariamente propicio, la solidaridad entre aliados funciona con despliegues en Europa del Norte y en las orillas del Mar Negro. Las fuerzas estadounidenses son ahora más importantes, y con medios pesados”.

“La OTAN sigue siendo una organización atractiva, se ve en los Balcanes, con la entrada de Montenegro, y quizás de Macedonia del Norte y quizás algún día de Serbia. En general los países tienen ganas de entrar en la OTAN. Pero algunos países, como Polonia, busca tener una ‘súper garantía’ bilateral de seguridad con Estados Unidos, además de la proporcionada por la OTAN, pero en realidad tiene el efecto contrario y es peligroso, porque equivale a dar la señal de que no se cree en el artículo 5 y el mensaje será escuchado por los rusos”, añade Heisbourg.

Despertar europeo

70 años después de la creación de la OTAN, los europeos empiezan a entender que los estadounidenses pueden perder interés en la seguridad del Viejo Continente y centrarse más en China y Asia Pacífico. Esto interrumpe el proceso que ha estado en uso desde 1949. Los países europeos son conscientes de ello e intentan desarrollar una cultura estratégica común, basada en iniciativas franco-alemanas para la defensa de Europa: “No es tan simple”, comenta François Heisbourg.

“Los franceses pueden entender un mundo en el que el compromiso estadounidense con Europa se está desvaneciendo, porque ya en los años cincuenta y sesenta Francia tenía un concepto estratégico nacional y una fuerza disuasoria independiente, pero Alemania durante toda la Guerra Fría no tenía una doctrina de defensa, era la de la OTAN, entonces Alemania se estremece ante el descubrimiento de que podría tener que gestionar su seguridad en Europa sin los estadounidenses, o con estadounidenses que impondrían condiciones muy desagradables a Alemania, como por ejemplo obligar a Berlín a comprar el caza F-35 a cambio de una garantía de seguridad, algo a lo que por el momento Angela Merkel se ha negado valientemente”, prosigue François Heisbourg.

¿Turquía se aleja de la OTAN?

Turquía es miembro de la Alianza Atlántica desde 1952, pero el mayor contribuyente a la Alianza, sacudido por un fallido golpe de Estado militar y purgas masivas, ha dado recientemente la impresión de dar prioridad al interés nacional. “Los estadounidenses y los europeos no están de acuerdo en la estrategia a seguir en Siria, en particular con respecto a los kurdos, y por lo tanto es muy difícil gestionar el electrón libre turco. El presidente Recep Tayyip Erdogan está en condiciones de llevar a cabo esta política nacional y ha sentido la necesidad de acercarse a los rusos después de haber tenido una política muy vengativa hacia ellos”, precisa Heisbourg.

El miércoles, Ankara confirmó su intención de comprar misiles rusos S-400, mientras que Turquía sigue albergando alrededor de 50 armas nucleares estadounidenses B61 por ser parte de la OTAN.

Aumento del riesgo nuclear

Mientras que en 1987 el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) quitó a Europa su poco envidiable estatus de “campo de batalla de las grandes potencias”, la cuestión del despliegue de armas nucleares en Europa vuelve en la mesa para la OTAN. Si bien es poco probable que los europeos sigan a los rusos en una nueva carrera armamentística, el despliegue de misiles rusos convencionales o nucleares a las puertas de Europa, sin mecanismo de control, es una fuente de gran incertidumbre.

“La cuestión de las armas nucleares será una preocupación creciente para la OTAN. Para la OTAN, la INF desaparece y lo que presagia para el conjunto de las relaciones nucleares entre EE.UU. y Rusia es preocupante. En febrero de 2021, el tratado ‘Nuevo START’ sobre armas estratégicas expirará y está claro que ni los rusos ni los estadounidenses tienen prisa por renovarlo. La situación que estamos viviendo es potencialmente más peligrosa que la que vivimos durante la Guerra Fría”, concluye François Heisbourg.

Con información de: http://es.rfi.fr/

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