Colaboraciones

Charlas de taberna | Marcos H. Valerio | Ropa usada y con calidad en “La Lagunilla”

Alejandro de la Cruz Rodríguez tiene 24 años, estudia Ingeniería Textil y desde pequeño le gusta la industria de la moda. De adolescente se interesó en los materiales de la ropa que compraba y su origen. Su padre vive en Toluca y su familia materna en la Ciudad de México, así que creció entre visitas al tianguis de “La Pulga” y “La Lagunilla”.

Así se dio cuenta que no había nada malo en usar ropa de paca. “Reutilizar, cortar, darle otra vida para que una prenda se convierta en otra. Le damos valor, siempre es mejor elegir algo de calidad que te va a durar mucho frente a algo que desecharás rápido. Ése es el espíritu de la segunda mano, pero también tiene que ver con cultura y educación”, dijo.

Bajo esa premisa, decidió poner un puesto en la Lagunilla y desde hace dos años vende prendas usadas y, a la par, abrió una página en redes sociales bajo el nombre de Old Youth Market, donde busca crear una comunidad para comprar, vender, consignar o rentar ropa.

A través de internet y de su página busca crear una cultura de compra en donde se priorice calidad antes que cantidad. “Dejar de consumir marcas de fast fashion,  o que no sea tan seguido, ayudará un poco, así como comprar cosas que de verdad se usen. No necesitas cinco jeans, sólo requieres tres o a lo mejor hasta uno, pero que te dure mucho, que te gusta el corte y que tenga una manufactura increíble”.

Alejandro asegura que puede conseguir cualquier tipo de ropa: Army, Vintage, Gore-tex, Techwear, así como cualquier tipo de tenis, pero se especializa en prendas “viejitas” y raras.

En su colección hay forros de chamarra del ejército alemán con 70 años de antigüedad y en perfecto estado, verdaderas “joyas poco apreciadas” —como él las llama—. “Las opciones de segunda mano son viables. Si tienen algo que ya no usan,  regálenlo, véndanlo, experimenten. No compren nuevo”, finaliza.

RARO, RECOMIENDAN USAR ROPA DE SEGUNDA MANO

Dar otra oportunidad a la ropa y prolongar su vida útil es una alternativa para frenar el daño ambiental provocado por la industria textil. Ésta debe ser de calidad para cumplir ese objetivo, añadió el experto.

“Hay marcas preocupadas por usar materiales óptimos: sus telas son duraderas, no se deslavan ni pierden color. Podemos aprovechar lo ya hecho, evitar la cadena de producción y aminorar daños ambientales en un 80 o 90 por ciento. Es una alternativa ya adoptada en Europa”, comenta el académico de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Rogelio Omar Corona Núñez.

Pese a ser una buena alternativa, el uso de la ropa de segunda mano trae consigo una carga cultural, social y de poder económico  importante. “Se busca aparentar algo a partir de cómo me veo y de lo que compro”, explicó Rogelio Corona. Pero es una alternativa en aumento. Hoy no sólo hay tianguis con este tipo de prendas, también hay sitios publicitados en redes con buena calidad, los cuales evitan comprar vestimentas nuevas.

“Ya hay mucha ropa en el planeta sin ser utilizada, hacer uso de este tipo de tiendas e incentivar a que las personas adquieran usado, lo normalicen y se eliminen mitos nos ayuda a tener un consumo más sustentable”, explica la docente en Ciencias Biológicas y doctora en Ciencias de la Sostenibilidad por la UNAM, Cristina Ayala-Azcárraga.

Para la especialista, el uso de esta alternativa de estilo de vida circular de las prendas da un descanso a los recursos naturales pues evita el uso de materia prima virgen, además de que cada vez es menor el estigma que recae sobre quien adquiere prendas usadas. “Hay estudios sobre la ropa nueva en las tiendas y se ha visto que es muy sucia porque se la prueban muchas personas. Sea de segunda mano o de alguna tienda siempre debe de lavarse antes de usarse”, advirtió.

A decir de Ayala-Azcárraga, cada vez es más común encontrar bazares de este tipo, pero todavía resta mucho para que su uso se normalice.

 

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