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Biocombustible, una respuesta a la creciente demanda de energía

México, 28 de octubre de 2015.- El consumo de energía mundial se ha incrementado en 38 por ciento desde 1990, lo que plantea la urgente necesidad de buscar formas alternativas para su producción a partir de fuentes limpias y sustentables.

El jefe de Departamento Académico de la División de Ciencias Naturales e Ingeniería de la UAM Cuajimalpa, José Campos Terán, advirtió lo anterior al participar en el seminario Camino a la COP 21 de París.

Al abrir las mesas con la exposición “Biocombustibles, oportunidades para descarbonizar el sector transporte”, el investigador destacó lo grave de esta situación, ya que solo en 2009 el 43 por ciento de las emisiones de bióxido de carbono (CO2) fueron producto del uso de biocombustibles como el carbón.

Otro 37 por ciento fue resultado de la combustión de petróleo y 20 por ciento de gas natural, cuyo consumo las áreas que más emitieron gases de efecto invernadero (GEI) fueron la generación de electricidad y calor, la industria de transformación y el transporte, en ese orden.

Si a ello se agregan cifras, como que 70 por ciento del petróleo en el mundo se refina para combustibles y sólo 30 por ciento se aplica para refinería o petroquímica, subrayó que con el tiempo la demanda de energía no podrá ser satisfecha a partir de esta fuente.

Ante ello aseguró que una opción que comienza a estudiarse, por su potencial y alta capacidad de renovación es la de los biocombustibles, ya que esta fuente de energía garantiza la producción de carburantes líquidos y que son la base de muchos sistemas de combustión interna.

En ese sentido, refirió que la producción de vegetal en el mundo es de tres a cuatro veces mayor al consumo de energía, sin embargo advirtió que se tiene que considerar que de esta fuente hay que descontar las áreas que no pueden ser utilizadas para este fin.

Puntualizó que hay que descontar lo que son áreas de cultivo y las forestales, lo que nos lleva a descubrir que esta fuente puede aportar 35 por ciento de la demanda de energía mundial.

A esto se suma otro factor importante, como el hecho de que todo el CO2 que es producido a partir de fuentes biocombustibles, es igualmente absorbido por el resto de la vegetación mundial, lo que lo lleva a convertirse en una fuente equilibrada entre emisión y absorción.

Asimismo, explicó que los biocombustibles, por su origen son relativamente biodegradables, por lo que en caso de producirse algún accidente por derrame, sus efectos no serían tan catastróficos como los de los petrolíferos.

Desde luego esto representa una oportunidad que México bien podría aprovechar, sobre todo considerando que el país ha pasado de ser un productor de combustibles a uno importador, de manera que requiere de alternativas que le permitan autoabastecerse.

No obstante, advirtió que el problema de esta fuente de energía es que se enfrenta a diversos factores que desincentivan su explotación y desarrollo, ya que para poder obtener la biomasa para su producción se requiere de la producción agrícola.

En ese sentido se considera más importante la producción para alimentación que para la generación de energía, por lo que en México no existen proyectos agrícolas que sean para la producción de biocombustible como en Brasil.

De igual forma está el boom generado por la explotación de gas de esquisto o Shale, lo que ha enfocado la inversión para la extracción de este carburante en lugar de fomentar la investigación para desarrollar biocombustible.

Sin embargo, advirtió que ya sea petróleo o gas, los combustibles de origen fósil no son renovables, por lo que lo ideal es voltear a tiempo a explotar fuentes que garanticen su producción en el futuro y su amabilidad con el medio ambiente.

Notimex

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