Charlas de taberna | Entre puños, patadas y pinceles | Por: Marcos H. Valerio
En un mundo que a menudo obliga a elegir entre el intelecto y el cuerpo, Valeria Rosales Sánchez, una joven de apenas 18 años, ha encontrado la forma de hacer que ambos dialoguen en armonía.
Estudiante de primer semestre de Artes Visuales en la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la UNAM, esta promesa del kickboxing alterna pinceles y lienzos por las mañanas con guantes y ring por las tardes, demostrando que la disciplina es el hilo conductor entre la creación artística y la exigencia física del deporte de contacto.
Su trayectoria ya brilla con luz propia: Medalla de plata en la modalidad Kick Light (-50 kg) durante el Campeonato Panamericano WAKO 2024, celebrado en Santiago de Chile.
Un logro que la consolidó como una de las figuras emergentes del kickboxing nacional y que la motivó a ir por más.
Integrante del equipo femenil de la Asociación de Kickboxing de la UNAM, Valeria no solo compite, sino que promueve activamente la participación de las mujeres en este deporte.
“Me dio gusto ver a tantas chicas practicando, porque es necesario que aprendan este deporte, no solo para defenderse, sino por la disciplina”, comentó tras eventos como el Dual Meet Femenil organizado por su asociación.
“Nadie tiene el puesto asegurado, hay que poner mucha dedicación a este proceso, y es algo que estoy dispuesta a hacer para representar a mi alma mater”, declaró con determinación al referirse al riguroso proceso de selección nacional que enfrenta para integrar la delegación mexicana al Campeonato Mundial WAKO 2025 en Abu Dabi.
Su rutina es un ejemplo de equilibrio y sacrificio: Talleres creativos en la FAD por la mañana, sesiones intensas de entrenamiento por la tarde. Lejos de verse limitada por esta dualidad, Valeria la vive como un enriquecimiento mutuo.
La precisión de un trazo encuentra eco en la exactitud de una patada; la paciencia ante el lienzo se refleja en la resiliencia frente al adversario.
Mientras se prepara para las concentraciones nacionales —con evaluaciones físicas, técnicas y psicológicas—, Valeria sueña con subir al podio en Abu Dabi y elevar el nombre de México y de la UNAM.
Su historia inspira a la comunidad universitaria y a las nuevas generaciones, recordando que los límites son autoimpuestos y que, con dedicación, el arte y la fuerza pueden convivir en perfecta armonía.
En un entorno que suele separar mente y cuerpo, esta atleta-artista nos enseña que ambos pueden golpear con la misma potencia y pintar con idéntica precisión.
Valeria Rosales Sánchez es el orgullo puma y de México en su expresión más pura: Talento, esfuerzo y compromiso.
