Salud y Belleza

Nuestra historia de vida define si somos optimistas o pesimistas

Ciudad de México, 10 de noviembre de 2025.- El cerebro optimista: los escáneres revelan patrones de pensamiento compartidos por pensadores positivos” es el título de un artículo publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, en el que se expresa que los hallazgos de la neuroimagen podrían tener implicaciones para la investigación en salud mental (https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2511101122).

Al respecto, Gabriel Gutiérrez Ospina, investigador del Departamento de Biología Celular y Fisiología del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, consideró que es impreciso referirse exclusivamente a los cerebros, ya que existen individuos optimistas o pesimistas, y los patrones de activación cerebral compartidos entre personas optimistas –pero no de éstos con aquellos pesimistas– son el resultado de su historia de vida. El estudio citado hace referencia a que las personas optimistas comparten patrones de actividad neuronal y distinguen con mayor claridad entre eventos positivos y negativos.

En torno a ello, Gutiérrez Ospina comentó que el cerebro manifiesta distintas ondas eléctricas: alfa, beta, gamma, delta y teta en asociación con distintos estados mentales y emotivos. “En teoría, durante la vigilia, el cerebro en reposo está dominado por la actividad conocida como alfa”. La presencia de estas ondas, afirmó, indican que el organismo se mantiene atento en un estado de relativa calma: pone atención, selecciona la información que le parece significativa y se mantiene tranquilo”.

En cambio, “cuando enfrentamos circunstancias que requieren nuestra atención en situaciones de inquietud, las ondas alfa se sustituyen o complementan por otro tipo de actividad, aparecen las beta y/o gamma. Los cerebros que son considerados como altamente eficientes alternan actividad alfa-gamma en aquellas áreas cerebrales responsables de la toma de decisiones, del análisis e interpretación de los contextos y de las decisiones relativas a esas condiciones”.

Además, Gabriel Gutiérrez detalló que cuando se está muy atento y dispuesto a tomar decisiones que sean las más eficaces en términos de resultados y beneficios, es cuando presentamos una actividad cerebral de tipo alfa-gamma en áreas cerebrales frontales, las cuales modulan la toma de decisiones. Las ondas delta y teta están más ligadas con estados de tranquilidad y el sueño.

Según el comentario publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences sobre los resultados presentados, éstos podrían ofrecer pistas a los investigadores sobre el sustrato neurobiológico que sustenta al optimismo y al pesimismo.

Como ejemplo, el universitario señaló que una persona optimista pudiese pensar: “‘Estoy seguro de que mi futuro será favorable porque los elementos que observo y mis capacidades son óptimas para que así ocurra’. Este tipo de individuo, como sucede con los emprendedores, no se abate con facilidad, pues está dispuesto a aceptar los costos para obtener beneficios; está en constante búsqueda de soluciones”.

Con información de: UNAM

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