Colaboraciones

El pensamiento estratégico aplicado a la ciudad | Por: M.E.R. Joaquín García Galván.

Vale la pena que desde el principio tengamos en cuenta que el planeamiento estratégico urbano nos sitúa en el ámbito de la gestión urbana y de la gobernanza, y que su objetivo de transformación de la ciudad va más allá de la mejora de la calidad de las dotaciones y los espacios urbanos.

Con palabras del Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU, 2016: 7), una asociación creada en 1993 que reúne en la actualidad a más de ciento veinte ciudades iberoamericanas con experiencia en planificación estratégica territorial, la planificación estratégica entra en la agenda de la administración local como la alternativa a los modelos tradicionales de gestión pública, que permite anticipar respuestas a problemas complejos que se dan en escenarios de incertidumbre socioeconómica.

El Plan Estratégico ya no es tarea administrativa y puntual de los gobiernos locales sino un proceso permanente de pensamiento, diálogo y propuesta, protagonizado por actores públicos y privados que determinan y hacen la ciudad.

Un Plan Estratégico Urbano (PEU) es una metodología y una herramienta de gobernabilidad, ya que mediante la participación y el consenso ciudadano aporta eficacia a la gestión de las transformaciones impulsadas por los actores urbanos. Planificar el desarrollo local nos vincula también a la gestión de ese mismo proceso. De tal forma que la planificación y la gestión territorial se conciben de forma integrada en el marco de las relaciones comunidad-territorio-gobierno local (CIDEU, 2016).

La planificación estratégica territorial y urbana es capaz de adaptarse a lugares y situaciones sociales muy distintas, reinventándose para aportar soluciones adecuadas y realistas mirando a horizontes temporales que trascienden los límites de una administración o de la alternancia política.

@joaquingalvan

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