Colaboraciones

Charlas de taberna | Alquiler de vientre, con vacíos legales | Por: Marcos H. Valerio

La gestación subrogada o por sustitución es una industria millonaria. Según la consultora Global Market Insights, obtiene ganancias anuales por 14 mil millones de dólares a nivel Internacional y proyectan que para 2032 alcanzará los 129 mil millones de dólares, aunque es difícil tener cifras exactas dada la naturaleza privada y la clandestinidad en la que se celebran muchos acuerdos.

En México, solo en Tabasco y Sinaloa se ha regulado esta práctica en sus códigos civil y familiar respectivamente; en Querétaro y San Luis Potosí, está prohibida y en el resto del país, existe un vacío legal que vulnera de múltiples formas a las personas gestantes.

Desde una perspectiva académica, Nelly Lara Chávez propone la denominación de «gestación subrogada», resaltando la creación de vida mientras se desvinculan las tareas maternales tradicionales. Este debate también implica transformaciones en la percepción social de la maternidad, según la experta.

En el ámbito legal, Rosalía Ramos García de la Facultad de Derecho de la UNAM sostiene que la correcta denominación es «gestación por sustitución», describiéndola como el proceso mediante el cual una mujer gesta un embrión de otra persona, entregando al bebé a los padres o madres contratantes.

Aunque la práctica está regulada en Tabasco y Sinaloa, la falta de claridad en la legislación deja desprotegidos a los participantes y propicia abusos. En estados como Michoacán, Sonora, Coahuila, Zacatecas y Ciudad de México, se han intentado legislaciones, pero la mayoría del país se encuentra en un vacío legal, llevando el tema a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La carencia de un marco jurídico adecuado facilita la realización clandestina de la gestación por sustitución, según Ramos García, lo que implica un menor control estatal y riesgos para las condiciones mínimas de consentimiento. Además, criminaliza a quienes participan en ella.

La falta de regulación también abre la puerta a vulnerabilidades significativas. Empresas, algunas transnacionales, llevan a cabo la práctica de manera no registrada en México, en lo que se conoce como el «turismo de la subrogación». Contratan intermediarios para reclutar gestantes, exponiendo a estas mujeres a prácticas que comprometen su bienestar, según Amneris Chaparro Martínez, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.

Botón volver arriba