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Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | El ajolote y los humanos nos regeneramos, tras cada golpe: artesana

“El ajolote es muy parecido a los seres humanos. Ellos regeneran sus extremidades amputadas, tejidos y órganos. Nosotros renovamos nuestra historia de vida cuando caemos, como fue durante la pandemia que resurgimos como comunidad tras los contagios por COVID-19”, dice la artesana con masa flexible, Elizabeth Camacho Castañeda.

En la charla, enfatiza, “estos anfibios restauran partes de su cuerpo, como el corazón, la columna vertebral y el cerebro: incluso, pueden aceptar órganos y extremidades trasplantados de otros ajolotes sin riesgo de rechazo”.

“Asimismo, los humanos en cada desamor, también reparamos nuestro corazón, en cada golpe que nos da la vida, nos tira pero nos levantamos y resurgimos”, dice Elizabeth Camacho.

Originaria del barrio de San Lorenzo, añade que está muy enamorada de sus usos, costumbres y tradiciones. Por ello, promociona entre sus artesanías de masa flexibles diversas figuras del ajolote, principalmente las oferta en el Mercado Violeta.

“Tengo para adornar los escritorios de las oficinas, así como aretes, collares, los cuales promuevo entre los turistas y los propios xochimilcas. Incluso diseñé un disfraz el cual uso con el grupo de los huehuenchones creativos de San Lorenzo. Me lo pongo y bailó en las festividades que nos invitan”, afirma la artesana.

Comenta que es madre soltera con dos hijos, Alan y Aníbal, quienes le ayudan a diseñar sus ajolotes de masa flexible. “Para complementar el gasto”, dice, también es “pintacaritas” en fiestas infantiles, o bien, elabora otros tipo de recuerdos que le piden para bautizos, confirmaciones y bodas.

Reitera que actualmente en la zona chinampera de Xochimilco hay más de 70 ajolotarios, los cuales se dedican al rescate del anfibio. “Por mi parte, pongo mi granito de arena y lo promuevo a través de mis artesanías, que van desde los 10 hasta los 120 pesos. Ofrezco aretes de cinco centímetros hasta ajolotes tamaño real de 30 centímetros”, finaliza la artesana.

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