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Charlas de Taberna | Por Marcos H. Valerio | Al ser maltratado decidió vivir en la calle.

A los seis años, Pedro N quedó huérfano de madre. Su padre, ante tal situación cayó en el alcoholismo y el ambiente empeoró. El pequeño era golpeado todos los días, por lo que decidió huir de su casa en busca de una vida mejor.

Para sobrevivir, relata, tuvo que limpiar parabrisas, comer desperdicios que encontraba en la basura, dormir en las banquetas abrazado de un perro que le daba cobijo. Incluso drogarse para mitigar hambre, frío o alguna dolencia.

De adolescente, junto con Sonia, procreó un hijo, el cual, les fue arrebatado por las autoridades ya que no tenían manera de solventar sus gastos. Actualmente, sólo puede abrazarlo una vez por semana.

Pedro recuerda que una tarde personal de El Caracol, organización especializada en atender a este sector vulnerable, le ofreció su apoyo, el cual aceptó. Le ayudaron expedir sus papeles, ya que no contaba con identidad. Más tarde consiguió un trabajo formal, por lo que pudo rentar un cuarto y dejó las drogas.

No quiere, comenta, que su hijo sea maltratado y el poco tiempo que pasa con él es de calidad. Agrega que está consciente de que no pueden estar al ciento por ciento juntos, pues antes, tiene que terminar su recuperación en las adicciones.

Este problema no es exclusivo de los hombres, pues también se presentan casos en muchas mujeres. Luis Enrique Hernández, de la organización El Caracol, dice que la violencia contra este grupo vulnerable se incrementa e incluso hay registro de una bebé que perdió la vida por asfixia.

Según el informe del Censo de Poblaciones Callejeras destaca que, actualmente, hay cerca de cuatro mil 354 personas en situación de calle. De ellos, 38 por ciento son migrantes, la mayoría llegó a la Ciudad de México en busca de oportunidades de trabajo.

Además, el 38.6 por ciento proceden principalmente del Estado de México, Veracruz y Puebla o de países como Honduras y El Salvador.

Puntualiza que entre las causas por las que las personas se integran a la calle se encuentran: problemas familiares, expulsión del núcleo familiar, violencia y problemas económicos.

El Censo de Poblaciones Callejeras revela que ciento por ciento de los integrantes de estos grupos aceptó consumir algún tipo de estimulante: 39 por cientoalcohol, 32 por ciento tabaco y 29 por ciento drogas. De estas últimas, el activo es usado en 34 por ciento, la marihuana en 27 por ciento, la piedra 8 por ciento y la cocaína 7 por ciento.

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