Antes del 6 de enero, la magia ya posa para la foto
Días antes del 6 de enero, la Alameda Central ya anuncia la llegada del Día de Reyes sin necesidad de calendarios. Basta caminar entre sus senderos para descubrir que la ilusión se ha adelantado. El frío de diciembre no espanta a las familias que llegan envueltas en bufandas y chamarras, cargando celulares y sonrisas listas para la fotografía.
En distintos puntos del parque, los escenarios improvisados se convierten en fondos perfectos: luces, adornos y figuras que evocan a Melchor, Gaspar y Baltasar. Los niños se acomodan con paciencia breve; algunos miran a la cámara, otros se distraen con los globos o con el paso de las palomas. Los padres repiten la misma frase una y otra vez: “voltea, sonríe, tantito más”. El clic del celular se mezcla con risas y peq ueños reclamos.
Hay fotógrafos ambulantes que ofrecen capturar el momento. Ajustan la cámara, acomodan a la familia y prometen que la imagen quedará “para el recuerdo”. Mientras tanto, los abuelos observan desde una banca, orgullosos, como si la escena formara parte de una tradición que se repite año con año.
El ambiente es tranquilo, casi contemplativo. No es aún el bullicio del 6 de enero, sino una espera compartida. Se venden algodones de azúcar, café caliente y churros que ayudan a combatir el frío. Cada familia parece tener su propio ritual: algunos llegan solo por la foto, otros aprovechan para pasear, contar historias o recordar cómo era el Día de Reyes cuando ellos eran niños.
Al caer la tarde, la Alameda confirma su papel como punto de encuentro. Ahí coinciden familias que llegan desde Milpa Alta, Tláhuac, La Bondojito o Tacubaya, mezcladas con visitantes del Estado de México, Tlaxcala, Hidalgo y Veracruz. Todos caben en la misma imagen: una ciudad y sus alrededores reunidos por la espera. Porque antes de que lleguen los Reyes Magos, la tradición ya empezó, y se guarda, como estas fotografías, para no olvidarse. Y es que la tradición se retrata en la Alameda antes del Día de Reyes
