Colaboraciones

Columna Paso a desnivel | David Cárdenas Rosas | Pablo de Ballester y los grandes difamados.

Un filósofo del siglo anterior.

Siendo sabio se negaba a aceptar halagos.

“Toda comprensión es subjetiva”, refería

Pablo de Ballester nació en Barcelona el 3 de julio de 1927.

En nuestro país son gratamente recordadas sus conferencias.

Las más interesantes son; Los Grandes Difamados, en donde coloca una visión distinta a la que nos ha mostrado la historia sobre varios personajes.

Caín, Lucrecia Borgia, Malintzin, Bruto y otros más.

Bruto fue un hombre que ha pasado a la historia unido a Julio Cesar.

Bruto -explicaba Pablo de Ballester- está considerado el peor de los magnicidas.

Bruto vivió sintiendo la burla de quienes lo consideraban hijo bastardo, de Julio Cesar.

Bruto admiraba a Cesar al tiempo que lo detestaba.

Bruto vivía grave, pensativo. Anhelaba haber sido un príncipe, pero Julio Cesar, lo convirtió solamente en un aristócrata de reuniones.

Bruto observaba como su padre adoptivo organizaba el poder a su favor.

A sus ojos, Cesar acumulaba tanto poder que estaba asesinando a la democracia, y con ello estaba dando pie a una dictadura.

“El dictador piensa, luego elabora, expresa y proclama sus leyes, y luego gobierna según esas leyes”

Así era Julio Cesar. Pretendía ser Emperador.

Bruto pensaba que de lograrlo, Cesar acabaría con Roma.

Cesar llevó a Roma a Cleopatra, y con ella a su hijo Cesarión.

Cesar repudiaría a Calpurnia, se desposaría con Cleopatra, heredaría su poder a Cesarión, unificaría a Egipto con Roma, y Roma desaparecería

Cesar se estaba convirtiendo en una divinidad. ¡Eso no podía permitirse!

Casio convenció a Bruto de acabar con Cesar, “No te pedimos que lo asesines, sino que lo ejecutes. El tiranicidio no solo es necesario, es imperativo por la salud de la patria, si tu lo matas serás reconocido, porque a pesar de amar a Cesar, estarás demostrando mas tu amor a la república”, le susurró Casio.

Bruto aceptó… en nombre de la república.

15 marzo cayeron las puñaladas en la espalda de Cesar.

Cesar volteo y miró a Bruto que tenía una daga en la mano, Cesar alcanzó a decirle; “tú también hijo mío”.

Bruto aceptó formar parte de la conjura, pero no sería él quien diera la primera puñalada.

Muerto Cesar fue hallado culpable, solo que; según las crónicas, 36 conspiradores estuvieron presentes, y en el cuerpo de Cesar hubieron 35 heridas de puñal.

“Bruto no asestó la que le correspondía”. Explicó Pablo de Ballester. Y la difamación creció.

Pablo de Ballester murió en México el 31 de enero de 1984 por disparos después de celebrar la Divina Liturgia. Y nos dejó sus reflexiones.

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