Colaboraciones

Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Gobierno permisible, Causa de atentado.

Mientras se escuchaba por el noticiero el atentado contra el secretario de seguridad ciudadana, Omar García Harfuch, observé la intervención del Grupo Especial de Reacción Inmediata (GERI) de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México en acción, por lo que pensé que estaba en el sitio, una comandante amiga. Le marqué al instante para preguntar cómo estaba?

Indignada por lo que acontecía, respondió:

–Esto pasa por lo permisible de nuestro gobierno actual, no es posible que no puedas actuar cuando un individuo te agrede en una manifestación, o que no puedas detener a una persona que causa destrozos en una marcha.

Aunque parezca que no hay congruencia con este ataque, si lo tiene. Las autoridades policiales están atadas de mano, ahora solo se dedican a observar.

Lo que pasó en octubre pasado en Culiacán, Sinaloa, donde elementos de la Marina dejaron ir, por instrucciones supremas, a un líder criminal, fue un caso inédito negativo. Hoy, es muy fácil encarar a las autoridades policiales.

Por fortuna, en la Ciudad de México, el tiempo de reacción es más rápida que en otras entidades y se pudo controlar este atentado de inmediato. No amagaron por horas a la ciudadanía como sucedió en Culiacán.

Pero si se hubiera suscitado una balacera más prolongada, en este momento, estoy segura, varios elementos estarían declarando ante el Ministerio Público, con un paso al reclusorio.

El gobierno no puede ser tan permisivo, se está confundiendo los derechos humanos con los abusos. A las autoridades no les debe temblar la mano contra todo aquel que delinque, desde el que destruye o pinta un monumento histórico hasta con aquellos grandes capos que intoxican a la ciudadanía, mucho menos contra aquellos que atentan contra la vida de los demás.

La calló… Con voz entre cortada pidió omitir su nombre por seguridad y colgó.

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